lunes, 21 de mayo de 2018

Feliz onomástico María, Madre de la Iglesia!.-Oremos juntos

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Feliz onomástico María, Madre de la Iglesia!


  Aunque no se hayan definido dogmáticamente, la Iglesia y la piedad del
pueblo cristiano descubren otros muchos motivos de honor de la Santísima
Virgen, por los que se hace acreedora de los títulos correspondientes:
Abogada, Maestra, Auxiliadora, etc.
La maternidad divina otorga siempre a Maria una misión singular con respecto
a los hombres.  De ella derivan sus principales títulos:
Entre otros muchos, como podemos ver en las distintas Letanías que en su
honor a diario se han rezado en todo el mundo, a través de los siglos y así
se seguirá haciendo en cumplimiento de la profecía dicha por la misma Madre
de Dios en su Magnificat, cuando dice"... y me llamarán en adelante,
bienaventurada todas las generaciones..." (Lc.1, 48)
Maria Madre De La Iglesia, es uno de esos títulos no dogmático, proclamado
por Pablo VI solemnemente el 21 de noviembre de 1964 en los siguientes
términos:


"... así, pues, para gloria de la Virgen y consuelo nuestro, Nos proclamamos
a María Santísima Madre de la Iglesia, es decir, Madre de todo el Pueblo de
Dios, tanto de los fieles como de los Pastores, que la llaman Madre amorosa;
y queremos que de ahora en adelante sea honrada e invocada por todo el
pueblo cristiano con este gratísimo título" «por ser Madre de Aquel que
desde el primer instante de la encarnación en su seno virginal se constituyo
en Cabeza de su Cuerpo Místico, que es la Iglesia María, pues, como Madre de
Cristo, es también Madre de los fieles y de los pastores, es decir, de la
Iglesia».
«La Bienaventurada Virgen, por el don de la Maternidad divina con la que
está unida al Hijo Redentor, y por sus singulares gracias y dones, está
unida también íntimamente a la Iglesia» (LG, 63). (A.A.S. 56 (1964) 1015).


En efecto, como lo subraya el Padre Guillaume de Menthière, párroco de la
diócesis de París (Francia) y profesor de Teología:
"La maternidad de la Iglesia debe inspirarse en la maternidad de María ya
que para saber lo que debe ser y lo que es, la Iglesia mira a María. La
Virgen María es el modelo, la Madre de la Iglesia y no es un azar que el
Papa haya decidido establecer su Memoria el lunes de Pentecostés.
Recordamos, según las Escrituras, que María estaba presente ese día en medio
de los apóstoles y daba a luz, si podemos decirlo, a la Iglesia, ya que
Pentecostés es el alumbramiento de la Iglesia, es la apertura de la Iglesia
al mundo.
Si la Iglesia es concebida desde hace mucho tiempo - dese Abel el justo,
como decían los Padres - si la Iglesia está en el plan de Dios desde la
eternidad, podemos decir que ha nacido el día de Pentecostés y María
preside, de cierta forma, ese alumbramiento de la Iglesia que sale del
cenáculo para anunciar al mundo entero las maravillas de Dios".
Con anterioridad, el Papa Pío XII ya se expresaba sobre este particular en
su Enc. Mystici Corporis, año 1943 (DZ.2291); y recientemente S.S. Juan
Pablo II vuelve sobre el tema, en su Enc. Redemptoris Mater (1987,.42,47).

De este modo la Santísima Virgen participa plenamente de la vida de la
Iglesia a lo largo de toda su Historia:
Precede a la Iglesia:
*       porque su concepción inmaculada es el primer acto redentor de
Cristo;
*       porque su fe y obediencia a Dios son requisitos previos para la
entrada de Cristo en el mundo;
Está activamente presente en la fundación de la Iglesia: en la encarnación,
vida, muerte y resurrección de Cristo, y en la venida del Espíritu Santo en
Pentecostés;
«Asunta al Cielo, no ha dejado esta misión salvadora, sino que con su
múltiple intercesión continúa obteniéndonos los dones de la salvación
eterna» (LG, 62).
«Creemos que la Santísima Virgen, Madre de Dios, nueva Eva, Madre de la
Iglesia, continúa en el Cielo su misión maternal para con los miembros de
Cristo, cooperando al nacimiento y al desarrollo de la vida divina en las
almas de los redimidos» (Pablo VI, Credo del Pueblo de Dios).

El título de Madre de la Iglesia expresa una verdadera maternidad eclesial y
es consecuencia del hecho mismo de la Encarnación. En efecto, si por la
Encarnación se crea una unión vital entre Cristo y los fieles, por el mismo
motivo se crea una unión vital entre María y la Iglesia. La razón de ello
radica en que la Iglesia es el Cuerpo Místico de Cristo; la Cabeza es
Cristo, y su cuerpo son los fieles, miembros de la Iglesia, y cuyo cuello es
Maria Ssma.

