jueves, 11 de enero de 2018

En la audiencia general, el Papa explicó el canto del Gloria y la Oración Colecta Contenido publicado en es.gaudiumpress.org, en el enlace http://es.gaudiumpress.org/content/92334#ixzz53wW34Rj5 Se autoriza su publicación desde que cite la fuente.

Ciudad del Vaticano (Miércoles, 10-01-2018, Gaudium Press) En la catequesis de la audiencia general de hoy, en la que el Papa Francisco siguió abordando diversos aspectos de la eucaristía, se trató del canto del Gloria y de la llamada Oración Colecta. Mención especial también hizo el Papa de los espacios de silencio que hay en la misa, y definió la eucaristía como una verdadera escuela de oración. La catequesis tuvo lugar en la Sala Pablo VI.
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Tras recordar que el Acto Penitencial nos ayuda a despojarnos de cualquier presunción, el Papa recordó que el Gloria es una antiguo himno que inicia con la exultación angélica el día del nacimiento del Salvador: "El canto del gloria comienza con las palabras de los ángeles en el nacimiento de Jesús en Belén y continúa con aclamaciones de alabanza y agradecimiento a Dios, que es Padre, Hijo y Espíritu Santo". Es el Gloria un canto que también incluye al ser humano cuando reza "paz a los hombres de buena voluntad".
Tras el Gloria viene la Oración Colecta. "Con la expresión ‘oremos' -dijo el Papa- el sacerdote invita al pueblo a recogerse en un momento en silencio, para que cada uno tome conciencia de estar en la presencia de Dios y formular en su espíritu sus deseos".
Es el silencio en la eucaristía un disponerse a escuchar la voz del Espíritu Santo y a alabar a Dios. Durante la eucaristía, hay varios momentos de silencio.
"En la liturgia, la naturaleza del sagrado silencio depende del momento en el cual se realiza: ‘Durante el acto penitencial y después en la invitación a la oración, ayuda al recogimiento; después de la lectura u homilía, es una invitación a meditar brevemente lo que se ha escuchado; después de la Comunión, favorece la oración interior de alabanza y suplica'. Por lo tanto antes de la oración inicial, el silencio ayuda a recogernos en nosotros mismos y a pensar porque estamos ahí. Es esta la importancia de escuchar nuestro espíritu para abrirlo luego al Señor", expresó Francisco.
La oración colecta trae primero una invocación a Dios, en la que recordamos lo mucho que ha hecho por nosotros, y después se implora su intervención. "El sacerdote recita esta oración con los brazos abiertos imitando a Cristo sobre el madero de la cruz. En Cristo crucificado reconocemos al sacerdote que ofrece a Dios el culto agradable, es decir, el de la obediencia filial".
El Papa concluyó su catequesis afirmando la riqueza de las oraciones en el Rito Romano, y convocando a que se mediten esos textos incluso fuera de la misa.


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