martes, 17 de octubre de 2017

Santa Faustina: "¿Jesús quién te ha herido tanto?" .- Oremos juntos.-

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5 de octubre


Santa Faustina
Apóstol de la Divina Misericordia

Nacida el 25 de agosto de 1905
Muere el 5 de octubre de 1938
Canonizada el 30 de abril del 2000, año jubilar.

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Cuando se anunció la pronta canonización de la Beata Faustina nos llenamos
de alegría ya que ella es una de las patronas de nuestra comunidad. Esta
religiosa polaca recibió mensajes de Jesús sobre su Divina Misericordia.
Providencialmente esta devoción tan necesaria para nuestros tiempos se ha
propagado por el mundo entero. Es un milagro de Dios y un compatriota de
Santa Faustina ha sido el gran instrumento: Juan Pablo II.

La misericordia de Dios se revela en toda la historia. Adán y Eva, a pesar
de su pecado, reciben la promesa de la redención. En Sodoma, en el tiempo de
Noe, ante la esclavitud en Egipto, una y otra vez, Dios busca rescatarnos
aunque son pocos los que le responden. Pero la misericordia divina se
manifiesta en su plenitud en Jesucristo cuyo corazón traspasado es fuente
infinita de misericordia. En el siglo XX Jesús visita a Santa Faustina y le
muestra Su corazón traspasado del que emanan rayos de luz blanca (el agua
del bautismo) y roja (Su Sangre) y le encomienda la misión de dar a conocer
Su misericordia a todos los hombres. Ante la pérdida de la fe del siglo XX,
el mensaje de la misericordia se hace urgente pues es la única esperanza de
la humanidad.

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Primeros años de Santa Faustina
Santa Faustina nació en la aldea de Glogoviec, en Swinice Varckie, Polonia,
el 25 de agosto de 1905. Fue bautizada dos días después con el nombre de
Elena Kowalska, en la Iglesia de San Casimiro. Sus padres tuvieron 8 hijos
(Elena es la tercera), a quienes criaron con mucha disciplina, siendo gran
ejemplo de vida espiritual. A muy temprana edad, Elena fue llamada a hablar
con el cielo. Una indicación de este hecho fue un sueño que ella tuvo a la
edad de 5 años. Su madre recuerda que en esa época Elena dijo a su familia.
Hogar de Santa Faustina"Yo estuve caminando de la mano de la Madre de Dios
en un jardín precioso". Muchas veces, aún antes de los siete años, la niña
se despertaba durante la noche y se sentaba en la cama. Su mamá veía que
estaba rezando, y le decía que regresara a dormir o terminaría perdiendo la
cabeza. "Oh, no madre", Elena le contestaba, "mi ángel guardián me debe
haber despertado para rezar." Nos dice Santa Faustina en su diario (#7):
"Desde los siete años sentía la suprema llamada de Dios, la gracia de la
vocación a la vida consagrada. A los siete años por primera vez oí la voz de
Dios en mi alma, es decir, la invitación a una vida más perfecta. Sin
embargo, no siempre obedecí la voz de la gracia. No encontré a nadie quien
me aclarase esas cosas." Este evento ocurrió en Vísperas, durante la
exposición del Santísimo Sacramento.

Elena tenía aproximadamente 9 años cuando se preparó para recibir los
sacramentos de la Confesión y la Comunión en la Iglesia de San Casimiro. Su
madre recuerda que antes de dejar la casa en el día de su Primera Comunión,
Elena besó las mano de sus padres para demostrar su pena por haberles
ofendido. Desde aquél entonces, se confesaba todas las semanas; cada vez
rogaba a sus padres perdón, besándoles las manos, siguiendo una costumbre
Polaca. Esto lo hacía a pesar de que sus hermanos y hermanas no le imitaban.

Elena ayudaba en la casa con los quehaceres de la cocina, ordeñando las
vacas, y cuidando de sus hermanos. Empezó a asistir al Colegio cuando tenía
12 años de edad, debido a que las escuelas en Polonia estaban cerradas
durante la ocupación Rusa. Solo pudo completar tres trimestres, cuando en la
primavera de 1919, se notificó a todos los estudiantes mayores, que salieran
del colegio para dar cabida a los niños menores.

