lunes, 7 de mayo de 2018

Servicio Bíblico Latinoamericano Semana del 19 al 25 de noviembre de 2017 – Ciclo A


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Domingo 19 de noviembre de 2017
33º Ordinario
Ntra. Sra. de la Divina Providencia

Prov 31,10-13.19-20.30-31: Una mujer hacendosa, ¿quién la encontrará?
Salmo 127: Dichoso el que teme al Señor
1Tes 5,1-6: Que el día del Señor no los sorprenda
Mt 25,14-30: Parábola de los talentos



La «parábola de los talentos» es el texto principal entre los tres de hoy. Un comentario pastoral a esta lectura podrá ir por la senda usual ante este texto: Mateo acaba de hablar de la venida futura del Hijo del Hombre para el juicio, y a continuación nos dice cuáles son las actitudes adecuadas ante esa venida, a saber, la vigilancia (parábola de las diez vírgenes) y el compromiso de la caridad (parábolas de los talentos y del juicio de las naciones). La parábola de los talentos es, en este contexto interpretativo, un elogio del compromiso, de la efectividad, del trabajo, del rendimiento. Podrá ser aplicada fructuosamente al trabajo, la profesión, las realidades terrestres, el compromiso secular...
Sin embargo, el contexto de la hora histórica que vivimos es tal, que este mensaje, en sí mismo bueno y hasta naif, ingenuo, puede resultar funcional respecto a la ideología actualmente dominante, el neoliberalismo. Éste, en efecto, predica, como grandes valores suyos, la eficacia, la competitividad, la creación de riqueza, el aumento de la productividad, el crecimiento económico (si tenemos un crecimiento bajo o no crecemos, nos declaramos en crisis), los altos rendimientos de interés bancario, la inversión en valores, etc. Son nombres modernos bien adecuados para lo que se presenta en la parábola, aunque si se los utiliza en la homilía, no pocos oyentes pensarán que el orador sagrado se salió de su competencia (o peor: que «se metió en política»). Por una casualidad del destino, esta parábola se hizo bien actual, y los teólogos neoconservadores (también hay «neocons» en teología) la valoran altamente. Algunas de sus frases, sin necesidad siquiera de interpretaciones rebuscadas, avalan directamente principios neoliberales. Pensemos, por ejemplo en el enigmático versículo de Mt 25, 29: «Al que produce se le dará y tendrá en abundancia, pero al que no produce, se le quitará hasta lo que tiene». No será fácil evitar en la predicación hacer el juego con esta parábola a un sistema que, para muchos cristianos de hoy, está en los antípodas de los principios cristianos.

