jueves, 28 de septiembre de 2017

Curso-peregrinación online: Tierra Santa, lugar de tres religiones

Curso-peregrinación online: Tierra Santa, lugar de tres religiones

Curso-peregrinación online: Tierra Santa, lugar de tres religiones
Un curso más de Catholic.net! Online, gratuito. Del 2 de septiembre al 22 de diciembre 2013
Autor: Varios | Fuente: Evangelizacióndigital.org / Catholic.net



Estimados amigos y visitantes de Catholic.net:

En este curso, haremos un recorrido turístico-religioso por los Santos Lugares, conoceremos y comprenderemos cómo conviven las tres grandes religiones monoteístas en Tierra Santa: Cristianismo Judaísmo e Islam, sus costumbres y tradiciones, visitaremos los lugares de la vida de Cristo y la Santísima Virgen.

Conjuntamente al curso de turismo religioso, que se enviará cada semana por correo y se desarrollará en el foro como hacemos habitualmente, cada domingo nos uniremos a la plataforma de
 Evangelización Digital para peregrinar por los lugares que vayamos visitando y conocer la Tierra Santa, de primera mano, con guías conocedores de los lugares santos, y además con materiales de estudio y de formación.


Fecha de inicio: 2 de septiembre de 2013

Fecha final: 22 diciembre 2013


El curso está dirigido a todas las personas interesadas en conocer Tierra Santa en el aspecto religioso del turismo desde el punto de vista sociocultural y principalmente, a quienes quieran vivir una profunda experiencia espiritual y encontrarse con Cristo en su Tierra y de las personas que estuvieron a su lado, tal como nos lo muestran los Santos Evangelios.


Camina, con nosotros tras las huellas de Jesús...


Hini Llaguno



¿Cómo participar?

·  Para inscribirte al curso haz click aquí

Nota: recibirás un correo solicitando la confirmación, asegúrate de haber confirmado para poder recibir los temas.

Cada semana, a partir de la fecha de inicio, llegará a tu correo electrónico un tema. Si alguna semana no te llega el tema por correo, los puedes consultar cada semana en:
 
·  Foro donde se publicarán las lecciones


En el Foro donde podrás consultar los temas del curso, dejar tus comentarios, sugerencias e interactuar con los participantes y asesores. Si ya estás suscrito, porque has participado en otros cursos, no es necesario hacerlo de nuevo. Si no estas suscrito, utiliza el siguiente enlace:





Programa

Tema 1
Semana del 2 de septiembre
 
En aquellos tiempos... La Tierra de Jesús

Conferencia: Tierra Santa Lugar de tres religiones (Domingo 8 de septiembre)
 

Tema 2
Semana del 9 de septiembre
Por qué peregrinar a Tierra Santa

Conferencia: Encontrarse con Cristo en su Tierra (Domingo 15 de septiembre)
 

Tema 3
Semana del 16 de septiembre
La ruta del Evangelio I: Galilea 1

Conferencia: Fuente de María, Casa de San José, La casa de María (Anunciación) (Domingo 22 de septiembre)
 

Tema 4
Semana del 23 de septiembre
La ruta del Evangelio II: Galilea 2

Conferencia: La visitación de María a Santa Isabel (Las montañas de Judea) (Domingo 29 de septiembre)
 

Tema 5
Semana del 30 de septiembre
La ruta del Evangelio III: Galilea 3

Conferencia: El campo de los pastores, La cueva de la natividad, la gruta de la leche (Domingo 6 de octubre)

Tema 6
Semana del 7 de octubre
La ruta del Evangelio IV: Samaria 1

Conferencia: Bautismo de Jesús y Tentaciones (Domingo 13 de octubre)
 

Tema 7
Semana del 14 de octubre
La ruta del Evangelio V: Samaria 2

Conferencia: Vocación de los discípulos (Genasaret y Cafarnaúm) (Domingo 20 de octubre)

Tema 8
 
Semana del 21 de octubre
La ruta del Evangelio VI: Samaria 3

Conferencia: Monte de las Bienaventuranzas, Tabgha (Domingo 27 de octubre)

Tema 9
Semana del 28 de octubre
La ruta del Evangelio VII: Judea 1

Conferencia: Cruzando el lago (Tierra de Gerasenos a Magdala) (Domingo 3 de noviembre)

Tema 10
Semana del 4 de noviembre
La ruta del Evangelio VIII: Judea 2

Conferencia: De Cesarea de Filipo al Monte Tabor (Domingo 10 de noviembre)

Tema 11
Semana del 11 de noviembre
La ruta del Evangelio IX: Judea 3

Conferencia: El Pozo de Siquem y el Monter Corazim (Domingo 17 de noviembre)

Tema 12
Semana del 18 de noviembre
La ruta del Evangelio X: Judea 4

Conferencia: El Templo (Domingo 24 de noviembre)

Tema 13
Semana del 25 de noviembre
La ruta del Evangelio XI: Judea 5

Conferencia: Lugares del jueves santo (Domingo 1 de diciembre)

Tema 14
Semana del 2 de diciembre
La ruta del Evangelio XII: Judea 6

8 de diciembre - Conferencia: Lugares de la Pasión de Cristo (Domingo 8 de diciembre)

Tema 15
Semana del 9 de diciembre
La ruta del Evangelio XIII: Encuentro con María en Jerusalem

Conferencia: Hagia Maria (Domingo 15 de diciembre)
Encuentro online con el Patriarca Latino de Jerusalén

Conclusiones y solicitud de diplomas
A partir del 16 de diciembre



Tema 3. La ruta del Evangelio I: En Galilea con san Lucas
Curso: Tierra Santa, lugar de tres religiones. Semana del 16 de septiembre
Autor: EWTN | Fuente: 
www.ewtn.com

«San Lucas escribió dos libros muy famosos: el tercer Evangelio y Los Hechos de los apóstoles.Es un escritor muy agradable, y el que tiene el estilo más hermoso en el Nuevo Testamento. Sus dos pequeños libros se leen con verdadero agrado.

Era médico. San Pablo lo llama "Lucas, el médico muy amado", y probablemente cuidaba de la quebrantada salud del gran apóstol.

Era compañero de viajes de San Pablo. En los Hechos de los apóstoles, al narrar los grandes viajes del Apóstol, habla en plural diciendo "fuimos a... navegamos a..." Y va narrando con todo detalle los sucesos tan impresionantes que le sucedieron a San Pablo en sus 4 famosos viajes. Lucas acompañó a San Pablo cuando éste estuvo prisionero, primero dos años en Cesarea y después otros dos en Roma. Es el único escritor del Nuevo Testamento que no es israelita. Era griego.

El poeta Dante le dio a San Lucas este apelativo: "el que describe la amabilidad de Cristo". Y con razón el Cardenal Mercier cuando un alumno le dijo: "Por favor aconséjeme cuál es el mejor libro que se ha escrito acerca de Jesucristo", le respondió: "El mejor libro que se ha escrito acerca de Jesucristo se llama: El Evangelio de San Lucas". Un autor llamó a este escrito: "El libro más encantador del mundo".

Como era médico era muy comprensivo. Dicen que un teórico de oficina, ve a las gentes mejor de lo que son. Un sociólogo las ve peor de lo que son en realidad. Pero el médico ve a cada uno tal cual es. San Lucas veía a las personas tal cual son (mitad debilidad y mitad buena voluntad) y las amaba y las comprendía.

En su evangelio demuestra una gran estimación por la mujer. Todas las mujeres que allí aparecen son amables y Jesús siempre les demuestra gran aprecio y verdadera comprensión.

Su evangelio es el más fácil de leer, de todos los cuatro. Son 1,200 renglones escritos en excelente estilo literario. Lo han llamado "el evangelio de los pobres", porque allí aparece Jesús prefiriendo siempre a los pequeños, a los enfermos, a los pobres y a los pecadores arrepentidos. Es un Jesús que corre al encuentro de aquellos para quienes la vida es más dura y angustiosa.

También se ha llamado: "el evangelio de la oración", porque presenta a Jesús orando en todos los grandes momentos de su vida e insistiendo continuamente en la necesidad de orar siempre y de no cansarse de orar.

Otro nombre que le han dado a su escrito es el "evangelio de los pecadores", porque presenta siempre a Jesús infinitamente comprensivo con los que han sido víctimas de las pasiones humanas. San Lucas quiere insistir en que el amor de Dios no tiene límites ni rechaza a quien desea arrepentirse y cambiar de vida. Por eso los pecadores leen con tanto agrado y consuelo el evangelio de San Lucas. Es que fue escrito pensando en ellos.

Su evangelio es el que narra los hechos de la infancia de Jesús, y en él se han inspirado los más famosos pintores para representar en imágenes tan amables escenas.

Dicen que murió soltero, a la edad de 84 años, después de haber gastado su vida en hacer conocer y amar a Nuestro Señor Jesucristo.»

Fuente: 
EWTN


He escogido para introducir este tema una simpática biografía de san Lucas. El evangelio de san Lucas es el único que narra la infancia de Jesús y el que trata más sobre la Virgen María. Se dice que ella misma le instruyó en Efeso. 

El Evangelio de san Lucas comienza así:

1 Muchos han tratado de relatar ordenadamente los acontecimientos que se cumplieron entre nosotros, 2 tal como nos fueron transmitidos por aquellos que han sido desde el comienzo testigos oculares y servidores de la Palabra. 3 Por eso, después de informarme cuidadosamente de todo desde los orígenes, yo también he decidido escribir para ti, excelentísimo Teófilo, un relato ordenado, 4 a fin de que conozcas bien la solidez de las enseñanzas que has recibido.

