Lunes 17 de julio de 2017
Alejo (s. V)
Éx 1,8-14.22: Vamos a vencer a Israel
Salmo 123: Nuestro auxilio es el nombre del Señor
Mt 10,34–11,1: No vine a traer paz, sino espada
Con este
pasaje llega a su fin el discurso misionero en el evangelio de Mateo. Las
advertencias sobre las dificultades y peligros que trae aparejada la misión se
agudizan. Jesús había exhortado a sus discípulos pidiéndoles que perseveraran
sin miedo hasta el final. Ahora lleva sus palabras hasta las últimas
consecuencias. Optar por Jesús y su evangelio, elegir la misión como estilo de
vida confronta a quien lo sigue con sus vínculos y afectos más entrañables.
Jesús exige nuevas prioridades. La primera parte del texto es, como decíamos
ayer, una constatación de lo que en realidad ha sucedido con los discípulos.
Jesús mismo había sido un “signo de contradicción” para sus contemporáneos. El
mensaje del Reino y su práctica de liberación trae aparejado, inevitablemente,
violencia y división. Quienes adhieran a él de corazón y asuman para sí la
misión de Jesús han de prepararse para estas consecuencias. El discurso de
Jesús no deja lugar a dudas: Todo esto es posible si él se transforma en el
absoluto de nuestras vidas.
Martes 18 de julio de 2017
Sinforosa y sus siete hijos mártires (s. II)
Éx 2,1-15a: Lo llamo Moisés, porque lo sacó del
agua
Salmo 68: Humildes, busquen al Señor, y vivirá su
corazón
Mt 11,20-24: Jesús recrimina a tres ciudades
Luego del
discurso misionero Mateo describe cómo le fue a Jesús con su actividad y las
reacciones de su auditorio en los diversos ámbitos en que se mueve. Corozaín,
Betsaida y Cafarnaúm son, en tiempos de Jesús, pequeñas ciudades vecinas
ubicadas a una y otra orilla del lago de Genezaret. El radio de su acción
misionera es bien acotado, como se puede percibir al consultar cualquier mapa
de Palestina en los tiempos de Jesús. Nos llama la atención el desfase entre lo
pequeño del territorio y la grandeza de la misión; también es llamativa la
comparación de las tres ciudades con Tiro y Sidón, acérrimas enemigas de Israel
que ligaron varias maldiciones de los profetas por su hostilidad y con Sodoma,
destruida por Dios a causa de su perversión. Las ciudades de Galilea son
privilegiadas. En ellas Jesús ha realizado sus milagros. Sin embargo la misión
de Jesús allí ha fracasado. Jesús reacciona con energía ante la soberbia de sus
habitantes. Evangelizar en la ciudad continúa siendo un desafío misionero
Miércoles 19 de julio de 2017
Arsenio,
monje (450), Justa y Rufina, mártires (287)
Éx 3,1-6.9-12: El Señor se apareció a Moisés
Salmo 102: El Señor es compasivo y misericordioso
Mt 11,25-27: Has revelado estas cosas a la gente
sencilla
Como
comentario al evangelio compartimos párrafos de una oración titulada “Oración
de mi sacerdocio”, escrita por Mons. Angelelli, pastor, profeta y mártir de los
pobres, en La Rioja, Argentina. “Veinticinco años vividos por esos caminos de
Dios, con mañanas de Pascua y tardes de dolor, con fidelidades de hijo y debilidades
de pecador, con las manos metidas en la tierra del hombre… de este pueblo tuyo
que me entregaste, Señor. Mi vida fue como el arroyo… anunciar el aleluya a los
pobres y pulirse en el interior; canto rodado con el pueblo y silencios de
“encuentros” contigo… solo… Señor. Mi vida fue como el sauzal… pegadita junto
al Río para dar sombra nomás. Mi vida fue como el camino… pegadita al arenal
para que la transite la gente pensando: “Hay que seguir andando nomás”. Mi vida
fue como el cardón… sacudida por los vientos y agarrada a Ti, Señor; vigía en
noches de estrellas para susurrarle a cada hombre: “Cuando la vida se esconde
entre espinas, siempre florece una flor”.