A los 15 años comenzó a trabajar como empleada doméstica y de nuevo sintió
muy fuertemente el llamado a la vocación religiosa, pero al presentarle su
sentido a sus padres se lo negaron. Varias veces pidió permiso a sus padres
para entrar al convento; la misma Santa relata una de estas ocasiones en el
diario: "El decimoctavo año de mi vida, insistente pedido a mis padres el
permiso para entrar en un convento; una categórica negativa de los padres.
Después de esa negativa me entregué a las vanidades de la vida sin hacer
caso alguno a la voz de la gracia, aunque mi alma en nada encontraba
satisfacción. Las continuas llamadas de la gracia eran para mí un gran
tormento, sin embargo intenté apagarlas con distracciones. Evitaba a Dios
dentro de mí y con toda mi alma me inclinaba hacia las criaturas, Pero la
gracia divina venció en mi alma" (# 8).

Familia de Santa Faustina Durante ese mismo año tuvo una experiencia que
marcó su vida. Fue invitada a una fiesta junto con su hermana Josefina, en
el parque de Venecia, en la ciudad de Lodz: "Una vez, junto con una de mis
hermanas fuimos a un baile. Cuando todos se divertían mucho, mi alma sufría
tormentos interiores. En el momento en que empecé a bailar, de repente vi a
Jesús junto a mí. A Jesús martirizado, despojado de sus vestiduras, cubierto
de heridas, diciéndome esas palabras: '¿Hasta cuándo Me harás sufrir, hasta
cuándo Me engañarás?' En aquel momento dejaron de sonar los alegres tonos de
la música, desapareció de mis ojos la compañía en que me encontraba, nos
quedamos Jesús y yo. Me senté junto a mi querida hermana, disimulando lo que
ocurrió en mi alma con un dolor de cabeza. Un momento después abandoné
discretamente a la compañía y a mi hermana y fui a la catedral de San
Estanislao Kostka. Estaba anocheciendo, había poca gente en la catedral. Sin
hacer caso a lo que pasaba alrededor, me postré en cruz delante del
Santísimo Sacramento, y pedí al Señor que se dignara hacerme conocer qué
había de hacer en adelante.

Entonces oí esas palabras: 'Ve inmediatamente a Varsovia, allí entrarás en
un convento.' Me levanté de la oración, fui a casa y solucioné las cosas
necesarias. Como pude, le confesé a mi hermana lo que había ocurrido en mi
afina, le dije que me despidiera de mis padres, y con un solo vestido, sin
nada más, llegué a Varsovia." Pidió a la Santísima Virgen que la guiara y le
dejara saber dónde dirigirse. Así llegó a la Iglesia de Santiago Apóstol en
las afueras de Varsovia y, al finalizar las misas, habló con un sacerdote
que la envió donde la Sra. Lipzye, una señora muy católica, y se hospedó con
ella. Durante su estadía con la familia Lipzye visitó varios conventos pero
todas las puertas le fueron cerradas. Pidiéndole al Señor que no la dejara
sola, buscaba una respuesta a su oración, pero el Señor quería enseñarle que
El siempre responde a nuestras oraciones solo en su tiempo, no en el
nuestro.

Santa Faustina se dirigió a las puertas de la Casa Madre de la Congregación
de las Hermanas de Nuestra Señora de la Misericordia en la calle Zytnia, en
Varsovia, donde la Madre general la interrogó. Madre Micaela le dijo que
fuera a preguntarle al Señor de la casa si Él la aceptaba. Santa Faustina se
dirigió a la Capilla y le preguntó al Señor si la aceptaba y escuchó en su
corazón: "Yo te acepto; tu estas en mi Corazón". Ella se dirigió donde la
Madre General y le dijo lo que había oído, la Madre repuso, "si el Señor te
acepta yo también te acepto, esta es tu casa" (#'s 9 y 10).