Empecemos a "amar en la imaginación los lugares que vamos a recorrer", como dijo el P. Manuel en la presentación de este domingo, y nos trasladaremos, con el Evangelio, a la región de Galilea que está en el norte de Israel, donde viviremos desde los orígenes el nacimiento, la vida oculta y la predicación en Galilea de Jesús de la mano de san Lucas (
capítulos del 1 al 9), "a fin de que conozcas bien la solidez de las enseñanzas que has recibido" Lc 1,4.

Al leer el Evangelio de san Lucas, quisiera que cada uno escoja un pasaje, unos cuantos versículos y los ubique en el
mapa de Galilea. Una vez localizado el lugar, con los ojos del corazón, busquen a Jesús allí, en el pasaje del Evangelio elegido y reflexione en ello. Solo reflexionen, usen la imaginación y amen lo que sucedió allí. Quien quiera puede compartir aquí sus versículos y su reflexión.

Ya en el taller de esta semana habrá tiempo y espacio para peregrinar por los lugares santos de Galilea, hacer un poco de turismo y compartir nuestras investigaciones.

Taller tema 3: Lugares del cristianismo en Galilea
Tema 4. La ruta del Evangelio II: En Galilea con María
Curso: Tierra Santa, lugar de tres religiones. Semana del 22 de septiembre
Autor: Oscar Schmidt | Fuente: 
www.reinadelcielo.org
«María, así de simple. Es la forma de dirigirme y conversar con mi Madre del Cielo, llamándola simplemente María. Sé que mucha gente no la conoce, o tiene una imagen lejana de Ella, quizás demasiado formal, demasiado protocolar. ¿Cómo puede ser nuestra Mamá protocolar al presentarse a nosotros? No, Ella es sencilla, mi pequeña Niña de Galilea, así es para mí. Pero es también lógico que cada uno la vea del modo que su propio corazón indica, con la mirada del alma que todo lo convierte en la expresión del Espíritu Divino, si es que nosotros nos dejamos iluminar por dentro.

Por un instante, déjenme narrarles cómo es que mi corazón ve a la Madrecita del Verbo Divino. De un modo muy particular, la veo de unos quince o dieciséis años, que es la edad en la que Ella se convirtió en Madre Divina, dándonos a Aquel que todo lo puede por amor. A tan temprana edad, mi María se presenta ante mi corazón como una hermosa Mujer, delicada en su mirar, en su caminar. Destaca su delicado cuello, largo y estilizado para dar cabida al más hermoso rostro que Dios jamás cinceló en criatura alguna. Ella es perfecta, no existe ni existirá mujer más hermosa que María, porque Dios la modeló en un acto sublime de Su Potencia Creadora. Y su belleza sólo es superada por su pureza, su inocencia y su férrea voluntad de no desagradar al Padre que tanto ama.

Cuando veo las imágenes de las distintas presentaciones de María a lo largo de los siglos, me quedo con la convicción de que el hombre no ha podido ni podrá modelar jamás la belleza de María ni siquiera en un modo aproximado. Mi alma se esfuerza en descubrir la visión verdadera con que mi joven Reina se presentó como la Medalla Milagrosa, por ejemplo. Santa Catalina de Labouré sin dudas describió del modo más aproximado posible la celestial visión que se presentó ante ella, pero no pudo hacer que el artista cincele en la Medalla Milagrosa el verdadero rostro de la Reina de los ángeles. Esa sonrisa, esas manos siempre en posición de oración, esos ojos iluminados por la Fuente de todo el Amor.

María, joven y sonriente, fulgurante estrella de la mañana. Se presenta en mi corazón como una Rosa que se abre derramando su fragancia y frescura, haciendo de mi un ovillo de hilo que se recoge sobre sí mismo, se envuelve pliegue sobre pliegue hasta quedar extasiado mirándola sonreír, llamándome, invitándome a acompañarla en este viaje. Ella nunca se presenta en vano en nuestro corazón, como una madre nunca se acerca a sus hijos sin un profundo deseo de cuidarlos y amarlos. 

María, hermosa Niña de Galilea, perfecto fruto de la Creación en cuerpo y alma. Sólo Ella pudo tener la Altísima Gracia de ser Madre del mismo Dios. El, ante el que el universo mismo se doblega, se hizo pequeñito y vivió nueve meses oculto dentro de ésta hermosa Joven Palestina. El, instante tras instante, fue tomando de su sangre todo aquello que necesitó para formar Su naturaleza humana, Su humanidad. Así, Ella es nuestra Niña de la Alta Gracia, porque ninguna Gracia puede ser tan elevada como la Maternidad Divina. 

Enamorarse de María es enamorarse de su Divina Maternidad, de su Inmaculado Corazón, y de su infinita belleza humana también. La siento tan cercana, tan vivamente presente en mi vida, que no puedo más que dirigirme a Ella como María, mi María. Ella es compasiva y paciente ante mis demoras en acudir a su mirada, Madre de la Misericordia. Juntos conversamos, compartimos mis pequeñas aventuras humanas, mis decepciones y dolores, mis esperanzas y sueños. Y María, con esa hermosa sonrisa que se funde en mis pupilas, me mira y me invita a levantar los ojos al Cielo con las manos unidas sobre mi pecho. Madre de la oración, Bella Dama del clamor y la plegaria, Omnipotencia Suplicante, Ella nos enseña a ver a través de los Ojos de Aquel que todo lo puede. 

Mi María, hermosa y joven Niña de Galilea, que enamoraste mi corazón porque sabías que era el modo de abrir la puerta al soplo del Amor Verdadero. Me siento tan feliz y orgulloso de ser tu hijo, y al mismo tiempo tan indigno de serlo, que no puedo más que pedirte me ayudes a seguirte en tus deseos, que no son otros que los deseos de Tu Hijo. Dame las palabras para que pueda mostrar a mis hermanos lo hermosa y pura que eres, y lo buena y suave que eres conmigo. Dales la luz que les permita enamorarse de ti como lo has hecho conmigo. Que puedan descubrirte como la más hermosa y pura Mujer que jamás existió, Inmaculada en cuerpo y alma, llena del Espíritu Santo, plena de humildad y fortaleza, escudo que protege y consejo que ilumina. Mi hermosa María, luz de mi vida.»

Fuente: 
Catholic.net



Galilea es Jesús, pero también María. Allí comenzó todo...

Seguiremos profundizando en Galilea, en los lugares de María en Galilea. Después de la conferencia de hoy sobre Nazareth, podemos ver que se puede investigar de más cosas, no sólo de la basílica: Un cuadro, una cueva, un pozo, una escultura, una puerta, un vitral.

Busquemos a María en Galilea! Seguro que, como todas las madres, siempre estaba corriendo detrás de Jesús!

 El lugar de encuentro de los católicos en la red

Tema 5. Otros lugares de interés en Galilea
Tema 5. Otros lugares de interés en Galilea
Su gran concentración de lugares de interés, su belleza natural y sus asombrosos paisajes son lo que hace de Galilea una región única
Autor: Ministerio de Turismo de Israel | Fuente: 
www.goisrael.es



Hileras de colinas con altos picos, un río, numerosos afluentes y arroyos, paisajes primitivos, bosques siempre verdes, densas arboledas naturales, valles, lagos, y gran cantidad de visitantes y excursionistas convierten a Galilea en un lugar muy especial.

Galilea es una región montañosa situada al norte de Israel que se divide en dos grandes secciones: la Alta Galilea al norte y la Baja al sur. El pico más alto de la Alta Galilea es el Monte Merón, que se eleva 1.208 metros sobre el nivel del mar, mientras que el punto más alto de la Baja Galilea está en la cumbre del Monte Kamón, con 602 metros de altitud.

Gracias a su abundancia de agua y al suelo fértil de los valles de Galilea, esta región ha permanecido densamente poblada hasta cierto punto desde la antigüedad, y actualmente alberga la mayor variedad de comunidades étnicas de Israel. 

Allí habitan pueblos drusos (Beit Jan, Pekiin) y circasianos (Reikhaniya, Kfar Kama) que conservan sus antiguas tradiciones; igualmente, cuenta con poblaciones árabes de mayoría musulmana (Kafr Yasif), cristiana (Fasuta) o en las que existe cierto equilibrio entre ambas religiones (Ma´alot Tarkhisha). 

Galilea es uno de los principales destinos turísticos de Israel, ya que posee lugares de interés de muy diverso tipo. Por ejemplo, hay parques nacionales con antigüedades (como Bar´am, Tsipori, Beit She´arim, Monfort y Kohav Hayarden), comunidades agrícolas moshavim de los primeros días del moderno Estado de Israel que reflejan la historia del sionismo (Metula, Yesud Ha-Ma´ala, Rosh Pina), hermosas reservas naturales (Lago Hula, Monte Merón, Bosque de Bar´am, Nahal Kziv y muchos más), lugares sagrados para los judíos, como tumbas de sabios y antiguas sinagogas (en Safed [Tsfat] y Tiberias), además de lugares santos para los cristianos visitados por un gran número de peregrinos en su paso por Tierra Santa (Nazaret, Kfar Nahum [Cafarnaún], el río Jordán y el Lago Kinneret).

Su gran concentración de lugares de interés, su belleza natural y sus asombrosos paisajes son lo que hace de Galilea una región única. Incluso se le ha llegado a dar el sobrenombre de la Toscana o la Provenza israelíes. Sea como fuere, es un lugar fascinante que ofrece multitud de opciones abiertas al turismo y al entretenimiento.

Fuente: 
www.goisrael.es


Como pueden ver, Galilea es un lugar hermoso, lleno de lugares interesantes. En este tema vamos a investigar los lugares turísticos y también los principales monumentos religiosos del Islam y el Judaísmo.