Jueves 20 de julio de 2017
Apolinar, mártir (s. II)
Éx 3,13-20: “Yo soy” me envía a ustedes
Salmo 104: El Señor se acuerda de su alianza
eternamente
Mt 11,28-30: Soy manso y humilde de corazón
¿Puede la
religión entorpecer el camino que nos conduce hacia Dios? ¿Pueden nuestras
actitudes ser un obstáculo para que otros se encuentren con Jesús? ¿Cuál es la
imagen de Dios que tenemos presente en nuestras vidas? ¿Un Dios-Juez que
castiga nuestros pecados? ¿Un papá condescendiente? ¿Un Dios de amor y
libertad? ¿Qué es lo que damos a conocer de Dios y de Jesús a los demás? Cuando
las personas absolutizamos los sistemas religiosos, los desvirtuamos y ya no
sirven para la finalidad que les dio origen. Se transforman en un instrumento
de opresión que nos agobia o en una estructura que manipula y somete nuestra
conciencia. La experiencia de Dios reclama el soporte de la religión para
perdurar en el tiempo. Pero es necesario que cumpla con su rol de mediación, no
de absoluto. El evangelio de Mateo compara las enseñanzas de Jesús con las de
los demás maestros de su época. Este breve pasaje nos invita una vez más a
liberarnos de las ataduras religiosas para encontrarnos con él.
Viernes 21 de julio de 2017
Lorenzo de Brindisi (1619)
Éx 11,10–12,14: Matarán un cordero al atardecer
Salmo 115: Alzaré el cáliz de salvación invocando
el nombre del Señor
Mt 12,1-8: El Hijo del Hombre es señor del sábado
El texto
del evangelio presenta a Jesús discutiendo con un grupo de fariseos a causa de
la licitud de los comportamientos y las prácticas religiosas. Los fariseos
contraponen el rigorismo de la Ley a la libre observancia de los discípulos de
Jesús. La mentalidad religiosa está formateada para dirimir lo que está
permitido de lo que está prohibido. Esta mentalidad lleva al cumplimiento pero
no a la adhesión. Con parámetros rigurosos compromete la propia vida. Y desde
esta perspectiva juzga las acciones de los demás. Jesús también recurre a la
Escritura para legitimar el proceder de sus discípulos. No le interesa tanto
llegar a una conclusión acerca de la licitud de sus actos cuanto develar el
rostro de Dios que se manifiesta en ambos modos de proceder. ¿Un Dios del
sacrificio y la observancia o un Dios de misericordia, atento a las necesidades
de las personas? Los fariseos tienen mucho que aprender. También a nosotros nos
falta mucho por aprender en este sentido cuando juzgamos las prácticas de los
demás.
Sábado 22 de julio de 2017
María Magdalena (s. I)
Cant 3,1-4a: Encontré el amor de mi alma
Salmo 62: Mi alma está sedienta de ti, mi Dios
Jn 20,1.11-18: Mujer, ¿por qué lloras?, ¿a quién
buscas?
El
evangelio de Juan resalta la figura de varias mujeres que se destacan como
fundamento de la comunidad joánica: María, la madre de Jesús, la mujer
samaritana, Marta y María de Betania, hermanas de Lázaro, y María Magdalena a
quien la liturgia conmemora en este día. En la comunidad eclesial católica las
mujeres también han sido y continúan siendo fundamentales. Sin embargo se les
asigna un rol siempre secundario. Lo mismo parece haber ocurrido con María
Magdalena en la tradición de la iglesia. La recordamos como la prostituta que
nunca fue y olvidamos que fue bendecida como primera anunciadora de Jesús
Resucitado. La mujer que permaneció de pie junto a la cruz en el momento de la
manifestación gloriosa de Jesús. Aquella que no encontraba consuelo ante la ausencia
del Señor amado pero lo seguía buscando. Testigo privilegiada de la
resurrección que corre a anunciar a sus hermanos. María Magdalena es un ser
precioso a los ojos de Jesús y de la comunidad cristiana. Celebremos su memoria
como lo merece.
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