miércoles, 30 de mayo de 2018

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para Riosalado

                           27 de Mayo
San Agustín de Canterbury
Fundador de la Iglesia
en Inglaterra
Año 605

San Agustín: apóstol de Inglaterra: te rogamos por la Iglesia Católica
en esa nación y en todas las naciones del mundo.
Pídele a Dios que nos envíe muchos
evangelizadores que sean como tú. Amén.



San Agustín de Canterbury es considerado uno de los más grandes
evangelizadores, al lado de San Patricio de Irlanda y San Bonifacio en
Alemania. Tiene el gran mérito de haber dirigido la evangelización de
Inglaterra.
Era superior del convento benedictino de Roma, cuando el Sumo Pontífice San
Gregorio Magno se le ocurrió en el año 596 tratar de evangelizar a la isla
de Inglaterra que era pagana. Conociendo el espíritu generoso y emprendedor
de Agustín, que no se acobardaba ante ninguna dificultad, y además sus
grandes virtudes, el Papa lo envió con 39 monjes más a tratar de convertir a
esos paganos sajones.
Y sucedió que al llegar Agustín y sus 39 compañeros a la costa, donde se
tomaba la embarcación para llegar a Inglaterra, allí les contaron terribles
barbaridades acerca de los habitantes de esa isla, y los otros misioneros
sintieron mucho miedo y enviaron al santo a que fuera a Roma a contarle al
Pontífice lo peligroso que era esto que iban a emprender. Agustín fue a
hablar con el Papa, pero san Gregorio lo animó de tal manera, recordándole
que Dios les concedería la buena voluntad de aquellas gentes, que ya desde
entonces Agustín no se dejó desanimar por los temores.
En Inglaterra mandaba el rey Etelberto que tenía una esposa muy santa (que
después se llamó Santa Berta) y el primer regalo que Dios les concedió a los
nuevos misioneros fue darles la buena voluntad del rey. Este los recibió muy
cariñosamente y les pidió que le enseñaran la religión, y tanto le agradó
que pronto se hizo bautizar y les regaló su palacio real para que les
sirviera de convento a los misioneros y les dio un templo en Canterbury para
que allí enseñaran. Y en ese sitio está ahora la más famosa catedral de
Inglaterra: la Catedral de Canterbury.
El rey dejó en libertad a los súbditos para que escogieran la religión que
quisieran, pero les recomendó que se instruyeran en la religión de
Jesucristo y tanto les agradaron a aquellas gentes las enseñanzas de Agustín
y sus monjes, que en la Navidad del año 597 se hicieron bautizar 10,000
ingleses y entre los nuevos bautizados estaban los que ocupaban los cargos
más importantes de la nación.


Agustín envió a dos de sus mejores monjes a Roma a contarle al Sumo
Pontífice tan hermosas noticias, y el Papa en cambió le envió el
nombramiento de arzobispo, y otro buen grupo de misioneros, y cálices y
libros para las celebraciones y muchas imágenes religiosas que a esas gentes
recién convertidas les agradaban en extremo. San Gregorio se alegró
muchísimo ante noticias tan consoladoras, y le recomendó a San Agustín un
simpático plan de trabajo.
San Gregorio, sabiendo que la principal virtud del obispo Agustín era la
docilidad a sus superiores, le envió las siguientes recomendaciones:
1º. No destruir los templos de los paganos, sino convertirlos en templos
cristianos.
2º. No acabar con todas las fiestas de los paganos, sino convertirlas en
fiestas cristianas. Por ejemplo ellos celebraban las fiestas de sus ídolos
con grandes banquetes en los cuales participaban todos. Pues hacer esos
banquetes, pero en honor de los mártires y santos.
3º. Dividir el país en tres diócesis: Canterbury, Londres y York.
Nuestro santo cumplió exactamente estas recomendaciones, que le produjeron
muy buenos resultados. Y fue nombrado por el Papa, jefe de toda la Iglesia
Católica de Inglaterra (Arzobispo Primado). En las reuniones sobresalía
entre todos por su gran estatura y por su presencia muy venerable que
infundía respeto y admiración.
San Agustín escribía frecuentemente desde Inglaterra al Papa San Gregorio a
Roma pidiéndole consejos en muchos casos importantes, y el Sumo Pontífice le
escribía ciertas advertencias muy prácticas como estas: "Dios le ha
concedido el don de hacer milagros, y le ha dejado el inmenso honor de
convertir a muchísimos paganos al cristianismo, y de que las gentes lo
quieran y lo estimen mucho. Pero cuidado, mi amigo, que esto no le vaya a
producir orgullo. Alégrese de haber recibido estos regalos del buen Dios,
pero tenga temor de no aprovecharlos debidamente. Consuélese al ver que con
los milagros y la predicación logra que tantos paganos se vuelvan cristianos
católicos, pero no vaya a creerse mejor que los demás, porque entonces le
estaría robando a Dios el honor y la gloria que sólo El se merece. Hay
muchos que son muy santos y no hacen milagros ni hablan hermosamente. Así
que no hay que llenarse de orgullo por haber recibido estas cualidades, sino
alegrarse mucho al ver que Dios es más amado y más glorificado por las
gentes". Mucho le sirvieron a Agustín estos consejos para mantenerse
humilde.
Después de haber trabajado por varios años con todas las fuerzas de su alma
por convertir al cristianismo el mayor número posible de ingleses, y por
organizar de la mejor manera que pudo, la Iglesia Católica en Inglaterra,
San Agustín de Canterbury murió santamente el 26 de mayo del año 605. Y un
día como hoy fue su entierro y funeral. Desde entonces ha gozado de gran
fama de santidad en esa nación y en muchas partes más.

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