Buen viaje!


Taller tema 5: Cultura en Galilea

Podemos seguir añadiendo cosas ¡al mapa!

Tema 6. Samaria
Curso: Tierra Santa, lugar de tres religiones. Semana del 7 de octubre
Autor: P. Santiago Quemada | Fuente: 
unsacerdoteentierrasanta.blogspot.com.es

"La samaritana le dijo: - ¿Cómo Tú, judío, me pides de beber a mí que soy mujer samaritana? Porque los judíos no se hablaban con los samaritanos" (Jn. 4, 9). 

El tercer domingo de Cuaresma se puede leer el Evangelio de la samaritana en el pozo. El Siquem o Sicar de las Escrituras es el actual Nablus. Ahí está el pozo llamado de Jacob, y en el que Jesús le pidió de beber a una mujer samaritana.
 

En este terreno se encontraron las ruinas de una iglesia bizantina. Actualmente hay una iglesia ortodoxa, y en la cripta se haya el pozo. Hay que bajar muchas escaleras, porque el lugar se ha ido rellenado con los despojos de muchas guerras.

Efectivamente -como afirmó la mujer samaritana- no se podían ver judíos y samaritanos. En el año 926 antes de Cristo, las tribus del norte se rebelaron contra el Rey Roboam, hijo de Salomón. De aquí surgieron dos reinos: el del norte, con su capital en Siquem, y el de Judá en el sur con su capital en Jerusalén. En el año 875 a. C. el rey de Israel, Omrí, traslada la capital a Samaria. En el año 722 a. C., los asirios conquistaron a las diez tribus del reino de Israel. La Biblia cuenta que el pueblo original fue al exilio y se reemplazó por gente foránea, a quién se le dio cierta instrucción religiosa similar a la judía. Aunque el pueblo samaritano, originado con esta mezcla, reconocía la Torá, fue despreciado por el pueblo judío. En los siglos V y VI, bajo los bizantinos, eran más de 300.000. El bajón dramático hasta la actualidad -de unos pocos centenares- se debe por una parte a la matanza de más de 50.000 en la rebelión del año 529 contra Justiniano y, posteriormente, a la progresiva islamización.
 

Actualmente apenas superan el número de 600 en Tierra Santa. Como fueron expulsados del judaísmo por Esdras y Nehemías -siglo V a. C.-, no reconocen desde entonces el Templo de Jerusalén y edificaron su santuario en el monte Garizín, para ellos el lugar más sagrado de la tierra.

Los samaritanos solamente aceptan a Moisés como único profeta y no reconocen la tradición oral del Talmud, y tampoco los libros de los Profetas, porque se guían exclusivamente por los cinco libros de la Torá o Pentateuco. Usan un código llamado Hillukh que trata de aplicar la Torá a la vida social. Sus costumbres se mantienen judías. Conservan, por ejemplo, el rito de la Purificación por medio de las cenizas de una vaca roja. Este rito lo abandonó el judaísmo con la destrucción del Templo, hace dos mil años. También el día de la Pascua ofrecen en sacrificio a muchos corderos a la vez. Pueden sacrificar unos 30 ante la vista del pueblo. Es el único lugar del mundo donde se sacrifican corderos según la antigua tradición judía.

Debido a su población reducida, a su endogamia y a su negativa a aceptar conversos, los samaritanos han tenido problemas de enfermedades genéticas. Sólo, en tiempos recientes han aceptado que los hombres de la comunidad se casen con mujeres no samaritanas.

Los samaritanos en el Monte Gerizim hablan el árabe como primer idioma y el hebreo moderno como segundo. La mayoría de los samaritanos de la otra comunidad, la de Holón -especialmente las generaciones jóvenes- tienen al hebreo como su lengua materna, aunque también entienden el árabe.
 

El pozo de Sicar es un lugar especial, especialmente para los cristianos, pues se puede decir que es de los pocos sitios que -podemos decir- tocó Jesús en persona.
 

Fuente: Un Sacerdote en Tierra Santa. Blog del P. Santiago Quemada



Por lo que podemos ver, Samaria era un lugar de paso para Jesús y sus discípulos. Había que pasar por allí para ir de Galilea a Judea y se ve también que no era un lugar agradable, que los samaritanos no estaban abiertos a recibir gente de fuera. En el texto del P. Santiago Quemada que acabamos de leer, se explica un poco - aunque claramente- por qué no se hablaban y también por qué la samaritana marca esa diferencia entre los judíos y los samaritanos que, en un primer momento nos hace preguntarnos que si los samaritanos no eran judíos, ¿no era todo tierra de Israel?

Hay dos textos del Evangelio, muy conocidos, acerca de esta región: el que acabamos del ver del encuentro con la samaritana y el que escuchamos en el Evangelio del domingo pasado, "El buen Samaritano", pero la dimensión del problema de evangelización en Samaria culmina en el capítulo 8 de los hechos de los apóstoles, cuando comienza la primera persecución cristiana y Felipe baja a Samaria a predicar a Cristo.

Con estas bases vamos a investigar, más a fondo, esta semana el conflicto samaritano en tiempos de Cristo y la situación actual.

Taller tema 6: Lugares de Samaria

Descripción: Notapor hini » Mar Oct 08, 2013 5:05 am
Antes que nada, pido disculpas por el atraso con este tema. Se ve que también tuvimos un problemita con la conferencia, pero todo se resuelve y seguimos adelante!

En el taller de esta semana volvemos al mapa y visitaremos la costa mediterránea de Israel desde Haifa hasta 
Tel Aviv.

Quiero contarles que estuve en el Encuentro Internacional de Blogueros con el Papa en la ciudad de Valladolid. Fue muy enriquecedor, muy positivo y muy interesante. Ya iré contando, poco a poco, más por el Facebook de Fe y Turismo,
que por aquí para no distraer demasiado el curso, pero quiero compartir una frase que escuche de Fray Nelson Medina:

Ser cristiano es unirse a los que peregrinan. Hay que empezar a hacer el camino e ir uniendo gente y así, el día que lleguemos al final de nuestra peregrinación, al encuentro con Cristo, otros vendrán peregrinando detrás como nosotros lo hicimos

Esta frase la recogí para nosotros, para nuestro curso, que somos doblemente peregrinos por nuestro camino cristiano en esta tierra y por nuestra vocación de turistas religiosos, peregrinos de los santos lugares.
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Tema 7. Lugares arqueológicos en Israel
Curso: Tierra Santa, lugar de tres religiones. Semana del 14 de octubre
Autor: Israel Wonders | Fuente: 
www.goisrael.es
En Israel, tierra que ha estado en las encrucijadas de la historia durante milenios, las civilizaciones han dejado literalmente su huella en forma de ruinas en cientos de parajes impresionantes. Gracias a la arqueología han salido a la luz estos restos, desde grandes puertas y baluartes hasta delicadas y preciosas piezas de joyería, desde misteriosas inscripciones hasta escondites en cuevas y sistemas de canalización de agua, hallazgos que le dejarán maravillado con los logros de los antiguos sobre cuyas pisadas va a caminar. 

Para los arqueólogos de Israel es un privilegio y una pasión descubrir, conservar y mostrar los hallazgos que revelan el pasado multicultural de Israel y la rica historia de las tres religiones monoteístas que arraigaron aquí. 

Las maravillas arqueológicas de Israel comienzan por la prehistoria, con los restos de nuestros antepasados encontrados en el Monte Carmelo y en las montañas de Nazaret. Por todas partes encontramos el sello de las Escrituras Hebreas, desde la puerta de tres arcos de Dan, que se remonta a la época de Abraham (Génesis, 14:14), hasta el antiguo pozo de Beersheva, ciudad fundada por el primer patriarca (Génesis, 21:31). Se cree que Tel Tzafit, en la región filistea del centro de Israel era Gat, lugar de origen de Goliat (1 Samuel, 17:4). La exposición de Los Rollos del Mar Muerto y el Santuario del Libro en el Museo de Israel, contienen probablemente algunos de los mayores descubrimientos arqueológicos del siglo XX. 

Los hallazgos relacionados con el Nuevo Testamento reviven la historia de Jesús en Corozaín, Betsaida, la Barca de Galilea, la Piscina de Siloé en Jerusalén y más. 
Los restos islámicos surgen en monumentos como la Mezquita Blanca en la ciudad de Ramla (siglo VII) y en los edificios medievales aún en uso de Jerusalén y San Juan de Acre, entre otros.

Algunos de estos tesoros han sido declarados Lugares Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, entre ellos los tels bíblicos de Megiddo, Hazor y Beersheva, la Ruta del Incienso y las ciudades del desierto del Néguev, los centros del comercio en la antigüedad, la Ciudad Vieja de San Juan de Acre, las ruinas herodianas y la heroica historia de Massada, además de muchos otros enclaves propuestos. 

Los arqueólogos y restauradores de Israel trabajan sin descanso para descubrir estos y otros lugares buscando interpretaciones innovadoras. Los periodos romano y bizantino cobran vida de nuevo gracias a la delicada reconstrucción y los hermosos vestigios que se encuentran en las rutas turísticas de los parques nacionales de Cesarea y Beit Shean. El Centro Davidson, donde se muestra el peregrinaje al Templo, en el Parque Arqueológico del Muro sur de Jerusalén, se construyó cuidadosamente en el sótano de un palacio del siglo VIII. Esculturas sobre temas de la antigüedad adornan las ruinas del palacio del Primer Templo en Ramat Rachel, cerca de Jerusalén. La presentación audiovisual de Beit Alfa muestra al "consejo de la sinagoga" que ha encargado este colorido mosaico a su artista. En Tzippori, actores disfrazados relatan a los visitantes historias de días pasados entre las ruinas, y en Nazaret Village una meticulosa reconstrucción muestra cómo era la vida cotidiana en tiempos de Jesús.

