martes, 14 de octubre de 2014

014-32.- El Sto.Padre dijo: Las diferencias no pueden detenernos en el caminar juntos hacia la unidad deseada por Jesús .-Oremos

iosalado

Archivos adjuntos8 de oct. (hace 6 días)
para Riosalado



El Santo Padre habla de las distintas confesiones y tradiciones de la Iglesia y cómo estas diferencias no pueden detenernos en el caminar juntos hacia la unidad deseada por Jesús
CIUDAD DEL VATICANO, 08 de octubre de 2014

"Queridos hermanos y hermanas: en las últimas catequesis, hemos intentado alumbrar la naturaleza y la belleza de la Iglesia, y nos hemos preguntado que implica para cada uno de nosotros formar parte de este pueblo. Pueblo de Dios que es la Iglesia. No debemos olvidar que hay muchos hermanos que comparten con nosotros la fe en Cristo, pero que pertenecen a otras confesiones o a otras tradiciones diferentes de la nuestraMuchos se han resignado con esta división, también dentro de nuestra Iglesia católica se han resignado, que a lo largo de la historia ha sido a menudo causa de conflictos y de sufrimientos, también de guerras, esto es una vergüenza.

También hoy las relaciones no están siempre marcadas por el respeto y la cordialidad... Pero, me pregunto ¿cómo nosotros nos ponemos frente a todo esto? ¿Estamos también nosotros resignados, o somos incluso indiferentes a esta división? ¿O creemos firmemente que se pueda y se deba caminar hacia la reconciliación y la plena comunión? La plena comunión, es decir, poder participar todos juntos del cuerpo y la sangre de Cristo.

Las divisiones entre los cristianos, mientras hieren a la Iglesia, hieren a Cristo. Y nosotros divididos hacemos una herida a Cristo. De hecho, la Iglesia es el cuerpo del que Cristo es la cabeza. Sabemos bien cuanto estaba en el corazón de Jesús que sus discípulos permanecieran unidos en su amor. Basta pensar en sus palabras que aparecen en el capítulo diecisiete del Evangelio de Juan, la oración dirigida al Padre en la inminencia de su Pasión: "Padre santo, cuídalos en tu nombre, los que me has dado, para que sean una sola cosa, como nosotros".

Esta unidad estaba ya amenazada mientras Jesús estaba aún entre los suyos: en el Evangelio, de hecho, se recuerda que los apóstoles discutían entre ellos quién era el más grande, el más importante. El Señor, sin embargo, ha insistido mucho en la unidad en el nombre del Padre, haciéndonos entender que nuestro anuncio y nuestro testimonio serán más creíbles cuanto más seamos capaces de vivir en común y querernos.

Es lo que sus apóstoles, con la gracia del Espíritu Santo, después comprendieron profundamente y se tomaron en serio, tanto que san Pablo llegará a implorar a la comunidad de Corintio con estas palabras:"Hermanos, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, yo los exhorto a que se pongan de acuerdo: que no haya divisiones entre ustedes y vivan en perfecta armonía, teniendo la misma manera de pensar y de sentir".

Durante su camino en la historia, la Iglesia es tentada por el maligno, que trata de separarla, y lamentablemente ha estado marcado por separaciones graves y dolorosas. Son divisiones que a veces han durado mucho tiempo, hasta hoy, por lo que resulta difícil reconstruir todas las motivaciones y sobre todo encontrar las posibles soluciones.

Las razones que han llevado a las fracturas y a las separaciones pueden ser las más diversas: desde las divergencias sobre principios dogmáticos y morales y sobre concepciones teológicas y pastorales diferentes, hasta motivos políticos y de conveniencia, hasta los debates por antipatías y ambiciones personales... Lo cierto es que de una forma u otra, detrás de estas laceraciones está siempre la soberbia y el egoísmo, que son causa de todo desacuerdo y que nos hacen intolerantes, incapaces de escuchar y aceptar a quien tiene una visión o una posición diferente de la nuestra.

Ahora, frente a todo esto, ¿hay algo que cada uno de nosotros, como miembros de la santa madre Iglesia, podemos y debemos hacer? Ciertamente no debe faltar la oración, en continuidad y en comunión con la de Jesús. La oración por la unidad de los cristianos. Y junto con la oración, el Señor nos pide una apertura renovada: nos pide no cerrarnos al diálogo y al encuentro, sino acoger todo lo válido y positivo que se nos ofrece también quien piensa distinto a nosotros o se pone en posiciones diferentes. Nos pide no fijar la mirada sobre lo que nos divide, sino más bien en lo que nos une, tratando conocer mejor y amar a Jesús y compartir la riqueza de su amor. Y esto comporta concretamente la adhesión a la verdad, junto con la capacidad de perdonarse, de sentirse parte de la misma familia cristina, considerarse el uno don para el otro y hacer juntos muchas cosas buenas, muchas obras de caridad.

Es un dolor pero hay divisiones, hay cristianos divididos, estamos divididos entre nosotros. Y todos tenemos algo en común.
v    Todos creemos en Jesucristo el Señor,
v    todos creemos en el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
v    Y tercero, todos caminamos juntos, estamos en camino.
Ayudémonos el uno al otro.

'Pero tú piensas así, y él piensas así'. Pero en todas las comunidades hay buenos teólogos: que ellos discutan, que ellos busquen la verdad teológica, porque es un deber. Pero nosotros caminemos juntos, rezando el uno por el otro y haciendo obras de caridad. Y así hacemos la comunión en camino. Esto se llama ecumenismo espiritual, caminar el camino de la vida todos juntos en nuestra fe en Jesucristo el Señor.

Se dice que no se debe hablar de cosas personales pero no resisto la tentación. Estamos hablando de comunión, comunión entre nosotros. Y hoy estoy muy agradecido al Señor porque hace 70 años que he hecho la Primera Comunión. Hacer la primera comunión, todos nosotros, debemos saber que significa entrar en comunión con los otros, en comunión con los hermanos de nuestra Iglesia, pero también en comunión con todos los que pertenecen a comunidades diversas pero que creen en Jesús. Damos gracias a Dios todos por nuestro bautismo, damos gracias a Dios todos por nuestra comunión, para que esta comunión termine por ser de todos juntos.

Queridos amigos, ¡vamos adelante ahora hacia la plena unidad! ¡La historia nos ha separado, pero estamos en camino hacia la reconciliación y la comunión! Y esto es verdad, esto debemos defenderlo. Todos estamos en camino hacia la comunión. Y cuando la meta nos puede parecer demasiado distante, casi inalcanzable y nos sentimos atrapados por la desesperación, nos aliente la idea de que Dios no puede cerrar los oídos a la voz del propio Hijo Jesús y no conceder su y nuestra oración, para que todos los cristianos sean realmente una sola cosa. Gracias".
Fuente: Zenit
----------------------------------------------------------------------------------
Oración a la Virgen por el Papa

Inmaculado Corazón de María, que amas con amor solícito a todos tus hijos, cuida con particular amor de Madre al Vicario de Cristo en la tierra, a nuestro Santo Padre el Papa Francisco, para que, en sus desvelos por la Iglesia y el hombre, sienta siempre el apoyo y la oración de los hijos de la Iglesia. Regálale con la alegría cotidiana que brota del amor, protégelo contra las insidias de quienes no aman a Dios, contra las incomprensiones de quienes no le aman lo suficiente. Ofrécele tu ternura de Madre para que no se sienta solo en la tarea de regir la Iglesia. Muéstrate como Madre amorosísima para él que es el "Dulce Cristo en la tierra" y ofrécele siempre tu consuelo. Así sea.

No hay comentarios: