jueves, 22 de febrero de 2018

Semana del 25 de febrero al 3 de marzo de 2018


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Semana del 25 de febrero al 3 de marzo de 2018 – Ciclo B





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Domingo 25 de febrero de 2018
2º DE CUARESMA
Luis Versiglia, mártir (1930)

Gn 22,1-2.9a.10-13.15-18: El sacrificio de nuestro padre Abrahán
Salmo 115: Caminaré en presencia del Señor, en el país de la vida
Rom 8,31b-34: Dios no perdonó a su propio Hijo
Mc 9,2-10: Este es mi Hijo muy amado



Después del anuncio de la pasión y del llamado al seguimiento, Marcos introduce el relato de la transfiguración (Mc 9,2-8). Algo así como una “Pascua anticipada”, junto a una crucifixión igualmente “anticipada”. Después viene la discusión sobre la resurrección y el retorno de Elías (Mc 9,9-13) y la historia de la sanación del niño mudo (Mc 9,14-29). Según Xavier Pikaza, los tres relatos tejen un tríptico eclesial que vincula la experiencia de oración, la fe sanadora y el anuncio de la pasión y la resurrección. Así la experiencia pascual (transfiguración) está unida a la acción liberadora.
Veamos en primer lugar la fuerza simbólica del relato, y después “ataremos cabos” para resaltar el mensaje para nuestro HOY:
“Seis días” que evocan los “seis días” de la creación, o los “seis años” de trabajo antes del “año sabático”. Es pues, tiempo productivo, de siembra, de actividad, de preparación. En este ambiente sucede la transfiguración. Pudiéramos decir que la transfiguración pertenece a “otro tiempo”, que irrumpe en el “tiempo ordinario”, con el fin de producir un contraste, un desequilibrio, un llamado de atención, una corrección.
“Tres discípulos”: Pedro, Santiago y Juan, en representación de la comunidad discipular conducida por Jesús. La humanidad masculina en camino al encuentro transformador con la divinidad. Quizá por ello más necesitada de la corrección que va a desarrollarse en lo alto del monte.
“Vestidos resplandecientes” para resaltar la transformación, en donde el resplandor y la blancura expresan la profundidad y la integridad del cambio operado. Las primeras comunidades cristianas usaron vestidos blancos recién lavados para simbolizar la nueva vida que se proponían vivir. Los vestidos exteriores son expresión de los profundos cambios en el interior de las personas.
“Tres seres resplandecientes”: Jesús, Moisés y Elías, en representación de la “comunidad celestial” en comunión. También masculina. Quizá por ello, el encuentro de las dos comunidades sólo suman “seis”. La plenitud del “siete” tendrá lugar mediante la inclusión de la comunidad femenina.
“Tres tiendas”, simbolismo del éxodo y del Dios del éxodo, experiencia tribal originaria y fundacional de Israel. El tiempo de las tiendas es también tiempo de alianza tribal, de solidaridad, de igualdad. En la fiesta de las tiendas sukkot cada familia hacía una choza y habitaba en ella, recordando la salida de Egipto.
Tenemos un énfasis en el simbolismo trinitario: 3 seres celestiales (Jesús, Moisés, Elías), 3 discípulos (Pedro, Juan, Santiago), 3 chozas (éxodo); tres veces tres junto con la gloria de Dios. Tres significa comunidad, perfección, plenitud. Es la propuesta comunitaria de Dios para la humanidad a partir del mismo ser trinitario de Dios. Es el proyecto a construir una vez que se regrese a la llanura.
“Nube”, para los pueblos del desierto significa sombra, lluvia, vida, alegría, bendición. Por eso, siempre está relacionada con Dios. Es un signo visible de la presencia y la compañía gratificante de Dios. Así lo fue durante la travesía del pueblo por el desierto, Dios caminaba delante de él señalando el camino. La voz y la nube van junto al pueblo, cuando este decide construir el proyecto de Dios.
“Subir el monte alto”: evocando Horeb-Sión, lugar donde Moisés y Elías se vieron “cara-a-cara” con Dios. Epifanía que revela el proyecto de Dios y que da fuerza y sabiduría para llevarlo a cabo. Ascenso humanizador, en cuanto capacidad y decisión para realizar lo revelado por Dios.
“Descender del monte”: a la llanura, para el encuentro y la transformación humana y social. En el descenso, quienes experimentaron la resurrección, discuten sobre la “resurrección de los muertos”. El monte está relacionado con la resurrección y la llanura con la muerte. Evocación de los orígenes de Israel en las montañas tribales en contraste con las llanuras tributarias e idolátricas. Producir tal contraste es la tarea permanente de quienes “descienden del monte”. De ahí el imperativo a descender.
En el camino a Jerusalén era necesaria la transfiguración. Galilea había mostrado el “éxito” del reino de Dios. La comunidad discipular identificó allí la realización de los tiempos mesiánicos relacionados con los milagros de Jesús y con las multitudes necesitadas. La expectativa judía de un Mesías liberador de la opresión romana estaba siendo respondida. La comunidad discipular aún no salía de estos moldes mesiánicos. Cuando Jesús anuncia su pasión y crucifixión, hay alarma y desconcierto. No se entiende un mesianismo que pase por la cruz. Para “corregir” esta situación vivida por la comunidad post-pascual de Marcos, el relato introduce la transfiguración.