El Museo de Israel, los museos Rockefeller y Tierras de la Biblia de Jerusalén, el Museo Haaretz (parte del cual es una verdadera ciudad filistea antigua) y el Museo Hecht de la Universidad de Haifa exhiben algunas de las mayores colecciones de antigüedades del mundo. Otras recopilaciones arqueológicas más pequeñas, como las de los kibbutzs Galed o Ein Shemer, ponen de manifiesto el amor de los israelíes por las antigüedades en su propio entorno. 
Fuente: 
www.goisrael.es


Nos acercamos a Jerusalén, vamos rodeando antes de entrar de lleno en los lugares del nacimiento, pasión, muerte y resurrección de Jesús. No podemos entrar sin conocer todos los lugares por los que El pudo haber pasado o pudo haber mirado, los lugares que son parte de su tierra y que las excavaciones científicas van descubriendo poco a poco.

Hay mucha acción en este tema, como hemos leído, Israel está lleno de maravillas arqueológicas que queremos conocer!


Taller tema 7: Contemplando los misterios

Inscripción a las conferencias de los domingos


Re: Taller tema 7: Contemplando los misterios

Descripción: Notapor mariaines » Lun Oct 14, 2013 8:49 am
CANA DE GALILEA
Ciudad de Galilea, Palestina, famosa a través de los siglos como la escena del primer milagro de Nuestro Señor, cuando convirtió el agua en vino en la celebración de las bodas (Juan, 2). Es mencionada por el mismo Evangelista en otros dos pasajes, uno (4, 46) relacionado con otro milagro, cuando curó al hijo del funcionario real a la distancia, y el otro (21, 2) como el lugar de nacimiento de Natanael, o San Bartolomé. No se han podido reunir las indicaciones directas de su ubicación, excepto que no estaba muy lejos o de Nazaret o de Cafarnaún, y a más altura que la última ciudad, como toda la tierra occidental del llano de Genesaret, y que un viajero cualquiera de Jerusalén a Nazaret pasaría a través o cerca de ella. No se le menciona en ninguno de los Sinópticos, ni en ningún otro pasaje de la Escritura. Una vieja tradición identifica el lugar de Cana con la actual Kefr' Kenna, una villa de aproximadamente 600 habitantes. Esta villa está ubicada a cuatro o cinco millas la noreste de Nazaret, en el camino de ahí a Tiberias, a las faldas de una pequeña y empinada montaña. La tradición data de por lo menos el siglo VIII, y probablemente bastante tiempo antes, debido a que el lugar cumplía con todos los requisitos antes mencionados. Para el tiempo de las Cruzadas, o antes, había una iglesia que se creía estaba en el lugar donde fue obrado el milagro de Nuestro Señor. Este lugar está ahora en manos de los franciscanos, quienes han construido una iglesia nueva de mayores dimensiones. En años recientes se han llevado a cabo algunas excavaciones interesantes dentro de sus paredes, descubriendo restos de la antigua iglesia. Los griegos también tienen una iglesia cerca de ahí, dentro de la cual existen dos grandes tinajas, de las cuales dicen que son las originales "tinajas de piedra" en las que el agua fue convertida en vino; pero la probabilidad de que esto sea cierto no es muy grande. Sin embargo, la fuente aún existe en la villa y debe haber sido la fuente real de la que el agua fue extraída. Los habitantes de la villa son muy rudos e incivilizados. Aproximadamente un tercio de ellos son cristianos, perteneciendo la mayoría de ellos a la Iglesia Griega.

Hacia el extremo del pueblo, existe una iglesia dedicada a San Bartolomé, y se dice que está ubicada en el lugar de su casa, aunque está tradición no es tan antigua. Una curiosa luz se posa sobre la facilidad con la que tales tradiciones solían originarse por la existencia de una iglesia similar en el supuesto lugar de la casa de Simón el cananeo. El nombre cananeo debe haber engañado algunos, quienes consecuentemente solicitaron conocer el lugar de su casa, y el pedido creó el suministro. En realidad, de cualquier modo, los cananitas era una secta nacional estricta entre los judíos, y el nombre no tiene ninguna relación con Caná. El lugar de Kefr' Kenna mantuvo la situación casi indiscutiblemente por muchos siglos. Es en años recientes que su autenticidad ha sido seriamente cuestionada. Ahora existen otros dos pretensores del lugar. Uno de ellos, Kenet-el-Jalil, está a seis millas al norte, en el declive de una colina. Ahí no existe nada más que ruinas. Algunos restos de cisternas se han encontrado, pero no hay ninguna fuente o manantial. Parece haber sido conocido antiguamente como el probable lugar de Caná, y tiene a su favor que se dice que su nombre tiene un significado más equivalente a Caná que Kefr' Kenna. A principios de siglo el Dr. Robinson propuso un tercer lugar, Ain Kana, que está un poco más cerca de Nazaret. El sitio es aceptado por Dr. Condor; aunque el nombre está aún más cerca etimológicamente que cualquiera de los otros dos, no existe ninguna tradición que apoye esta hipótesis.

El milagro que fue obrado en Caná por Jesucristo tuvo lugar antes de que su vida pública haya comenzado completamente. Esto se desprende de las palabras "Todavía no ha llegado mi hora.". De cualquier modo ya tenía cinco discípulos --Santos Pedro, Andrés, Juan, Felipe y Bartolomé (Natanael). Lo habían seguido desde las orillas del Jordán, pero todavía no habían recibido un llamado permanente como el que se registra después en los otros Evangelios. Nuestro Señor estaba en camino de regreso a Nazaret cuando pasó por Caná. A partir del lenguaje del Evangelio podemos concluir que el matrimonio que se estaba llevando a cabo era de un pariente cercano a la Santísima Virgen, porque se nombra su presencia sin ningún comentario; y no hay duda de que fue en su honor que Cristo fue invitado. Sin embargo, la razón de la poca cantidad de vino no la explica San Juan; pero se piensa que puede haberse debido a la presencia de Nuestro Señor y los cinco discípulo que lo acompañaban, quienes habrían hecho gran diferencia en una pequeña y modesta celebración. Si esto fue así, se explica la confidencia con la que Nuestra Señora le comunica la falta de vino cuando se da cuenta de ello. La respuesta de Cristo, que ha sido interpretada de varias maneras, ha provocado una larga discusión, y no puede decirse que esté propiamente entendida. El griego ti emoi kai soi, gynai; se traduce en la Vulgata, "Quid mihi et tibi est mulier?" En la mayoría de Biblias católicas en español es traducida, "¿Qué tengo yo contigo, mujer?", incluso en la mejor traducción conduce a una equivocada impresión, ya que da la idea de un reproche que está totalmente fuera de contexto. El padre Rickaby, S.J., en su corto comentario sobre San Juan sugiere un justo equivalente en inglés, "Leave me alone, Lady" ("Déjeme en paz, Señora"). De cualquier manera, ella inmediatamente les dice a los sirvientes que cumplan las órdenes de Nuestro Señor. Ellos llenaron las tinajas de agua y Cristo la convirtió en vino. Tomando la narración como está, tenemos uno de los milagros más autenticados de Nuestro Señor; ya que, en lugar de curar dolencias del cuerpo, los sirvientes no tenían comparativamente ningún tipo de interés, y sin embargo fueron testigos de que el agua se convirtió en vino y fue incluso el mejor vino de la fiesta. No sólo el milagro, sino todo el incidente de la presencia de Cristo en la fiesta de la boda ha sido tomado como estableciendo Su sello sobre la santidad del matrimonio, y en la propiedad de humilde regocijo en tales ocasiones. Y si la novia o el novio, era, como se piensa, pariente de la Santísima Virgen María, podemos tomarlo como un ejemplo de la simpatía que los lazos familiares deben traer en las alegrías comunes, no menos que las penas en la vida.

Ewing en Hast., Dict. of the Bible, s.v.; Thompson, The Land and the Book (1876), 425; Stanley, Sinai and Palestine; Sanday, Sacred Sites of the Gospel.

BERNARD WARD Transcrito por Tom Crossett Traducido por Armando Llaza Corrales
http://ec.aciprensa.com/wiki/Can%C3%A1#.Ulv2KdKBl2M

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Re: Taller tema 7: Contemplando los misterios

Descripción: Notapor ana fedez » Lun Oct 14, 2013 8:58 am
MISTERIOS LUMINOSOS


1 EL BAUTISMO DE JESÚS

Jesús se despidió de su madre, que ya venía dándose cuenta, ¡qué no intuyen las madres, y aquella Madre!, de que el corazón de su Hijo vivía ya lejos. Y desde Nazaret, en Galilea, se fue a Judea, para ser bautizado por Juan en el Jordán. Y poniéndose en la cola con los pecadores, entra en el río limpio de pecado personal y cargado con los pecados de todo el mundo, "hecho pecado por nosotros el que no conoció pecado" (2 Cor 5,21) 

"Mirad a mi siervo a quien sostengo; mi elegido, a quien prefiero. Sobre El he puesto mi espíritu" Isaías 42,1. "Apenas salió del agua; vio rasgarse el cielo y al Espíritu bajar sobre él como una paloma. Y se oyó una voz del cielo que decía: "Este es mi Hijo amado, mi predilecto" Mateo 3,13. Mateo destaca, sin embargo, un elemento geográfico interesante:
Cristo, para ser bautizado por Juan, vino desde Nazaret de Galilea, hasta el Jordán, en Judea. Nos narra la teofanía en el momento de «salir del agua», en lo que coinciden los tres sinópticos. Marcos, a diferencia de Mateo, que la dirige todos, dirige la voz del cielo directamente a Cristo: «Tú eres el Hijo mío...» Los tres ponen la forma que en él «me complací», en aoristo griego o en estático semita, que se puede traducir en tiempo presente: "en ti me estoy complaciendo siempre". Mateo como Marcos, elevan la categoría de siervo, con que lo califica Isaías, a la de Hijo amado y predilecto. Son dos textos de las lecturas de hoy, luminosamente paralelas y coincidentes: a) "Sobre El he puesto mi Espíritu" dice Isaías. b) "El Espíritu bajaba como una paloma y se posaba sobre El", nos relata San Mateo. Para Isaías Jesús es: "Mi elegido, a quien prefiero".



