jueves, 10 de mayo de 2018

La Ascensión del Señor: Nadie ha subido al cielo sino aquel que ha bajado del cielo.- Oremos juntos.

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San Agustín
Sermón sobre la Ascensión del Señor
Nadie ha subido al cielo sino aquel que ha bajado del cielo
"Hoy nuestro Señor Jesucristo ha subido al cielo; suba también con él
nuestro corazón. Oigamos lo que nos dice el Apóstol: Si habéis sido
resucitados con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde Cristo está
sentado a la diestra de Dios. Poned vuestro corazón en las cosas del cielo,
no en las de la tierra. Pues, del mismo modo que él subió sin alejarse por
ello de nosotros, así también nosotros estamos ya con él allí, aunque
todavía no se haya realizado en nuestro cuerpo lo que se nos promete.
Él ha sido elevado ya a lo más alto de los cielos; sin embargo, continúa
sufriendo en la tierra a través de las fatigas que experimentan sus
miembros. Así lo atestiguó con aquella voz bajada del cielo: Saulo, Saulo,
¿por qué me persigues? Y también: Tuve hambre y me disteis de comer. ¿Por
qué no trabajamos nosotros también aquí en la tierra, de manera que, por la
fe, la esperanza y la caridad que nos unen a él, descansemos ya con él en
los cielos? Él está allí, pero continúa estando con nosotros; asimismo,
nosotros, estando aquí, estamos también con él. Él está con nosotros por su
divinidad, por su poder, por su amor; nosotros, aunque no podemos realizar
esto como él por la divinidad, lo podemos sin embargo por el amor hacia él.
Él, cuando bajó a nosotros, no dejó el cielo; tampoco nos ha dejado a
nosotros, al volver al cielo. Él mismo asegura que no dejó el cielo mientras
estaba con nosotros, pues que afirma: Nadie ha subido al cielo sino aquel
que ha bajado del cielo, el Hijo del hombre, que está en el cielo. Esto lo
dice en razón de la unidad que existe entre él, nuestra cabeza, y nosotros,
su cuerpo. Y nadie, excepto él, podría decirlo, ya que nosotros estamos
identificados con él, en virtud de que él, por nuestra causa, se hizo Hijo
del hombre, y nosotros, por él, hemos sido hechos hijos de Dios.
En este sentido dice el Apóstol: Lo mismo que el cuerpo es uno y tiene
muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, a pesar de ser muchos, son
un solo cuerpo, así es también Cristo. No dice: «Así es Cristo», sino: Así
es también Cristo. Por tanto, Cristo es un solo cuerpo formado por muchos
miembros. Bajó, pues, del cielo, por su misericordia, pero ya no subió él
solo, puesto que nosotros subimos también en él por la gracia. Así, pues,
Cristo descendió él solo, pero ya no ascendió él solo; no es que queramos
confundir la divinidad de la cabeza con la del cuerpo, pero sí afirmamos que
la unidad de todo el cuerpo pide que éste no sea separado de su cabeza.
Sermón 98, Sobre la Ascensión del Señor, 1-2: PLS 2, 494-495

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