La pobreza de Santa Faustina fue su peor obstáculo pues necesitaba recoger
dinero para el ajuar. La superiora le sugirió que siguiera trabajando hasta
completarlo. Trabajó un año como doméstica para reunir todo el dinero.
Durante ese tiempo tuvo muchos retos y obstáculos, pero se mantuvo firme en
su decisión, y durante la Octava de Corpus Christi, el 25 de julio de 1925,
hizo un voto de castidad perpetua al Señor. Relata la Santa, "Con las
palabras sencillas que brotaban del corazón, hice a Dios el voto de castidad
perpetua. A partir de aquel momento sentí una mayor intimidad con Dios, mi
Esposo. En aquél momento hice una celdita en mi corazón donde siempre me
encontraba con Jesús" (#16).

Postulantado
El 2 de agosto de 1925, fiesta de Nuestra Señora de los Ángeles, entró en la
Congregación como Postulante. Pocas semanas después de haber entrado tuvo la
tentación de irse del convento. Fue en busca de la Madre Superiora y al no
encontrarla se fue a su celda. Estando en su cuarto tuvo una visión de
Jesús, con su rostro destrozado y cubierto de llagas. Ella le preguntó
"¿Jesús quién te ha herido tanto?" Jesús le contestó: "Esto es el dolor que
me causarías si te vas de este convento. Es aquí donde te he llamado y no a
otro; y tengo preparadas para ti muchas gracias." Ella comprendió que Dios
realmente la quería ahí y a la mañana siguiente confesó a su director
espiritual lo que le había ocurrido. Él le confirmó que realmente Dios la
quería ahí.

Como Postulante se familiarizó en sus ejercicios espirituales. Fue encargada
de la cocina, de limpiar el cuarto de la Madre Barkiewez y de cuidarla
durante su enfermedad.

A causa de sus conflictos interiores, su gran fervor espiritual, y el cambio
de vida, la salud de Santa Faustina empezó a decaer. Las superioras,
alarmadas por el agotamiento que manifestaba, la enviaron a Skolimow, a la
casa de descanso, en compañía de dos hermanas.

Entrada al Noviciado y profesión
En los comienzos de 1926, fue enviada al noviciado en Józefów (el lugar de
San José) en Cracovia-Lagiewniki, para terminar su Postulantado y el 30 de
abril tomó el hábito religioso como novicia y recibió su nombre de Sor María
Faustina. Durante la ceremonia le fue revelada la magnitud de sus
sufrimientos futuros y a lo que se estaba comprometiendo. Esto duró poco,
luego el Señor la llenó de una gran consolación. En este convento de
Cracovia-Lagiewniki, Santa Maria Faustina hizo su noviciado, pronunció sus
primeros votos y los perpetuos, sirvió como cocinera, jardinera y portera, y
pasó los últimos años de su vida terrenal.

En el transcurso de su noviciado un hecho que se conoce mucho es la historia
de la escurrida de las papas. Debido a la gran debilidad que sufría, esta
tarea se le dificultaba cada día más, entonces empezó a evadirla, pero al
poco tiempo se empezó a notar; la Madre Superiora no comprendía que a pesar
de su deseo, Sor Faustina no podía hacerlo por su poca fuerza. Un día,
cuando hizo su examen de conciencia se quejó al Señor de su debilidad.
Escuchó estas palabras: "Desde hoy tendrás más facilidad, pues yo te
fortaleceré". A la noche, confiada por lo que el Señor le había prometido,
se apresuró a tomar la olla. La levantó con facilidad y la escurrió
perfectamente. Cuando levantó la tapa para dejar salir el vapor, en vez de
papas, ella vio ramos de rosas, las más hermosas que jamás hubiese visto.
Tratando de comprender esta visión escuchó estas palabras: "Yo cambié tu
trabajo tan duro en un ramillete de las más bellas flores, y su perfume sube
a Mi Trono". Después de esto ella buscaba como hacer este trabajo
diariamente aun cuando no le tocaba, porque comprendió que le agradaba al
Señor.