María, por ser Madre de Cristo-Cabeza, es también Madre de todo el Cuerpo,
en virtud de que ese Cuerpo forma una Persona Mística con el Cristo único,
el Hijo de María. En resumen, María por ser Madre de Cristo es, a la vez,
Madre de los miembros del Cuerpo Místico que es la Iglesia.
Como decía San León Magno: "Natalis Capitis, natalis corporis" (natalicio de
la Cabeza, natalicio del cuerpo). Así pues, el fundamento de este título se
desprende de la unión hipostática como gracia capital (Anastasio Granados,
El misterio de la Iglesia en el Concilio Vaticano II, Patmos, n.122, Madrid,
1965, pp.490 ss).

Si consideramos a la Iglesia como casa o familia de Dios, mejor
comprenderemos este nuevo título de María, dentro de los diversos nombres
que se utilizan para describir la naturaleza de la Iglesia, la expresión
Casa de Dios (Vat. II, Lumen gentium, n.6), resulta particularmente apta.
Así, la Iglesia es contemplada como "Casa de Dios"" (1 Tim. 3.15) donde
habita la "familia" de Dios, "habitación de Dios en el espíritu" (Ef.
2,19.22). Toda familia tiene una madre, y en la familia de los hijos de Dios
esa Madre es María, de ahí que con propiedad pueda llamarse "Madre de la
Iglesia".

En una familia la madre tiene tres cometidos:
*       es esposa de su esposo;
*       es madre de sus hijos y,
*       es la que cuida de todos los que de una manera u otra pertenecen a
la familia.

En la Virgen Madre se dan cumplidamente estos tres aspectos:
*       es Esposa del Espíritu Santo, Vivificador de la Iglesia;
*        es Madre de Cristo y, por ello, es Madre espiritual de todos los
cristianos y,
*        con cariño maternal cuida de todo y de todos sus hijos (Anastasio
Granados, o.c., p.492).

María es tipo y modelo de la Iglesia en el orden de la fe, de la caridad y
de la perfecta unión con Cristo (Juan Pablo II, Enc. Redemptoris Mater,
n.42). Es modelo porque vivió las virtudes con ejemplaridad suprema. Por
ello, la Iglesia imita a la Madre de su Señor que conservó la fe íntegra, la
sólida esperanza y la sincera caridad (Juan Pablo II, Enc. Redemptoris
Mater, n.44).

Dimensión mariana en la vida de los fieles
*       El cristiano, en virtud de su relación filial, procura imitar
aquella caridad materna con la que la Madre del Redentor cuida de los
hermanos de su Hijo: con el testimonio del ejemplo, con su ardiente acción
apostólica y con el culto especial que tributa a la Virgen.
*       En particular la mujer, al mirar a María, encuentra en Ella el
secreto para vivir dignamente su feminidad y para llevar a cabo su verdadera
promoción (Juan Pablo II, Enc. Redemptoris Mater, n.46).

"A la luz de María, la Iglesia lee en el rostro de la mujer los reflejos de
una belleza, que es reflejo de los más altos sentimientos, de que es capaz
el corazón humano: la oblación total del amor, la fuerza que sabe resistir a
los más grandes dolores, la fidelidad sin límites, la laboriosidad
infatigable y la capacidad de conjugar la intuición penetrante con la
palabra de apoyo y de estímulo" (Juan Pablo II, Enc. Redemptoris Mater,
n.46).

En efecto, como lo subraya el Padre Guillaume de Menthière, párroco de la
diócesis de París (Francia) y profesor de Teología:
"La maternidad de la Iglesia debe inspirarse en la maternidad de María ya
que para saber lo que debe ser y lo que es, la Iglesia mira a María. La
Virgen María es el modelo, la Madre de la Iglesia y no es un azar que el
Papa haya decidido establecer su Memoria el lunes de Pentecostés.
Recordamos, según las Escrituras, que María estaba presente ese día en medio
de los apóstoles y daba a luz, si podemos decirlo, a la Iglesia, ya que
Pentecostés es el alumbramiento de la Iglesia, es la apertura de la Iglesia
al mundo.
Si la Iglesia es concebida desde hace mucho tiempo - desde Abel el justo,
como decían los Padres - si la Iglesia está en el plan de Dios desde la
eternidad, podemos decir que ha nacido el día de Pentecostés y María
preside, de cierta forma, ese alumbramiento de la Iglesia que sale del
cenáculo para anunciar al mundo entero las maravillas de Dios".
Por eso en este día, gritamos con alegría: feliz onomástico Santa Virgen
María, ¡Madre de la Iglesia!

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Dios Te Salve, María,
Llena De Gracia, El Señor Es Contigo.
 Bendita Eres Entre Todas Las Mujeres
 Y Bendito Es El Fruto De Tu Vientre, Jesús.
Santa María, Madre De Dios,
 Ruega Por Nosotros Pecadores
Ahora Y En La Hora De Nuestra Muerte.
 Amén.

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