No sabemos cuál sea el contenido materialmente histórico de este relato teológico, ni es importante conocerlo; este relato, como todo el evangelio, no está escrito tanto “para que sepamos” un dato material de la vida de Jesús, sino “para que creamos”, para alimentar nuestra fe subrayando un aspecto de una verdad salvífica (no una verdad física). Para comunicarnos un mensaje espiritual (una verdad profunda), sin que importe la veracidad fáctica del hecho que sirve de símbolo-vehículo para la transmisión de ese mensaje (o sea, aunque como verdad superficial no fuera cierto tal hecho).
Lo que en el sentido profundo se trasmite en el texto es una vivencia fundamental para toda persona humana, que lo fue sin duda también para Jesús: la necesidad de transcender la superficie de las cosas para captar su sentido profundo. En un momento privilegiado de gracia, los discípulos pudieron acceder a una visión más honda de lo que significaba aquél Jesús humilde que les acompañaba “como uno de tantos”. Y eso les dio ánimos y les fortaleció para continuar la “subida a Jerusalén”.
La fe es la que opera esa “transfiguración”; por ella la vida real, tantas veces chata y sin relieve, rutinaria o hasta decepcionante, se “trasfigura”, mostrándonos sus riquezas de sentido, su trasfondo de dimensiones transcendentes, hasta hacernos experimentar incluso que “todo es gracia”, como dijo Bernanos. Ante esa visión transfigurada de la realidad, uno se extasía, sentimos el deseo de detener el tiempo para contemplar y saborear... Pero esos momentos privilegiados, transfigurados, son excepciones; a lo largo del camino hacia Jerusalén hay pocos montes Tabor...
La fe es la que debe suplir y hacer posible en el fondo del corazón la fuerza para subir al monte Tabor, incluso cuando podamos estar más cerca del otro monte, el Calvario… La fe nos puede dar “una visión contemplativa de la realidad”, una visión mayor, penetrante, transfiguradora, anticipadamente escatológica incluso. Este poema de Casaldáliga que les ofrecemos parece expresar algo semejante.

"Vi un cielo nuevo y una tierra nueva"

Entonces veré el sol con ojos nuevos
y la noche y su aldea reunida;
la garza blanca y sus ocultos huevos,
la piel del río y su secreta vida.

Veré el alma gemela de cada hombre
en la entera verdad de su querencia;
y cada cosa en su primero nombre
y cada nombre en su lograda esencia.