La eficacia, la productividad, la eficiencia... no son malas en principio. Diríamos que no son valores en sí mismas, sino "cuantificaciones" que pueden ser aplicadas a unos u otros valores. Se puede ser eficiente en muchas dimensiones, muy distintas (unas buenas y otras malas) y con unas intenciones muy diversas (malas y buenas también). La eficacia en sí misma, abstraída de su aplicación y de su intención... no existe, o no nos interesa ahora. El juicio que hagamos sobre la eficacia dependerá de la materia a la que apliquemos esa eficiencia, así como del objetivo al que se oriente.
Cabe entonces imaginar una "eficiencia" cristiana (agrupando en este símbolo varios otros valores semejantes). El mismo evangelio la presenta en otros lugares, en su célebre inclinación hacia la praxis: No todo el que dice 'Señor, Señor', sino el que hace..., la parábola de los dos hermanos (el que dice pero no hace y el que sí hace aunque había dicho que no haría), bienaventurados más bien los que escuchan la palabra y la ponen en práctica... y más paradigmáticamente, el texto que continúa al de hoy, el que meditaremos el domingo próximo, Mt 25,31ss, en el que el criterio del juicio escatológico que allí aparece será precisamente lo que hayamos "hecho" efectivamente a los pobres...
La eficiencia aceptada y hasta encomiada por el evangelio es la eficiencia "por-el-Reino", la que está puesta al servicio de la causa de la solidaridad y del amor. No es la eficiencia del que logra aumentar la rentabilidad (reduciendo empleos por la adopción de tecnologías nuevas, por ejemplo), o la del que logra conquistar mercados por su competitividad (reduciendo la capacidad de auto-subsistencia de los países pequeños, o pobres, sin tecnología), o la del que logra ingresos fantásticos por inversiones especulativas del capital "golondrina" en este gran casino mundial financiero en que se ha convertido el mundo...
La «eficiencia por la eficiencia» no es un valor cristiano, ni siquiera es un valor verdaderamente humano (no parece que nos humanice; más bien parece que lo heredamos de nuestro pasado como depredadores). Quizá sea cierto que el capitalismo, sobre todo en su expresión salvaje actual, sea "el sistema económico que más riqueza crea"; pero no es menos cierto que lo hace aumentando simultáneamente el abismo entre pobres y ricos, la concentración de la riqueza a costa de la expulsión del mercado de masas crecientes de excluidos. El criterio supremo, para nosotros, no es una eficiencia económica que produce riqueza y distorsiona la sociedad y la hace más desequilibrada e injusta. No sólo de pan vive el ser humano. Cristianamente no podemos aceptar un sistema que en favor del (o en culto al) crecimiento de la riqueza, sacrifica idolátricamente la justicia, la fraternidad y la participación de masas humanas. Poner la eficiencia por encima de todo esto es una idolatría, es la idolatría del culto del dinero, verdadero dios neoliberal. Y sobre la "idolatría del mercado" y el carácter sacrificial de la ideología neoliberal, ya se ha escrito mucho.
No, no es pues que nosotros no queramos ser eficientes y competentes (más que competitivos), o que no seamos partidarios de la "calidad total", ni mucho menos... Somos partidarios de la mayor «eficacia en el servicio al Reino», así como de «la competencia y la calidad total en el servicio al Evangelio». (In ordinariis non ordinarius, decía un viejo adagio de la ascética clásica, queriendo llevar la calidad total a los detalles más pequeños de la vida ordinaria u oculta).
Y no es que no haya que reconocer que con frecuencia los más "religiosos" hayan estado ajenos a las implicaciones económicas de la vida real, predicando fácilmente una generosa distribución donde no se consigue una producción suficiente, esperándolo todo de la limosna o los piadosos mecenas. También en el campo de la economía teórica –sobre todo en esta hora– necesitamos un renovado compromiso de los cristianos.
Si Jesús se lamentó de que los hijos de las tinieblas son más astutos que los hijos de la luz, ello significa que la «astucia» (otro tipo de eficacia) no es mala; lo malo es ponerla al servicio de las tinieblas y no de la luz.

El evangelio de hoy es dramatizado en el capítulo 85 de la serie «Un tal Jesús», de los hermanos LÓPEZ VIGIL, titulado «El patrón se fue de viaje». El audio, el guión y su comentario pueden ser tomados de aquí: https://radialistas.net/article/85-el-patron-se-fue-de-viaje/   

Para la revisión de vida

          En distintas ocasiones nos llama el Evangelio a que estemos atentos, alertas. No se trata de una invitación a prepararnos a bien morir, sino de un llamado a «bien vivir»... ¿Vivo «alerta», viviendo siempre bien? ¿Soy de los que viven obsesionados por la muerte, o más bien de los que viven ocupados en transformar esta vida?

Para la reunión de grupo

-              Señor a estar alertas, ¿la entiendo como una llamada a vivir con miedo a la muerte, o como una llamada a vivir en libertad, lleno de esperanza, trabajando por la construcción de ese Reino que sé que Él nos dará un día en toda su plenitud? ¿Me da miedo soñar en la utopía del Reino, o estoy convencido que el Reino será aún mayor y mejor que mis mejores y mayores sueños?
-              - Eficiencia, responsabilidad, trabajo, calidad, «calidad total»... ¿son virtudes «neoliberales», «conservadoras», o «de derecha»...? Acaso no están incluidas en aquel «sean perfectos como mi Padre celestial es perfecto»?
-              El mercado premia al más competitivo, o sea, al que, en igualdad de otras condiciones, paga menos al factor trabajo y vende por tanto más barato. Si el mercado es absolutamente libre, la sociedad acabaría en una explotación inmisericorde de los trabajadores, o por prescindir de ellos. ¿Es humana una sociedad de mercado libre? ¿Es viable humanamente el neoliberalismo a ultranza?
-              A pesar de las apariencias, que «la mujer debe tener una participación plena en la Iglesia, igual a la del varón» es ya una conciencia que ha ganado la mayoría de las Iglesias cristianas. Las estadísticas así lo confirman. Teológicamente se diría que hoy esa percepción forma parte del sensus fidelium. Lo demás son, simplemente, retrasos institucionales de la acogida de lo que Dios nos pide por los «signos de los tiempos». ¿Qué pasos concretos debemos dar en nuestra comunidad?