Para quien la observara desde fuera nada hubiera delatado su extraordinaria
y rica vida mística. Cumplía sus deberes con fervor, observaba fielmente
todas las reglas del convento, era recogida y piadosa, pero a la vez
natural, y alegre, llena de amor benévolo y desinteresado al prójimo. Sus
hermanas recuerdan que Santa Faustina fue una grata compañía durante el
noviciado y su conducta al orar provocaba en las otras novicias una gran
reverencia a la Majestad de Dios.

Toda su vida se concentraba en caminar con constancia hacia la cada vez más
plena unión con Dios y en una abnegada colaboración con Jesús en la obra de
la salvación de las almas. "Jesús mío - confeso en el diario - Tú sabes que
desde los años más tempranos deseaba ser una gran santa, es decir, deseaba
amarte con un amor tan grande como ningún alma Te amó hasta ahora" (# 1372).

Durante su vida logró un alto grado de unión de su alma con Dios, pero
también tuvo que esforzarse y luchar en duros combates en el camino hacia la
perfección cristiana. El Señor la colmó de muchas gracias extraordinarias:
los dones de contemplación y de profundo conocimiento del misterio de la
Divina Misericordia, visiones, revelaciones, estigmas ocultos, los dones de
profecía, de leer en las almas humanas, y desposorios místicos. Colmada de
tantas gracias, escribió: "Ni las gracias ni las revelaciones, ni los
éxtasis, ni ningún otro don concedido al alma la hacen perfecta, sino la
comunión interior del alma con Dios... Mi santidad y perfección consisten en
una estrecha unión de mi voluntad con la voluntad de Dios." (# 1107).

La Noche oscura del Alma
Santa Faustina sufrió la mayor parte de su noviciado constantes combates
interiores. No podía meditar ni sentir la presencia de Dios. Sufrió fuertes
tormentos y tentaciones, aún estando en la capilla. En más de una ocasión,
estando en la Santa Misa, sintió que blasfemaba contra Dios, no sentía
contento con nada. Hasta las verdades más simples sobre la fe le eran
difícil de comprender.

Durante todo este tiempo Santa Faustina no estuvo sola, tuvo la ayuda de su
Maestra de Novicias, Sor Joseph Brzoza quien veía en ella grandes gracias
venidas de Dios. Aunque Santa Faustina se sentía en ese momento totalmente
abandonada por Dios, Sor Joseph le decía: "sepa querida hermana que Dios
quiere tenerla bien cerca de El en el Cielo. Tenga gran confianza en Jesús."

Alma Víctima
Santa Faustina Durante su tercer año de noviciado le fue revelado lo que era
ser Alma Víctima. Anota ella en su diario: "El sufrir es una gracia grande;
a través del sufrimiento el alma se hace como la del Salvador; en el
sufrimiento el amor se cristaliza, mientras más grande el sufrimiento más
puro el amor". (57)

Sor Faustina se ofreció como víctima por los pecadores y con este propósito
experimentó diversos sufrimientos para salvar las almas a través de ellos.
Durante una hora particular de adoración, Dios le reveló a Santa Faustina
todo lo que ella tendría que sufrir: falsas acusaciones, la pérdida del buen
nombre, y mucho más. Cuando la visión terminó, un sudor frío bañó su frente.
Jesús le hizo saber que aún cuando ella no diere su consentimiento a esto,
ella se salvaría y El no disminuiría Sus gracias y seguiría manteniendo una
relación íntima con ella. La generosidad de Dios no disminuiría para nada.
Consciente de que todo el misterio dependía de ella, consintió libremente al
sacrificio en completo uso de sus facultades. Luego escribió lo siguiente en
su diario: "De repente, cuando había consentido a hacer el sacrificio con
todo mi corazón y todo mi entendimiento; la presencia de Dios me cubrió, me
parecía que me moría de amor a la vista de su mirada."