Confluyendo en la paz de Tu mirada,
veré, por fin, la cierta encrucijada
de todos los caminos de la Historia

y el reverso de fiesta de la muerte.
Y saciaré mis ojos en Tu gloria,
para ya siempre más ver, verme y verte.

El evangelio de hoy es dramatizado en el capítulo 68 de la serie «Un tal Jesús», de los hnos. López Vigil. El guión y su comentario pueden ser tomados de aquí: http://www.untaljesus.net/texesp.php?id=1300068 Puede ser escuchado aquí: http://www.untaljesus.net/audios/cap68b.mp3 

Para la revisión de vida

          ¿Hasta qué punto me fío yo de la Palabra de Dios, como Abraham?, ¿cómo reacciono cuando esa Palabra me trae complicaciones y comporta dificultades a mi vida?
          Abraham no se reservó para sí ni a su propio hijo, y eso que era el medio necesario para el cumplimiento de la promesa que Dios le había hecho de tener una numerosa descendencia... ¿También yo soy capaz de ofrecerle y entregarle todo? ¿O hay zonas o realidades de mi vida que yo no estaría dispuesto a entregar a Dios si me lo pidiera?
          ¿Necesito yo un alto en el camino -como el que proporcionó Jesús a sus tres discípulos en el monte Tabor- para verle transfigurado y transfigurar así también mi vida? ¿Me ayuda la fe a ver las dimensiones profundas de la realidad? ¿Me ayuda a transfigurarla?

Para la reunión de grupo

-              La fe de Abraham fue "una fe contra toda evidencia"... ¿una especie de "obediencia ciega"? Se trata fundamentalmente de un símbolo que no hay que extrapolar tomándolo a la letra. Teniendo eso en cuenta: ¿la fe, puede estar contra la evidencia de la razón? ¿Fe y razón pueden oponerse contradictoriamente? ¿Puede estar la fe en contra del «sentido común»?
-              El ser humano no sólo es un “animal racional”, al decir de Aristóteles, sino que es también un “animal de sentido”, lo que es una definición mucho más profunda. Necesita un «sentido» para vivir. Y lo necesita tanto o más que los bienes materiales necesarios para su vida. Sin sentido, su vida se hace sencillamente insufrible, insoportable. ¿Qué relación tiene la cultura y la religión con esta necesidad antropológica fundamental?
-              Estamos en un tiempo sin utopías, donde todo se compra y se vende y se calcula fríamente... ¿Qué mensaje nos trae el símbolo de la transfiguración a este tiempo de mirada tan corta?
-              Abraham no es «nuestro» padre en la fe, sino el padre de tres religiones monoteístas, las tres religiones abrahámicas: judaísmo, cristianismo e islamismo. ¿No parece que tenemos bastante infravalorada esta «consanguinidad» o especial relación que deberíamos tener, que debería unirnos a las tres religiones? Sin ir más lejos: ¿qué relación tenemos desde mi comunidad cristiana con comunidades de religión judía o islámica de nuestra propia ciudad o región?
-              (La citada obra "Un tal Jesús" incluye un episodio sobre la Transfiguración, elaborado con bastante libertad literaria, el capítulo 68, que se presta a ser escuchada (leída o representada) y dialogada en grupo. El comentario bíblico teológico que acompaña al episodio –en el libro– es excelente; puede tomarse de http://www.untaljesus.net).
-              El pasaje de la transfiguración puede causar un malentendido lamentable, si nos lleva a imaginar que Jesús, "por dentro", o sea, en su conciencia psicológica de persona humana, sabía y veía y sentía todo “como Dios”, sólo que lo estaría "disimulando" o reprimiendo continuamente, aparentando "ser normal"... Tema difícil, pero importante, éste de la "conciencia psicológica" de Jesús. Tal vez puede ser oportuno tener una charla, un intercambio con una persona entendida en cristología... o estudiar este aspecto en el conocido libro de José Antonio Pagola (disponible en la red para quienes no puedan acceder a él).
-              La frase “Dios no perdonó a su propio Hijo”, de la segunda lectura de hoy (Rm 8,31b-34), es equívoca, y si no se tiene en consideración la forma alegórica y literaria de expresarse de san Pablo, puede hacer un gran daño a la catequesis. Por expresar “hiperbólicamente” el infinito amor de Dios a la humanidad, cae en la representación de una imagen de Dios vinculada a la violencia. La comprensión clásica de la «redención», la «re-compra» de los esclavos humanos para liberarlos, «pagando» con la sangre de su Hijo... es una imagen falsa de Dios –por muy común que ha sido y lo sigue siendo todavía–, y merece que estemos atentos a desmontarla siempre que se presente. Aun así, costará mucho tiempo, pues está tan arraigada, que muchos la consideran, todavía hoy, "esencial", "de fe", como formando parte del paquete central de la fe; y no lo es; es sólo una imagen, un símbolo, inadecuado ya para estos tiempos actuales. Recomendamos al respecto el artículo Imágenes de Dios e imitación de Dios: problemas en torno a la idea de expiación/satisfacción, en «Selecciones de Teología» 47/188 (diciembre 2008) 310-324. Se puede recoger aquí: http://www.seleccionesdeteologia.net/selecciones/llib/vol47/188/188_daly.pdf O también este artículo de John Shelby SPONG: «Jesús como Rescatador y Redentor: una imagen que debe desaparecer», en la RELaT (http://servicioskoinonia.org/relat/380.htm).

Para la oración de los fieles

-              Por la Iglesia, para que en medio de las oscuridades y angustias de nuestro mundo sea siempre signo de la esperanza capaz de transfigurar la existencia humana. Oremos.
-              Por todas las personas, para que encontremos el sentido de la vida en el trabajo por conseguir un mundo nuevo y mejor, transfigurado. Oremos.
-              Por todos los que padecen injusticia, opresión, soledad, rechazo; para que encuentren hermanos que transfiguren su mirada con la ayuda solidaria. Oremos
-              Por todos los indecisos, para que descubran lo urgente que es amar. Oremos.
-              Por todos los pueblos a los que no llegó la luz del Evangelio: para que sean fieles a la luz que el Dios único ha puesto a su disposición en la religión del pueblo en el que han venido al mundo. Oremos.
-              Por esta comunidad nuestra, para que permanezcamos fieles a Jesús, a quien el Padre resucitó de entre los muertos, y nos mantengamos firmes en la esperanza de encontrarnos un día cara a cara con el Cristo glorioso. Oremos.

Oración comunitaria

          Dios, Padre nuestro, que nos invitas a "escuchar a tu Hijo muy amado", Jesucristo; abre nuestros corazones para que sepamos acoger su Palabra con cariño y confianza, la pongamos por obra, y así lleguemos a participar un día de la plenitud de su felicidad gloriosa. Te lo pedimos por el mismo Jesucristo, nuestro hermano e hijo tuyo muy amado...

          o bien:

          Dios, Padre y Madre de todos tus hijos e hijas, «que quieres que todos se salven y lleguen al conocimiento de la Verdad», y que invitas a «escuchar a tu Hijo muy amado», Jesús, nuestro hermano adelantado; haz que cada pueblo comparta con los demás tu Palabra, la que has dado a cada uno de ellos en su propia religión, para que reflejando cada uno un destello de tu luz pluriforme, mutuamente nos iluminemos, y reconozcamos comunitariamente la Verdad plena de tu rostro siempre inabarcable. Nosotros te lo pedimos por Jesús de Nazaret, nuestro hermano, hijo tuyo muy amado.


