lunes, 15 de junio de 2009

CAMPAÑA DE CORONACIÓN DE LA VIRGEN MARÍA
EN LOS HOGARES COMO REINA DE LA FAMILIA Y
CONSAGRACIÓN A SU INMACULADO CORAZÓN

MARÍA, REINA DE LA FAMILIA

Coronación de la Virgen de Luján en un hogares un título que faltaba en las letanías y que Juan Pablo II se encargó de añadir. Las familias tenían necesidad de una Reina. Y una Reina fuerte, que fuera parte de una familia, abogada y defensora contra un enemigo abiertamente declarado contra las familias, el Demonio. Hoy tiene el maléfico pensamiento de destruir la familia. Y ya ha hecho bastante mal. Pero se le enfrenta su eterna rival, María Santísima. Todos somos miembros de una familia y todos queremos que las familias se sostengan en el amor y en la unidad. Invoquemos, pues, en familia, a la Reina de la Familia.

En esta oportunidad nos ponemos en contacto con usted para acercarle una propuesta de singular belleza y riqueza espiritual: coronar en los hogares a la Virgen María como Reina de nuestra familia y consagrar a la familia a su Inmaculado Corazón. (1)

En efecto, desde la administración de la Comunidad Cenaculum le proponemos y alentamos fervientemente a usted y su familia a adherir a esta loable y piadosa campaña.

La coronación de la Virgen en los hogares como Reina de la familia, y la consagración de la familia a su Inmaculado Corazón es reconocer y aceptar a María como nuestra Madre y Mediadora de toda gracia; es decirle que "somos tuyos, te ofrecemos hoy nuestra vida y nuestro corazón, tú guárdanos y defiéndenos como una posesión tuya." (2)

Si bien no hay una única ni rígida manera de llevar adelante el acto de coronación y consagración, una alternativa que aquí se propone, sólo con ánimo de sugerencia, podría ser en la intimidad de su hogar, junto a toda su familia, luego de un breve tiempo de preparación espiritual, procurando el máximo decoro posible; realizar el acto de coronación de la Virgen María en cualquiera de las advocaciones reconocidas por la Iglesia y que más devoción suscite en su familia (sea esta una imagen o una estatuilla, con el Niño Jesús en brazos o sin él) recitando algunas oraciones y cantos antes y después de la colocación de la corona sobre la Virgen; y seguidamente realizar el acto de consagración de la familia a su Inmaculado Corazón con alguna oración apropiada o, mejor aún, recitando en familia una oración escrita especialmente para esa ocasión por algún miembro de la familia. Respecto de la corona a utilizar se podrá usar cualquier corona que se pueda adquirir o, mejor aún, fabricar caseramente procurando evitar el mal gusto y los materiales no durables. Es importante que tanto la Virgen a coronar como la corona misma a utilizar sean bendecidas por un sacerdote; y, siempre y cuando fuera posible, se sugiere que un sacerdote acompañe a la familia en la coronación y consagración, profundizándose así el sentido eclesial de la iniciativa familiar.

La fecha elegida para la coronación y consagración, preferentemente un día de una fiesta mariana o de una advocación de la Virgen, es bueno que sea recordada especialmente cada año por la familia con un encuentro especial y el rezo del Rosario, renovando así la adhesión al Corazón Inmaculado de María.

Para una explicación más completa y ordenada acerca de los antecedentes, fundamentación y realización del acto de coronación de la Virgen María en los hogares como Reina de la familia y la consagración de las familias a su Inmaculado Corazón que aquí se propone le sugerimos que haga click aquí .

Quiera Dios que aquellas palabras del papa Pío XII que aún hoy resuenan interpelantes en nuestros oídos sean realidad, y así "María reine en vuestros hogares, no sólo porque tengáis allí su imagen, sino porque le recéis frecuentemente en común, porque recurráis a sus consejos y practiquéis sus virtudes."

En Jesús y María, unidos en la oración solidaria,