Fue mirando el extenso valle fértil y regado, que Abraham y Lot acordaron la repartición de tierras, en Génesis 13. El río Jaboc, un afluente del Jordán, Jacob luchó con un misterioso hombre (un ángel) hasta que lo bendijo, en Génesis 32, cambiando su nombre a Israel (“el que lucha con Dios”, aunque otras traducciones dicen “el que lucha y vence ” o “el que reina con Dios”). Más tarde, los profetas Elías y Eliseo estuvieron en ambos márgenes del río.
Al final del viaje por el desierto después de salir de Egipto, los hebreos cruzaron el Jordán, cuyas aguas se detuvieron y abrieron (Josué 3:15-17) como en el Mar Rojo y llegaron a la Tierra Prometida. El propio Jesucristo fue bautizado en estas aguas por su primo, Juan el Bautista. El paso por el río a ganado varios significados procedentes de diferentes culturas a causa de estos dos episodios. Para los judíos, recuerda la conquista por el largo y arduo camino. En la tradición cristiana, por ejemplo, la expresión “cruzar el Jordán,” más común en países de habla Inglesa (“Crossing Jordan”) significa vencer la muerte, basada en el bautismo: el viejo hombre muere, y renace para Dios como nueva criatura.
“Río que desciende”
La palabra Jordán deriva del hebraico Nehar HaYarden (“el que baja”, (“descendiente”). Pues sus cuatro fuentes se sitúan en una zona alta del Monte Hermón con las aguas siguiendo el descenso del valle pasando por el Lago Huleh, por el Mar de Galilea, (que es un gran lago salado, también conocido como Lago Tiberíades), desde allí siguiendo en línea recta unos 105 kilómetros hasta el Mar Muerto. Algunos estudiosos defienden la traducción “lugar en que se desciende” (bebedero). Con más de 200 kilómetros de largo, una gran parte de su recorrido queda bajo el nivel del mar (a 390 metros) hasta su desembocadura. El lleva agua dulce hasta el Mar de Galilea, haciéndose salado desde ese lugar, llevando aun más sal al Mar Muerto, donde termina. Según el trecho su profundidad varía de 1 a 3 metros y su ancho llega a 30 metros en algunos lugares.

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Re: Taller tema 7: Contemplando los misterios

Descripción: Notapor Enzo Molinari » Lun Oct 14, 2013 9:32 am
La transfiguración del Señor...

Jesús se transfiguró en el monte Tabor, que se se encuentra en la Baja Galilea, a 588 metros sobre el nivel del mar. Este acontecimiento tuvo lugar, aproximadamente, un año antes de la Pasión de Cristo. 

Tuvo lugar mientras Jesús oraba, porque en la oración es cuando Dios se hace presente. Los apóstoles vieron a Jesús con un resplandor que casi no se puede describir con palabras: su rostro brillaba como el sol y sus vestidos eran resplandecientes como la luz. Pedro quería hacer tres tiendas para quedarse ahí. No le hacía falta nada, pues estaba plenamente feliz, gozando un anticipo del cielo. Estaba en presencia de Dios, viéndolo como era y él hubiera querido quedarse ahí para siempre. Los personajes que hablaban con Jesús eran Moisés y Elías. Moisés fue el que recibió la Ley de Dios en el Sinaí para el pueblo de Israel. Representa a la LEY. Elías, por su parte, es el padre de los profetas. Moisés y Elías son, por tanto, los representantes de la ley y de los PROFETAS, respectivamente, que vienen a dar testimonio de Jesús, quien es el cumplimiento de todo lo que dicen la ley y los profetas. 

Ellos hablaban de la muerte de Jesús, porque hablar de la muerte de Jesús es hablar de su AMOR, es hablar de la salvación de todos los hombres. Precisamente, Jesús transfigurado significa amor y salvación.

Seis días antes del día de la Transfiguración, Jesús les había hablado acerca de su Pasión, Muerte y Resurrección, pero ellos no habían entendido a qué se refería. Les había dicho, también, que algunos de los apóstoles verían la gloria de Dios antes de morir. Pedro, Santiago y Juan experimentaron lo que es el Cielo. Después de ellos, Dios ha escogido a otros santos para que compartieran esta experiencia antes de morir: Santa Teresa de Ávila, San Juan de la Cruz, Santa Teresita del Niño Jesús y San Pablo, entre otros. Todos ellos gozaron de gracias especiales que Dios quiso darles y su testimonio nos sirve para proporcionarnos una pequeña idea de lo maravilloso que es el Cielo. 

Santa Teresita explicaba que es sentirse “como un pajarillo que contempla la luz del Sol, sin que su luz lo lastime.”

¿Qué nos enseña este acontecimiento?
Nos enseña a seguir adelante aquí en la tierra aunque tengamos que sufrir, con la esperanza de que Él nos espera con su gloria en el Cielo y que vale la pena cualquier sufrimiento por alcanzarlo. A entender que el sufrimiento, cuando se ofrece a Dios, se convierte en sacrificio y así, éste tiene el poder de salvar a las almas. Jesús sufrió y así se desprendió de su vida para salvarnos a todos los hombres. A valorar la oración, ya que Jesús constantemente oraba con el Padre. A entender que el Cielo es algo que hay que ganar con los detalles de la vida de todos los días. A vivir el mandamiento que Él nos dejó: “Amaos los unos a los otros como Yo os he amado”.

Jesús invitó a su Transfiguración a Pedro, Santiago y Juan. A ellos les dio este regalo, este don. 
Pero también, nos invita a nosotros, su Iglesia, a que cada día vayamos configurándonos con Él y en Él.

Dios da su gracia a través de la oración y los sacramentos. Su gracia puede suplir todas nuestras debilidades. Habrá un juicio final que se basará en el amor, es decir, en cuánto hayamos amado o dejado de amar a los demás.

"Al atardecer de la Vida, nos examinarán del amor"
San Juan de la Cruz

Paz y Bien

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Re: Taller tema 7: Contemplando los misterios

Descripción: Notapor ana fedez » Lun Oct 14, 2013 9:57 am
CUARTO MISTERIO LUMINOSO: LA TRANSFIGURACIÓN

Unos ocho días después Jesús tomó consigo a Pedro, a Juan y Santiago y los llevó al monte a orar. Mientras él oraba, cambió el aspecto de su rostro y sus vestidos se volvieron de una blancura resplandeciente. Dos hombres, de improviso, se pusieron a hablar con él. Eran Moisés y Elías, que aparecieron con un resplandor glorioso y hablaban con él de su muerte, que iba a tener lugar en Jerusalén. Pedro y sus compañeros estaban cargados de sueño, pero lograron mantenerse despiertos y vieron la gloria de Jesús y a los dos hombres que estaban con él. Cuando éstos se alejaban de Jesús, Pedro dijo: "Maestro, ¡qué bien se está aquí! Hagamos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías". No sabía lo que decía. Mientras él estaba diciendo esto, vino una nube y los cubrió. Al entrar en la nube, los discípulos se asustaron. Y una voz desde la nube dijo: "Éste es mi hijo, el elegido, escuchadlo." Lc 9,28-35

Los Evangelistas Mateo, Marco y Lucas relatan la Transfiguración de Jesucristo sobre una "montaña alta" como dice el evangelio de Marcos 9,2 cuando su aspecto exterior cambió y se hizo luminoso. 
Decir que en el evangelio de Mateo 17:1 y en el de Marcos nos dice "seis días después" en lugar de ocho dias que dice Lucas, aunque no creo que tenga una gran importancia, tanto si fueron 6 u 8, bien podían haber hecho los 70 km. que distan desde Cesarea de Filipo hasta el monte Tabor que es donde se cree que pasó la Transfiguración.

Aunque no es nombrada por los Evangelistas, la antigua tradición, unánimemente indica el monte Tabor, que se encuentra en Galilea, a 6 Km. hacia SE de Nazaret. Cerca de esta montaña Jesucristo pasó su adolescencia, y posiblemente la subió varias veces y oraba sobre ella. Con su altura de casi 1 Km. el monte Tabor se eleva majestuosamente sobre las planicies circundantes, atrayendo miradas de los viajeros de todos lados. Desde su cima se abre la vista sobre el mar de Galilea y el río Jordán, que se encuentran al Este de él. Desde su base y hasta la mitad el monte esta cubierto por imponentes robles y pistachos.