Lunes 26 de febrero de 2018
Porfirio (240)

Dn 9,4b-10: Hemos cometido iniquidad
Salmo 78: Señor, no nos trates como merecen nuestros pecados
Lc 6,36-38: Perdonen y serán perdonados



Son varios los textos donde se habla del perdón. Esto significa la importancia que le dio Jesús. El perdón se convierte en clave de identidad cristiana. El ejemplo lo puso Jesús cuando en la cruz perdonó a sus victimarios. Como en el padrenuestro, el perdón y el dar, deben ser actos recíprocos. Ambos son expresiones de humildad y generosidad que serán retribuidas por el mismo Dios. Jesús añade otra actitud, la compasión. Esta se entiende como una actitud y una tarea. No se trata de alimentar el sentimiento de la compasión, que solemos traducir en “pobrecito”, sino en una actitud y una práctica compasiva, que se define como la opción de compartir el sufrimiento con el otro, incluyendo el compromiso de ayudar y transformar la realidad que crea las condiciones de sufrimiento. La compasión abre en el cristianismo las puertas de la solidaridad y el compromiso con el “siervo sufriente”. La cruz será el signo por excelencia de la compasión de Jesús con la humanidad. Juzgar o condenar no es nuestra competencia, hacerlo sería usurpar el papel de Dios.


Martes 27 de febrero de 2018
Gabriel de la Dolorosa (1862)


Is 1,10.16-20: Aprendan a obrar bien, busquen el derecho
Salmo 49: Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios
Mt 23,1-12: No hacen lo que dicen



Jesús denuncia las contradicciones, que ayer como hoy, suelen darse al interior de las religiones, en dirigentes y fieles. Las autoridades religiosas siempre han pensado que la multiplicación de normas y leyes, les hace más fácil mantener la sumisión de sus feligreses. En tiempo de Jesús, los judíos debían cumplir unos 613 preceptos. Por esto, Jesús dirá que la ley debe estar al servicio del ser humano y no al contrario, de otra manera, la experiencia de Dios es reducida a prácticas rituales totalmente alejadas de la realidad. Es más fácil una hora de rodillas que dar comida al hambriento o de vestir al desnudo o de dar de beber al sediento. Los letrados y fariseos se pasaban horas inventando e imponiendo nuevas normas o mandamientos, quedando solo minutos para atender lo importante, al ser humano, donde realmente reconocemos y alabamos al Dios de Jesús. La invitación es simple, coherencia de vida. Trabajemos esta Cuaresma por mantener un equilibrio entre lo que creemos y lo que hacemos, entre lo que rezamos y practicamos, entre lo que decimos y vivimos. 


Miércoles 28 de febrero de 2018
Leandro (600)


Jr 18,18-20: Lo heriremos con su propia lengua
Salmo 30: Sálvame, Señor, por tu misericordia
Mt 20,17-28: Lo condenarán a muerte



Jesús emprende el camino hacia Jerusalén, centro político y religioso de Israel, donde las autoridades sienten que el anuncio de Jesús amenaza su poder y sus intereses. Los poderosos siempre han creído que les basta con eliminar el cuerpo ignorando que el espíritu del proyecto permanece. La incoherencia de los letrados y fariseos es contestada con la coherencia de Jesús, quien comunica a sus discípulos que será detenido, torturado y ejecutado. La resurrección, al tercer día, será el signo que hará nuevas todas las cosas, establecerá una nueva alianza, inaugurará un nuevo pueblo de Dios y dará comienzo a un Nuevo Testamento. Los discípulos siguen sin entender el significado del reino, pues todavía creen que se trata de derrocar a los romanos e instaurar un reino terrenal, con cargos de prestigio y de poder. Jesús solo atina a decir que no entienden lo que piden, pues su reino no está contaminado de poder sino marcado por la cruz, signo de entrega y amor por la humanidad. Reflexionemos este refrán que resume el mensaje de Jesús, “sino vivimos para servir, no servimos para vivir”.