 

Para la oración de los fieles

-              Para que la Iglesia sea siempre el siervo fiel y cumplidor del mandato del amor a todas las personas. Roguemos al Señor.
-              Para que sepamos valorar y agradecer los servicios que otros nos prestan a nosotros. Roguemos...
-              Para que las personas que viven encerradas en sí mismas descubran la alegría y la grandeza del compartir. Roguemos...
-              Para que sepamos vivir con temor de Dios, es decir: contando con Él y con su Reino en nuestra vida. Roguemos...
-              Para que no vivamos anclados en conservadurismos estériles y nos lancemos a nuevas formas de vivir nuestra fe, más actuales y evangélicas. Roguemos...
-              Para que el prójimo, y especialmente el más necesitado, tenga siempre un lugar preferente en nuestros planes y en nuestra vida. Roguemos...

Oración comunitaria

          Señor, haznos artesanos del Reino que Tú quieres que construyamos entre todos, con nuestro trabajo y con los talentos que tu nos has dado, y que así estemos siempre alegres en tu servicio, porque en servirte a Ti y a los hermanos consiste el gozo pleno y verdadero. Por Jesucristo.


Lunes 20 de noviembre de 2017
Andrés Solá y comps. (1927)

1Mac 1,10-15.41-43.54-57.62-64: Una cólera se abatió sobre Israel
Salmo 118: ¡Cuánto amo tu voluntad, Señor!
Lc 18,35-43: ¿Qué quieres que haga por ti?



El evangelio de hoy, más que mostrar el poder de Jesús que le viene de Dios para hacer un “milagro”, lo que realmente quiere trasmitirnos es su actitud y capacidad vital de agudizar la mirada para ver la realidad desde la óptica de Dios y desde los que anhelan compasión humana. En una sociedad como la nuestra caracterizada por la imagen y el “marketing” nuestra mirada se ha vuelto especialista en detenerse en determinadas cosas y en el desecho de otras. Hemos domesticado nuestra percepción hasta tal punto de acostumbrarnos en la manera de ver las personas y el mundo que nos rodea. Personal y comunitariamente es urgente estar atentos y responder a las situaciones y personas que anhelan justicia, compasión y dignificación. Lo humano, como a Jesús, no puede sernos indiferente. Hemos de estar donde se cuece la justicia pero también donde se mutila y destruye la vida. Oremos a Jesús y al Dios de Jesús para que transforme nuestra forma de mirar.


Martes 21 de noviembre de 2017
Ntra. Sra. de Quinche, Ntra. Sra. de la Paz


2Mac 6,18-31: Legaré un noble ejemplo
Salmo 3: Levántate, Señor, sálvame
Lc 19,1-10: Ha venido a buscar y a salvar lo perdido



Si dejamos resonar el Evangelio de hoy en nuestro interior podemos percibir la llamada que nos hace a detenernos, a descubrir el paso de Jesús que cambia la vida entera, y nos invita a descubrirlo en tantos rostros, situaciones e historias de vidas conocidas y anónimas con las que nos cruzamos y que están necesitadas de un gesto humano, de una radical transformación de sus maneras de pensar, actuar y decidir. La experiencia de encuentro con Jesús, su iniciativa de ir al corazón de la persona, exige de la persona misma, hacerse sujeta de la restauración de la propia vida. Toda experiencia con Jesús implica reconocerlo y reconocernos. Reconocimiento, que como Zaqueo, pasa ineludiblemente por el empobrecido, al que se le ha robado su dignidad. Pidamos al Señor no perder de vista que detrás de un ser humano, sea cual sea su condición, hay una historia, que es evocación, advenimiento y éxodo y con la cual hemos de crear lazos sanantes y humanizantes. 


Miércoles 22 de noviembre de 2017
Cecilia, virgen y mártir (177)


2Mac 7,1.20-31: El creador del mundo les devolverá el aliento y la vida
Salmo 16: Escóndeme, Señor, bajo las sombras de tus alas
Lc 19,11-28: ¿Por qué no pusiste mi dinero en el banco?