El monte Tabor (en en hebreo:
הר תבור‎, Har Tabor) está localizado en la Baja Galilea, al este del Valle de Jezreel, 17 kilómetros al oeste del Mar de Galilea. Su altura es de 575 msnm (1.843 pies) y se eleva a 400 m con respecto a su entorno. Su cumbre se destaca desde lejos. Visto de este a oeste (desde Kfar Tabor) su cumbre es muy aguda; visto de sur a norte (desde Afula) es redondeada.
Se lo conoce también con el nombre de Jebel a'tur (en árabe), Itabyrium y el Monte de la Transfiguración. Se cree que es el sitio de la Transfiguración de Yeshua y de la batalla entre Barak y el ejército de Jabin, comandado por Sisera (véase Transfiguración de Jesús). Sin embargo, justo antes de la transfiguración, Yeshua y sus discípulos se encontraban en la región de Cesarea de Filipo, el pueblo de Banias del día actual. (Mr 8:27.) No es probable que Yeshua y los apóstoles se marchasen de esas inmediaciones o de la región cuando fueron a la “montaña encumbrada”. (Mr 9:2.) Desde el siglo IV E.C. se ha considerado el monte Tabor como el lugar tradicional de la transfiguración, pero como está a unos 70 Km. al SSO. de Cesarea de Filipo, parece una ubicación improbable. Debemos objetar sin embargo que Mateo 17:1 nos dice "seis días después..." y en seis días bien podían haber hecho 70 km.
Alberga en su cumbre la Basílica de la Transfiguración.
Tres aldeas árabes se hallan a los pies del monte: Shibli (al este), Umm-el-ghanam (al sur este) y Daburiya (al oeste)
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Tema 9: La ciudad de Belén
Curso: Tierra Santa, lugar de tres religiones. Semana del 28 de octubre
Autor: Juan Pablo Montes | Fuente: 
www.dialogoreligioso.org

Vamos recorriendo Tierra Santa de norte a sur. Ya hemos pasado por Galilea, por Samaria, y finalmente entramos a Judea.Esta semana nos detenemos en Belén, el lugar de nacimiento del Niño Jesús.

Hay mucho que visitar y conocer en Belén, los que van a la peregrinación de los domingos ya han pasado por allí, también los que han tenido la oportunidad de visitar Tierra Santa, pero todos, podemos detenernos en este santo lugar y acompañar a la Sagrada Familia en la gruta, la basílica y todos los lugares de Belén relacionados, plasmando en el foro los textos y las imágenes de las investigaciones y de las experiencias.

Preciosa etapa compañeros peregrinos, buen viaje!
Belén es nombre simbólico: en árabe "casa de la carne" y en hebraico "casa de pan"[1]. Se encuentra a solo 8 kilómetros de la ciudad de Jerusalén. Es un poblado árabe de unos 35.000 habitantes. 


Belén en el Antiguo Testamento

La ciudad de Belén es la cuna del Rey David, el hijo menor de Iese, elegido por Dios[2], ungido por el profeta Samuel para ser "el 2º Rey de Israel" y cabeza de la dinastía, de la cual nacería el Mesías.

"Belén y David quedarían a partir de entonces como una nota destacada en los oráculos mesiánicos"[3].

El profeta Miqueas le correspondió revelar donde nacería el "Ungido de las naciones": Mas tú, Belén Efratá, aunque eres la menor entre las familias de Judá, de ti me ha de salir aquel que ha de dominar en Israel, y cuyos orígenes son de antigüedad, desde los días de antaño. 

Por eso él los abandonará hasta el tiempo en que dé a luz la que ha de dar a luz. Entonces el resto de sus hermanos volverá a los hijos de Israel. 

El se alzará y pastoreará con el poder de Yahveh, con la majestad del nombre de Yahveh su Dios. Se asentarán bien, porque entonces se hará él grande hasta los confines de la tierra (Miq 5,1-3).


Belén en el Nuevo Testamento

Conocemos por los Evangelios que allí nació Jesús: En aquel tiempo, apareció un edicto del César Augusto para que se hiciera el censo de toda la tierra. (...) Y todos iban a hacerse empadronar, cada uno a su ciudad. Subió también José de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Betlehem, porque era de la casa y linaje de David, para hacerse inscribir con María su esposa, que estaba encinta. Ahora bien, mientras estaban allí, llegó para ella el tiempo de su alumbramiento. Y dio a luz a su hijo primogénito; y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en la hostería (Lc 2,1.3-7). El profeta Miqueas lo había profetizado siglos antes[4].

Los contemporáneos de Jesucristo conocían muy bien esa profecía, pues los Santos Evangelios hacen mención de ello: Ellos le dijeron: En Belén de Judea, porque así está escrito por medio del profeta: Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres, no, la menor entre los principales clanes de Judá; porque de ti saldrá un caudillo que apacentará a mi pueblo Israel (Mt 2,5-6).


La Basílica de la Natividad

La Basílica de la Natividad recuerda este acontecimiento importante: 

"La Estrella de plata (...) indica el lugar donde nació Cristo en la Gruta de la Basílica de la Natividad, (...) Si bien el altar pertenece al rito griego ortodoxo, la inscripción de la estrella es latina y reza: ´Aquí, de la Virgen María, nació Jesucristo´"[5].

La gruta de la Natividad tiene las dimensiones de una pequeña capilla casi rectangular (12,30 metros por 3,50 metros), con un pequeño ábside en el extremo oriental[6].

"El pesebre es venerado en la capillita, igualmente rupestre, de al lado. El altar que está en frente al pesebre está dedicado a los Reyes Magos. En él pueden celebrar la misa los sacerdotes católicos"[7]. 


Gruta de la Natividad

Y sucedió que, mientras ellos estaban allí, se le cumplieron los días del alumbramiento, y dio a luz a su hijo primogénito, le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en el alojamiento (Lc 2,6-7).

"... el lugar tradicional del nacimiento de Cristo. Es una gruta que se encuentra bajo el presbiterio. A ambos lados de este hay una escalera que comunican con la gruta" (...) La gruta es una capilla de reducidas dimensiones, de forma casi rectangular (12,30 metros x 3,50 metros), con un pequeño ábside en el extremo oriental. En él hay un altar y, debajo de éste, una estrella de plata señala el lugar donde Cristo nació de la Virgen María".

"El pesebre es venerado en la capillita igualmente rupestre de al lado. El altar que está al frente está dedicado a los Reyes Magos"[8].


Iglesia de Santa Catalina

Fue construida en la Edad Medía y dedicada a la mártir de Alejandría. Hoy es la Iglesia parroquial de la comunidad católica de la ciudad de Belén, regenteada por la Congregación fundada por San Francisco de Asís.

Es en esta Iglesia, donde se celebra con toda solemnidad la Navidad del Verbo Encarnado, presidida la Santa Misa por el Patriarca latino de Jerusalén.

"La iglesia ha sufrido varias transformaciones. En 1880 fue ampliada hacia el oeste, sacrificando la galería oriental del claustro de San Jerónimo, situado a la entrada de la Iglesia, lo que fue una pérdida, por tratarse de una obra notable en su género en Palestina. En 1948 fue restaurada por A. Barluzzi. En el centro luce una estatua de San Jerónimo"[9].


Grutas de San Jerónimo

En la nave derecha de la Iglesia de Santa Catalina hay una escalera que desciende las grutas llamadas de San Jerónimo, en memoria de este santo Doctor de la Iglesia. Según una tradición, este santo, quien vivió en la ciudad de Belén, y fue donde escribió la Biblia, llamada "Vulgata", eligió estas grutas para su sepultura.

La gruta más grande está dedicada al Patriarca San José y a la visión del ángel, quien le ordena de parte de Dios que parta hacia Egipto para salvar al Divino Niño que estaba en peligro[10]. A la izquierda de la entrada, una capillita rupestre dedicada a los Santos Inocentes. Debajo del presbiterio se encuentran algunas tumbas vacías de personas que quisieron ser enterradas cerca del Santo.

Próxima a la escalera de bajada, por el lado derecho, una puerta comunica con una estancia, donde pueden verse los cenotafios[11] de las Santas Paula y Eustoquia, su hija y el de Eusebio de Cremona.

"A la izquierda, junto a la entrada, existe una cisterna que, según estudios arqueológicos, es anterior al nacimiento de Jesucristo, lo que prueba que están grutas eran ya utilizadas para cobijo de animales y, probablemente, también de personas"[12].


Gruta de la leche

La Gruta de la Leche se encuentra a 200 metros aproximadamente del Santuario de la Natividad. Según una tradición, en la huida a Egipto[13], la Santísima Virgen María sentada sobre una roca, dio de mamar al Verbo Encarnado.

A la entrada de la capilla, se encuentra una hermosa escultura de San José conduciendo un pequeño burro, quien lleva en su lomo a su esposa, la Virgen María y al Niño Dios, en brazos de su Madre. Ambos padres miran con ternura a quien es el Verbo Encarnado.

La capilla tiene muchísimos cuadros, donde se ve a la Virgen María dándole el pecho a su Divino Hijo.