Jueves 1 de marzo de 2017
40 Mártires de Sebaste (320)


Jr 17,5-10: Bendito quien confía en el Señor
Salmo 1: Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor
Lc 16,19-31: Recibiste bienes y Lázaro males



Estamos ante una parábola, no un relato histórico. El problema es que muchas pinturas, donde el artista se imaginaba como era el cielo y el infierno, con el tiempo, quedaron en la memoria de la gente como retratos reales. Nadie conoce el cielo ni el infierno. En la parábola, Jesús echa mano de personajes y lugares imaginarios con el objetivo de enseñar una verdad. Si interpretáramos este relato como historia y no como parábola, tendríamos que decir que estamos ante un castigo extremo, que contradice lo que hemos venido reflexionando en días anteriores sobre un Dios misericordioso, que perdona, que no excluye al pecador arrepentido.. ¿Cuál es el mensaje de la parábola? Los responsables de la injusticia en el mundo se alejan cada vez más de Dios. Es el poder, la riqueza y la corrupción, lo que aleja de Dios. Quienes son víctimas de la injusticia están privilegiadamente en el corazón de Dios. Los que la crean, están lejos de Dios, pero con una puerta siempre abierta para volver a El. Revisemos qué actitudes nos alejan o nos acercan a Dios.


Viernes 2 de marzo de 2018
Simplicio (483)


Gén 37,3-4.12-13a.17b-28: Ahí viene, vamos a matarlo
Salmo 104: Recordarán ustedes las maravillas que hizo el Señor
Mt 21,33-43.45-46: Éste es el heredero: ¡vengan, matémoslo!



El propietario representa a Dios. La viña a Israel. Los viñadores a los dirigentes de Israel. Los sirvientes enviados representan a los profetas. El hijo y heredero es Jesús. El hecho que el hacendado plante la viña, cave un lagar, construya una torre, simboliza el amor de Dios por la viña, por un pueblo que tiene en su corazón y quiere lo mejor para él. Al momento de pedir cuentas, envía a sus mejores hombres y mujeres, profetas y sabios, para que revisen y recojan los frutos. La respuesta de los viñadores, embriagados en la ambición y el poder, consiste en eliminar a todo lo que amenace sus privilegios. Creen que, eliminando al hijo y heredero, podrán quedarse con la viña y su poder será ilimitado. Dios pensaba que escucharían a su hijo, porque siempre confía en la bondad del ser humano. Dios cree en nosotros. Los dirigentes no podían entender que la piedra que pretendían desechar o eliminar, es sobre la que Dios estaba construyendo una nueva alianza, el reino de Dios. ¿Cómo están los frutos de tu viña?


Sábado 3 de marzo de 2018
Emeterio y Celedonio, mártires (s. III)


Miq 7,14-15.18-20: Arrojará al mar nuestros delitos
Salmo 102: El Señor es compasivo y misericordioso
Lc 15,1-3.11-32: Tu hermano ha revivido



Los personajes mencionados al comienzo son claves para entender la parábola.  ¿Qué hacen los recaudadores de impuestos y los pecadores? Se acercan y escuchan a Jesús. ¿Qué hacen los fariseos y los doctores de la ley? Murmuran de Jesús. ¿A quién representa el hijo pródigo? A los publicanos y pecadores. ¿Por qué? Por lo que hacen. Se acercan a Jesús, escuchan su palabra, reconocen su pecado y vuelven a la casa del Padre. Arrepentimiento, conversión y reconciliación. La respuesta del Padre es misericordia, acogida y alegría. El hijo mayor representa a los doctores de la ley y a los fariseos, porque no cesa de recordar al Padre que es el más bueno, justo y cumple todos los mandamientos. Sin embargo, su corazón está lejos del Padre por la envidia y el egoísmo. Cuando un pecador se arrepiente hay fiesta en el cielo y en la tierra. El Padre organiza una fiesta para todos, hijo menor y mayor, pecadores y publicanos. Unos se quedan, otros no. El Padre está alegre por los que volvieron, pero sigue esperando a quienes se alejaron.



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