Durante la Cuaresma de ese mismo año, 1933, experimentó en su propio cuerpo
y corazón la Pasión del Señor, recibiendo invisiblemente las estigmas.
Únicamente su confesor lo conoció. Ella lo narra así: "Un día durante la
oración, vi una gran luz y de esta luz salían rayos que me envolvían
completamente. De pronto sentí un dolor muy agudo en mis manos, en mis pies,
y en mi costado, y sentí el dolor de la corona de espinas, pero esto fue
sólo por un tiempo bien corto."

Tiempo más tarde, cuando Santa Faustina se enfermó de Tuberculosis,
experimentó nuevamente los sufrimientos de la Pasión del Señor repitiéndose
todos los Viernes y algunas veces cuando se encontraba con un alma que no
estaba en estado de gracia. Aunque esto no era muy frecuente; los
sufrimientos eran dolorosos y de corta duración, no los hubiera soportado
sin una gracia especial de Dios.

Visión del Purgatorio
Mientras estaba en Skolimow, casi al final de su Postulantado, Santa
Faustina le preguntó al Señor por quién más debía orar y la noche siguiente
tuvo esta visión. "Esa noche vi a mi ángel de la Guarda, quien me pidió que
lo siguiera. En un momento me vi en un lugar lleno de fuego y de almas
sufrientes. Estaban orando fervientemente por si mismas pero no era válido,
solamente nosotras podemos ayudarlas. Las llamas que las quemaban no podían
tocarme. Mi ángel de la guarda no me dejó sola ni un momento. Yo pregunté a
las almas que es lo que mas las hacía sufrir. Ellas me contestaron que era
el sentirse abandonadas por Dios...Vi a Nuestra Señora visitando a las almas
del Purgatorio, la llamaban Estrella del Mar. Luego mi ángel guardián me
pidió que regresáramos, al salir de esta prisión de sufrimiento, escuché la
voz interior del Señor que decía: 'Mi Misericordia no quiere esto, pero lo
pide mi Justicia'".

Visión del Infierno
Durante un retiro de ocho días en octubre de 1936, se le mostró a Sor
Faustina el abismo del infierno con sus varios tormentos, y por pedido de
Jesús ella dejó una descripción de lo que se le permitió ver: "Hoy día fui
llevada por un Ángel al abismo del infierno. Es un sitio de gran tormento.
¡Cuán terriblemente grande y, extenso es!. Las clases de torturas que vi:

Visión del Infierno
*       La primera es la privación de Dios;
*       La segunda es el perpetuo remordimiento de conciencia;
*       La tercera es que la condición de uno nunca cambiará;
*       La cuarta es el fuego que penetra en el alma sin destruirla -un
sufrimiento terrible, ya que es puramente fuego espiritual,-prendido por la
ira de Dios.
*       La quinta es una oscuridad continua y un olor sofocante terrible. A
pesar de la oscuridad, las almas de los condenados se ven entre ellos;
*       La sexta es la compañía constante de Satanás;
*       La séptima es una angustia horrible, odio a Dios, palabras
indecentes y blasfemia. Estos son los tormentos que sufren los condenados,
pero no es el fin de los sufrimientos. Existen tormentos especiales
destinados para almas en particular.

Estos son los tormentos de los sentidos. Cada alma pasa por sufrimientos
terribles e indescriptibles, relacionado con el tipo de pecado que ha
cometido.

Existen cavernas y fosas de tortura donde cada forma de agonía difiere de la
otra. Yo hubiera fallecido a cada vista de las torturas si la Omnipotencia
de Dios no me hubiera sostenido. Estoy escribiendo esto por orden de Dios,
para que ninguna alma encuentre una excusa diciendo que no existe el
infierno, o que nadie a estado ahí y por lo tanto, nadie puede describirlo."

El Señor fue preparando de esta forma el corazón de Santa Faustina para que
por medio de su intercesión se salvaran muchas almas.