La ciudad de Belén en la Sagrada Escritura

◦ Belén - Efrata: Casa de pan - La fértil
◦ Génesis 35,16.20; 48,7 Nacimiento de Benjamín. Tumba de Raquel
◦ Jueces 17,7-13 El país de un levita, sierva de Micá
◦ 1º Samuel 16,1-13 Unción de David por Samuel
◦ 2º Samuel 23,13-17 Ocupada por los Filisteos
◦ 1º Crónica 2,9-17 Orígenes de David
◦ 2º Crónica 11,1-3 Unción de David
◦ 1º Crónica 3,1-9 Hijos de David
◦ San Mateo 2,1-18 Adoración de los Magos y muerte de los santos Inocentes
◦San Lucas 2,1-7 Nacimiento de Jesús en Belén
◦ San Juan 7,42 Los judíos sabían que el Mesías nacería en Belén y sería descendiente del Rey David
◦ Miqueas 5,1-5 Jesús vendrá al pueblo de Belén


Bibliografía

[1] LOMBARDI, LUIGI; La Tierra Santa, Edizioni Plurigraf, Narni-Terni, 1986, 23.
[2] Cf. 1º Sam 16,1ss.
[3] DÍEZ, FLORENTINO; Guía de Tierra Santa, Editorial Verbo Divino, Madrid, 1993, 167.
[4] Pero tú, Belén de Efrata, pequeña para ser contada entre las familias de Judá, de ti me saldrá quien señoreará en Israel, cuyos orígenes serán de antiguo, de días de muy remota antigüedad (Miq 5,2).
[5] LOMBARDI, LUIGI; La Tierra Santa, Edizioni Plurigraf, Narni-Terni, 1986, 24.
[6] Cf. DÍEZ, FLORENTINO; Guía de Tierra Santa, Editorial Verbo Divino, Madrid, 1990, 169.
[7] DÍEZ, FLORENTINO; Guía de Tierra Santa, Editorial Verbo Divino, Madrid, 1990, 169.
[8] DÍEZ, FLORENTINO; Guía de Tierra Santa, Editorial Verbo Divino, Madrid, 1993, 174
[9] DÍEZ, FLORENTINO; Guía de Tierra Santa, Editorial Verbo Divino, Madrid, 1993, 175.
[10] Cf. Mt 2,13ss.
[11] "Monumento funerario sin los restos de la persona a quien se halla dedicado".
[12] DÍEZ, FLORENTINO; Guía de Tierra Santa, Editorial Verbo Divino, Madrid, 1993, 175.
[13] Cf. Mt 2,14.

Autor: Juan Pablo Montes


Tema 11: Entrada en Jerusalén
Curso: Tierra Santa, lugar de tres religiones. Semana del 11 de noviembre 
Autor: S.S. Benedicto XVI | Fuente: Jesús de Nazaret: Desde la Entrada en Jerusalén hasta la Resurrección
Después de haber recorrido Israel durante diez semanas, hoy llegamos a Jerusalén. Utilizamos un capítulo del libro "Jesús de Nazaret: Desde la Entrada en Jerusalén hasta la Resurrección", de S.S. Benedicto XVI.

Es para leerlo despacio, para mirar con los ojos de la fe y también con ojos de peregrino en esta tierra, los lugares, las situaciones, los personajes, las aplicaciones litúrgicas de este pasaje del Evangelio en este texto del Papa Benedicto.

Adelante peregrinos! Entremos con Jesús a Jerusalén!



El Evangelio de Juan refiere que Jesús celebró tres fiestas de Pascua durante el tiempo de su vida pública: una primera en relación con la purificación del templo (2,13-25); otra con ocasión de la multiplicación de los panes (6,4); y, finalmente, la Pascua de la muerte y resurrección (p. ej. 12,1; 13,1), que se ha convertido en «su» gran Pascua, en la cual se funda la fiesta cristiana, la Pascua de los cristianos. Los Sinópticos han transmitido información solamente de una Pascua: la de la cruz y la resurrección; para Lucas, el camino de Jesús se describe casi como un único subir en peregrinación desde Galilea hasta Jerusalén.
 

Es ante todo una «subida» en sentido geográfico: el Mar de Galilea está aproximadamente a 200 metros bajo el nivel del mar, mientras que la altura media de Jerusalén es de 760 metros sobre el nivel del mar. Como peldaños de esta subida, cada uno de los Sinópticos nos ha transmitido tres profecías de Jesús sobre su Pasión, aludiendo con ello también a la subida interior, que se va desarrollando a lo largo del camino exterior: el ir caminando hacia el templo como el lugar donde Dios quiso «establecer» su nombre, como se describe en el Libro del Deuteronomio (12,11; 14,23).

La última meta de esta «subida» de Jesús es la entrega de sí mismo en la cruz, una entrega que reemplaza los sacrificios antiguos; es la subida que la Carta a los Hebreos califica como un ascender, no ya a una tienda hecha por mano de hombre, sino al cielo mismo, es decir, a la presencia de Dios (9,24). Esta ascensión hasta la presencia de Dios pasa por la cruz, es la subida hacia el «amor hasta el extremo» (cf.Jn 13,1), que es el verdadero monte de Dios.
 

Naturalmente, la meta inmediata de la peregrinación de Jesús es Jerusalén, la Ciudad Santa con su templo y la «Pascua de los judíos», como la llama Juan (2,13). Jesús se había puesto en camino junto con los Doce, pero poco a poco se fue uniendo a ellos un grupo creciente de peregrinos; Mateo y Marcos nos dicen que, ya al salir de Jericó, había una «gran muchedumbre» que seguía a Jesús (Mt 20,29; cf. Mc 10,46).
 

En este último tramo del recorrido hay un episodio que aumenta la expectación por lo que está a punto de ocurrir, y que pone a Jesús de un modo nuevo en el centro de atención de quienes lo acompañan. Un mendigo ciego, llamado Bartimeo, está sentado junto al camino. Se entera de que entre los peregrinos está Jesús y entonces se pone a gritar sin cesar: «Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí» (Mc10,47). En vano tratan de tranquilizarlo y, al final, Jesús le invita a que se acerque. A su súplica -«Rabbuní, ¡que pueda ver!»-, Jesús le contesta: «Anda, tu fe te ha curado».
 

Bartimeo recobró la vista «y le seguía por el camino» (Mc10,48-52). Una vez que ya podía ver, se unió a la peregrinación hacia Jerusalén. De repente, el tema «David», con su intrínseca esperanza mesiánica, se apoderó de la muchedumbre: este Jesús con el que iban de camino ¿no será acaso verdaderamente el nuevo David? Con su entrada en la Ciudad Santa, ¿no habrá llegado la hora en que Él restablezca el reino de David?
 

Los preparativos que Jesús dispone con sus discípulos hacen crecer esta expectativa. Jesús llega al Monte de los Olivos desde Betfagé y Betania, por donde se esperaba la entrada del Mesías. Manda por delante a dos discípulos, diciéndoles que encontrarían un borrico atado, un pollino, que nadie había montado. Tienen que desatarlo y llevárselo; si alguien les pregunta el porqué, han de responder: «El Señor lo necesita» (Mc 11,3; Lc 19,31). Los discípulos encuentran el borrico, se les pregunta -como estaba previsto- por el derecho que tienen para llevárselo, responden como se les había ordenado y cumplen con el encargo recibido. Así, Jesús entra en la ciudad montado en un borrico prestado, que inmediatamente después devolverá a su dueño.
 

Todo esto puede parecer más bien irrelevante para el lector de hoy, pero para los judíos contemporáneos de Jesús está cargado de referencias misteriosas. En cada uno de los detalles está presente el tema de la realeza y sus promesas. Jesús reivindica el derecho del rey a requisar medios de transporte, un derecho conocido en toda la antigüedad (cf. Pesch, Markusevangelium, II, p. 180). El hecho de que se trate de un animal sobre el que nadie ha montado todavía remite también a un derecho real. Y, sobre todo, se hace alusión a ciertas palabras del Antiguo Testamento que dan a todo el episodio un sentido más profundo.
 

En primer lugar, las palabras de Génesis 49,10s, la bendición de Jacob, en las que se asigna a Judá el cetro, el bastón de mando, que no le será quitado de sus rodillas «hasta que llegue aquel a quien le pertenece y a quien los pueblos deben obediencia». Se dice de Él que ata su borriquillo a la vid (Gn 49,11). Por tanto, el borrico atado hace referencia al que tiene que venir, al cual «los pueblos deben obediencia».
 

Más importante aún es Zacarías 9,9, el texto que Mateo y Juan citan explícitamente para hacer comprender el «Domingo de Ramos»: «Decid a la hija de Sión: mira a tu rey, que viene a ti humilde, montado en un asno, en un pollino, hijo de acémila» (Mt 21,5;cf. Za 9,9; Jn 12,15). Ya hemos reflexionado ampliamente sobre el sentido de estas palabras del profeta para comprender la figura de Jesús al comentar la bienaventuranza de los humildes, de los mansos (cf. primera parte, pp. 108-112). Él es un rey que rompe los arcos de guerra, un rey de la paz y un rey de la sencillez, un rey de los pobres. Y hemos visto, en fin, que gobierna un reino que se extiende demar a mar y abarca toda la tierra (cf. ibíd., p. 109); esto nos ha recordado el nuevo reino universal de Jesús que, en las comunidades de la fracción del pan, es decir, en la comunión con Jesucristo, se extiende de mar a mar como reino de su paz (cf. ibíd., p. 112).
 

Todo esto no podía verse entonces, pero lo que, oculto en la visión profética, había sido apenas vislumbrado desde lejos, resulta evidente en retrospectiva.
 

Por ahora retengamos esto: Jesús reivindica, de hecho, un derecho regio. Quiere que se entienda su camino y su actuación sobre la base de las promesas del Antiguo Testamento, que se hacen realidad en Él. El Antiguo Testamento habla de Él, y viceversa: Él actúa y vive de la Palabra de Dios, no según sus propios programas y deseos. Su exigencia se funda en la obediencia a los mandatos del Padre. Sus pasos son un caminar por la senda de la Palabra de Dios. Al mismo tiempo, la referencia a Zacarías 9,9 excluye una interpretación «zelote» de la realeza: Jesús no se apoya en la violencia, no emprende una insurrección militar contra Roma.
 

Su poder es de carácter diferente: reside en la pobreza de Dios, en la paz de Dios, que Él considera el único poder salvador.
 

Volvamos al desarrollo de la narración. Cuando se lleva el borrico a Jesús, ocurre algo inesperado: los discípulos echan sus mantos encima del borrico; mientras Mateo (21,7) y Marcos (11,7) dicen simplemente que «Jesús se montó», Lucas escribe: «Y le ayudaron a montar» (19,35). Ésta es la expresión usada en el Primer Libro de los Reyes cuando narra el acceso de Salomón al trono de David, su padre. Allí se lee que el rey David ordena al sacerdote Zadoc, al profeta Natán y a Benaías: «Tomad con vosotros los veteranos de vuestro señor, montad a mi hijo Salomón sobre mi propia mula y bajadle a Guijón. El sacerdote Zadoc y el profeta Natán lo ungirán allí como rey de Israel...» (1,33s).
 