La parábola que proclamamos el día de hoy quiere hacer caer en la cuenta de la actitud responsable que debe ser la de todo discípulo de Jesús: el mundo presente en su densidad y complejidad les ha sido encargado para su transformación y humanización. Nuestra vida personal y comunitaria con sus “éxitos”, “fracasos”, “dones”, “talentos” y “capacidades” no puede ser una pasión inútil, sino una constante entrega por hacer germinar estructuras y dinámicas políticas y jurídicas más humanizantes. Es necesario crear acciones de sostenibilidad, sustentabilidad y de cuidado biotecnológico y ecológico. Es urgente comprendernos holística y pluralmente, sin visiones ideologizadas o espiritualizadas política o religiosamente. Esto es estar al acecho del Reino ¿Tú lo estás? Oremos. “Nuestro tiempo pasa, Señor. Danos tu tiempo para que podamos vivir. Danos el valor de servir a la vida y no a la muerte. Danos tu futuro a nosotros y a nuestros hijos” (J. Moltmann).


Jueves 23 de noviembre de 2017
Miguel Agustín Pro (1927), Clemente I (97)


1Mac 2,15-29: Viviremos según la alianza de nuestros padres
Salmo 49: Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios
Lc 19,41-44: No reconociste la visita de Dios



Lucas nos pone delante a Jesús que llora y se lamenta por su querida ciudad de Jerusalén que no ha reconocido ni aceptado la paz de Dios manifestada en Él y su proyecto. Una inquietud profundamente humana es la consecución de la paz a escala local, global. Para unos, la paz es una cuestión de voto electoral; para otros, posibilidad de mantenerse en el poder; y para muchos de a pie y con proyectos emergentes es una preocupación histórica mezclada con sentimientos de impotencia, llanto y sufrimiento palpable. Los conflictos, las muertes, las desapariciones forzadas, la mutilación del espíritu de la humanidad, producto de la guerra y la acción política-militar y los fundamentalismos religiosos, no pueden seguir siendo “nuestro pan de cada día”. Que el llanto y la lamentación de Jesús, que evoca la lectura, estremezcan nuestra inteligencia, sentimiento y voluntad exigiéndonos responsablemente trazar caminos de justicia, estrategias creativas de reconciliación y construcción de escenarios de convivencia pacífica.


Viernes 24 de noviembre de 2017
Andrés Dunc-Lac y comps. (1839)


1Mac 4,36-37.52-59: Celebraron la consagración del altar
Interleccional: 1Cr 29: Alabamos, Señor, tu nombre glorioso
Lc 19,45-48: Se puso a echar a los mercaderes



Esta escena de la purificación del Templo, en los Evangelios Sinópticos, se convierte en el hecho desencadenante del arresto y ejecución de Jesús, y para el evangelista Juan, es la instauración por parte de Jesús de un nuevo culto y una renovada espiritualidad, Este relato nos ayuda a descubrir la dimensión profética del seguimiento a Jesús. Y esto significa, en primer lugar, renovar nuestra experiencia de Dios a través de la lucidez histórica y arraigo espiritual. En segundo lugar, leer la vida eclesial desde la perspectiva de Dios, denunciando todo tipo de idolatría cultual, depravación política, creando una nueva experiencia de culto y práctica de fe. No podemos convertir la “vida y praxis cristiana” en un germen de negociantes que privaticen la palabra de Dios y mercantilicen la fe de la gente. ¿Caemos en cuenta cuando la vida de la comunidad, la praxis pastoral y la fe se han convertido en negocio?


Sábado 25 de noviembre de 2017
Luis y María Beltrame (1951/1965)


1Mac 6,1-13: Antíoco intentó saquear Jerusalén
Salmo 9: No abandonas, Señor, a los que te buscan
Lc 20,27-40: No es Dios de muertos, sino de vivos



En el evangelio de hoy, una pregunta hecha a Jesús por un grupo de saduceos tratando de ridiculizarlo, se convierte para nosotros, oyentes y servidores de la Palabra, en fundamento de esperanza: ¿De cuál de los siete maridos será la mujer cuando resuciten? (Dt 25,5ss) ¡Ojo! La clave de comprensión de la lectura no está en el maridaje sino en el resucitar. Si concebimos la resurrección desde los esquemas terrenales, como una prolongación de esta vida y no como una plenitud de la existencia donde no hay necesidades afectivas que satisfacer, no estamos entendiendo nada como los saduceos. La resurrección es la vida en y desde Dios, en tanto que dicha vida humaniza y posibilita la realización personal en plenitud. Hemos de asumir la tarea de comprometernos por la vida y rechazar la “cultura de la muerte” en la que vivimos. Estamos llamados a ser distribuidores de vida, gestores de esperanza y estrategas de humanización. Con este trasfondo demos la bienvenida al tiempo de adviento-navidad.



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