Visión del Cielo
El 27 de noviembre de 1936, cuando la debilidad la llevó a la cama, escribió
la siguiente visión del cielo: "Hoy día, estuve en el cielo en espíritu, y
vi sus bellezas incomparables y la felicidad que nos espera para después de
la muerte. Cómo todas las criaturas alaban y dan gracias a Dios sin
cesar...Esta fuente de felicidad es invariable en su esencia, pero es
siempre nueva, derramando felicidad para todas las criaturas. Dios me ha
hecho entender que hay una cosa de un valor infinito a Sus ojos, y eso es,
el amor a Dios; amor, amor y nuevamente amor, y nada puede compararse a un
solo acto de amor a Dios.

Dios en su gran majestad, es adorado por los espíritus celestiales, de
acuerdo a sus grados de gracias y jerarquías en que son divididas, no me
causó temor ni susto; mi alma estaba llena de paz y amor; y mientras más
conozco la grandeza de Dios, más me alegro de que El sea El que es. Me
regocijo inmensamente en Su grandeza y me alegro de que soy tan pequeña, ya
que siendo tan pequeña, El me carga en Sus brazos y me aprieta a Su corazón"
(777-780).

Los siguientes años fueron un entrenamiento del Señor. Ella no sabía lo que
Dios estaba haciendo en ella, pero su respuesta era firme e invariable: si
Señor, haz en mi tu voluntad. Algo que ella si veía en todo esto era que el
Señor quería su obediencia. Santa Faustina siempre mantuvo una fuerte
relación con Dios, sin saber de antemano el camino que Dios trazaba para
ella.

La Devoción a la Divina Misericordia según las revelaciones de Jesús a Sta.
Faustina >>>

Sus últimos Días
En los últimos años de su vida aumentaron los sufrimiento interiores, la
llamada noche pasiva del espíritu y las dolencias del cuerpo: se desarrolló
la tuberculosis que atacó sus pulmones y sistema digestivo. A causa de ello
dos veces fue internada en el hospital de Pradnik en Cracovia, por varios
meses.

Extenuada físicamente por completo, pero plenamente adulta de espíritu y
unida místicamente con Dios, falleció en olor de santidad, el 5 de octubre
de 1938, a los 33 años, de los cuales 13 fueron vividos en el convento. Su
funeral tuvo lugar dos días más tarde, en la Fiesta de Nuestra Señora del
Rosario que aquel año fue primer viernes de mes. Su cuerpo fue sepultado en
el cementerio de la Comunidad en Cracovia - Lagievniki, y luego, durante el
proceso informativo en 1966, fue trasladado a la capilla.

Del Diario de Santa Faustina
En el momento en que el obispo me puso el anillo, Dios penetró todo mi
ser...Desde los votos perpetuos mi relación con Dios se hizo mas estrecha
que nunca. Siento que amo a Dios y siento también que El me ama. Mi alma,
habiendo conocido a Dios, no sabría vivir sin El. -Diario 254

* Oh Jesús mío, Tu sabes que desde los años más tempranos deseaba ser una
gran santa, es decir, deseaba amarte con un amor tan grande como ninguna
alma Te amó hasta ahora -Diario 1372

* Ni gracias, ni revelaciones, ni éxtasis, ni ningún otro don concedido al
alma la hace perfecta, sino la comunión interior de mi alma con Dios. Estos
dones son solamente un adorno del alma, pero no constituyen ni la sustancia
ni la perfección. -Diario 1107

* Oh Jesús mío, cada uno de Tus santos refleja en si una de Tus virtudes, yo
deseo reflejar Tu Corazón compasivo y lleno de misericordia. Que Tu
misericordia, oh Jesús, quede impresa sobre mi corazón y mi alma como un
sello y éste será mi signo distintivo en esta vida y en la otra. -Diario
1242

* ¡No Te olvidaré, pobre tierra! aunque siento que me sumergiré
inmediatamente toda en Dios, como un océano de felicidad, eso no me impedirá
volver a la tierra y dar ánimo a las almas e invitarlas a confiar en la
Divina Misericordia. Al contrario, esa inmersión en Dios me dará unas
posibilidades ilimitadas de obrar. -Diario 1582
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