También el echar los mantos tiene su sentido en la realeza de Israel (cf. 2 R 9,13). Lo que hacen los discípulos es un gesto de entronización en la tradición de la realeza davídica y, así, también en la esperanza mesiánica que se ha desarrollado a partir de ella. Los peregrinos que han venido con Jesús a Jerusalén se dejan contagiar por el entusiasmo de los discípulos; ahora alfombran con sus mantos el camino por donde pasa. Cortan ramas de los árboles y gritan palabras del Salmo 118, palabras de oración de la liturgia de los peregrinos de Israel que en sus labios se convierten en una proclamación mesiánica: «¡Hosanna, bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Bendito el Reino que llega, el de nuestro padre David! ¡Hosanna en las alturas!» (Mc 11,9s; cf. Sal 118,25s).
 

Esta aclamación la han transmitido los cuatro evangelistas, aunque con sus variantes específicas. Estas diferencias no son irrelevantes para la historia de la transmisión y la visión teológica de cada uno de los evangelistas, pero no es necesario que nos ocupemos aquí de ellas. Tratamos solamente de comprender las líneas esenciales de fondo, teniendo en cuenta, además, que la liturgia cristiana ha acogido este saludo, interpretándolo a la luz de la fe pascual de la Iglesia.
 

Ante todo, aparece la exclamación: «¡Hosanna!». Originalmente, ésta era una expresión de súplica, como: «¡Ayúdanos!». En el séptimo día de la fiesta de las Tiendas, los sacerdotes, dando siete vueltas en torno al altar del incienso, la repetían monótonamente para implorar la lluvia. Pero, así como la fiesta de las Tiendas se transformó de fiesta de súplica en una fiesta de alegría, la súplica se convirtió cada vez más en una exclamación de júbilo (cf. Lohse, ThWNT, IX, p. 682).
 

La palabra había probablemente asumido también un sentido mesiánico ya en los tiempos de Jesús. Así, podemos reconocer en la exclamación «¡Hosanna!» una expresión de múltiples sentimientos, tanto de los peregrinos que venían con Jesús como de sus discípulos: una alabanza jubilosa a Dios en el momento de aquella entrada; la esperanza de que hubiera llegado la hora del Mesías, y al mismo tiempo la petición de que fuera instaurado de nuevo el reino de David y, con ello, el reinado de Dios sobre Israel.
 

La palabra siguiente del Salmo 118, «bendito el que viene en el nombre del Señor», perteneció en un primer tiempo, como se ha dicho, a la liturgia de Israel para los peregrinos y con ella se los saludaba a la entrada de la ciudad o del templo. Lo demuestra también la segunda parte del versículo: «Os bendecimos desde la casa del Señor». Era una bendición que los sacerdotes dirigían y casi imponían sobre los peregrinos a su llegada. Pero con el tiempo la expresión «que viene en el nombre del Señor» había adquirido un sentido mesiánico. Más aún, se había convertido incluso en la denominación de Aquel que había sido prometido por Dios. De este modo, de una bendición para los peregrinos la expresión se transformó en una alabanza a Jesús, al que se saluda como al que viene en nombre de Dios, como el Esperado y el Anunciado por todas las promesas.
 

La referencia específicamente davídica, que se encuentra solamente en el texto de Marcos, nos presenta tal vez en su modo más originario la expectativa de los peregrinos en aquellos momentos. Lucas, que escribe para los cristianos procedentes del paganismo, ha omitido completamente el «Hosanna» y la referencia a David, reemplazándola con una exclamación que alude a la Navidad: «¡Paz en el cielo y gloria en las alturas!» (19,38; cf. 2,14). De los tres Evangelios sinópticos, pero también de Juan, se deduce claramente que la escena del homenaje mesiánico a Jesús tuvo lugar al entrar en la ciudad, y que sus protagonistas no fueron los habitantes de Jerusalén, sino los que acompañaban a Jesús entrando con Él en la Ciudad Santa.
 

Mateo lo da a entender de la manera más explícita, añadiendo después de la narración del Hosanna dirigido a Jesús, hijo de David, el comentario: «Al entrar en Jerusalén, toda la ciudad preguntaba alborotada: "¿Quién es éste?". La gente que venía con él decía: "Es Jesús, el profeta de Nazaret de Galilea"» (21,10s). El paralelismo con el relato de los Magos de Oriente es evidente. Tampoco entonces se sabía nada en la ciudad de Jerusalén sobre el rey de los judíos que acababa de nacer; esta noticia había dejado a Jerusalén «trastornada» (Mt 2,3).
 

Ahora se «alborota»: Mateo usa la palabra eseísthe (seíö), que expresa el estremecimiento causado por un terremoto.
 

Algo se había oído hablar del profeta que venía de Nazaret, pero no parecía tener ninguna relevancia para Jerusalén, no era conocido. La multitud que homenajeaba a Jesús en la periferia de la ciudad no es la misma que pediría después su crucifixión. En esta doble noticia sobre el no reconocimiento de Jesús -una actitud de indiferencia y de inquietud a la vez-, hay ya una cierta alusión a la tragedia de la ciudad, que Jesús había anunciado repetidamente, y de modo más explícito en su discurso escatológico.
 

Pero en Mateo hay también otro texto importante, exclusivamente suyo, sobre la acogida de Jesús en la Ciudad Santa. Después de la purificación del templo, algunos niños repiten en el templo las palabras del homenaje a Jesús: «¡Hosanna al hijo de David!» (21,15). Jesús defiende la aclamación de los niños ante los «sumos sacerdotes y los escribas» haciendo referencia al Salmo 8,3: «De la boca de los niños y de los que aún maman has sacado una alabanza».
 

Volveremos de nuevo sobre esta escena en la reflexión sobre la purificación del templo.
 

Tratemos aquí de comprender lo que Jesús ha querido decir con la referencia al Salmo 8, una alusión con la cual ha abierto una vasta perspectiva histórico-salvífica.
 

Lo que quería decir resulta muy claro si recordamos el episodio sobre los niños presentados a Jesús «para que los tocara», descrito por todos los evangelistas sinópticos. Contra la resistencia de los discípulos, que quieren defenderlo frente a esta intromisión, Jesús llama a los niños, les impone las manos y los bendice. Y explica luego este gesto diciendo: «Dejad que los niños se acerquen a mí: no se lo impidáis; de los que son como ellos es el Reino de Dios. Os aseguro que el que no acepte el Reino de Dios como un niño, no entrará en él» (Mc10,13-15).
 

Los niños son para Jesús el ejemplo por excelencia de ese ser pequeño ante Dios que es necesario para poder pasar por el «ojo de una aguja», a lo que hace referencia el relato del joven rico en el pasaje que sigue inmediatamente después (Mc 10,17-27).
 

Poco antes había ocurrido el episodio en el que Jesús reaccionó a la discusión sobre quién era el más importante entre los discípulos poniendo en medio a un niño, y abrazándole dijo: «El que acoge a un niño como éste en mi nombre, me acoge a mí» (Mc 9,33-37). Jesús se identifica con el niño, Él mismo se ha hecho pequeño. Como Hijo, no hace nada por sí mismo, sino que actúa totalmente a partir del Padre y de cara a Él.
 

Si se tiene en cuenta esto, se entiende también la perícopa siguiente, en la cual ya no se habla de niños, sino de los «pequeños»; y la expresión «los pequeños» se convierte incluso en la denominación de los creyentes, de la comunidad de los discípulos de Jesús (cf. Mc 9,42). Han encontrado este auténtico ser pequeño en la fe, que reconduce al hombre a su verdad.
 

Volvemos con esto al «Hosanna» de los niños. A la luz del Salmo 8, la alabanza de los niños aparece como una anticipación de la alabanza que sus «pequeños» entonarán en su honor mucho más allá de esta hora.
 

En este sentido, con buenas razones, la Iglesia naciente pudo ver en dicha escena la representación anticipada de lo que ella misma hace en la liturgia. Ya en el texto litúrgico post-pascual más antiguo que conocemos -en la Didaché, en torno al año 100-, antes de la distribución de los sagrados dones aparece el «Hosanna» junto con el «Maranatha»: «¡Venga la gracia y pase este mundo! ¡Hosanna al Dios de David! ¡Si alguno es santo, venga!; el que no lo es, se convierta. ¡Maranatha! Amén» (10,6).
 

También el Benedictus fue incluido muy pronto en la liturgia: para la Iglesia naciente el «Domingo de Ramos» no era una cosa del pasado. Así como entonces el Señor entró en la Ciudad Santa a lomos del asno, así también la Iglesia lo veía llegar siempre nuevamente bajo la humilde apariencia del pan y el vino.
 

La Iglesia saluda al Señor en la Sagrada Eucaristía como el que ahora viene, el que ha hecho su entrada en ella. Y lo saluda al mismo tiempo como Aquel que sigue siendo el que ha de venir y nos prepara para su venida. Como peregrinos, vamos hacia Él; como peregrino, Él sale a nuestro encuentro y nos incorpora a su «subida» hacia la cruz y la resurrección, hacia la Jerusalén definitiva que, en la comunión con su Cuerpo, ya se está desarrollando en medio de este mundo.

S.S. Benedicto XVI. "Jesús de Nazaret: Desde la Entrada en Jerusalén hasta la Resurrección". (Cap. 1)





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