Domingo 26 de noviembre de 2017
Jesucristo Rey del Universo
Santiago Alberione, fundador (1971)
Ez 34,11-12.15-17: Voy a juzgar entre oveja y
oveja
Salmo 22: El Señor es mi pastor, nada me falta
1Cor 15,20-26.28: Cristo ha resucitado el primero
Mt 25,31-46: El juicio de las naciones
Problemática
pastoral concreta de la festividad de Cristo Rey
Vamos a comenzar removiendo obstáculos, porque hay problemas respecto
a los posibles significados de esta fiesta. Veamos algunos:
a) El origen de esta fiesta y su contexto original.
Esta fiesta fue establecida en un contexto anterior al Vaticano II, en
1925, por Pío XI, y con un espíritu muy cercano al de cristiandad, cuando el
Vaticano expresaba claramente su deseo de que el cristianismo fuera la religión
oficial de los Estados cristianos. Al confesar a Cristo como Rey universal, se
quería con ello expresar el deseo de que también la Iglesia participara ya aquí
en la tierra de esa realeza: una realeza de Cristo reconocida, que redundaba
inevitablemente en una Iglesia respetada, favorecida por el Estado, con alto
estatus en la sociedad, fuerte y organizada, que aunque no podía ya revestirse
de poder político temporal, al menos podía participar de él por una relación
estrecha y armoniosa con los poderes sociales. Durante mucho tiempo, el título de
"Cristo Rey", el "reinado social del Corazón de Jesús"...
incluyeron esos aspectos de auto-encumbramiento de la Iglesia, olvidando que la
práctica de Jesús de Nazaret fue muy distinta, incluso totalmente contraria.
b) El concepto de Reino monárquico.
El Reino no es hoy día la forma más frecuente de organización
sociopolítica. La mayor parte de los países son repúblicas, de diferentes
rostros, y los reinos que persisten, ya no lo son en su forma clásica, sino en
adaptaciones a la cultura política actual (por ejemplo las monarquías
"parlamentarias") que niegan en el fondo la esencia misma de lo que
era un "reino" (pues ahora «el rey reina pero no gobierna»... ya no
es lo que fue).
Aun siendo conscientes de la limitación inevitable que todo lenguaje
teológico tiene por su misma naturaleza analógica, figurada, simbólica,
apofática... cada vez más se viene insistiendo en que la palabra
"reino" no sería ya la más adecuada para expresar la utopía
bíblico-mesiánica del «Reinado de Dios» del que hablaron los profetas y Jesús,
porque en esta altura de la historia la palabra «Reino» ya no expresa una forma
de organización sociopolítica deseable para los humanos. Cada vez se evidencia
más la dificultad de hablar de Dios (y de Cristo) como "rey", y de su
proyecto escatológico como un "reino". ¿Estamos seguros de que un
reino, una monarquía, podría ser una analogía del “Reino de Dios” realizado? La
realización del reino de Dios, ¿no exigiría la superación de muchos aspectos de
lo que es una monarquía, un “reino”? ¿Acaso una comunidad cristiana puede ser
comparada con un «reino», con una «monarquía»? ¿Y una familia, puede ser
comparada?
Pablo Suess propuso hace tiempo la expresión "democracia
participativa del RD", para corregir la evocación que el término clásico
conlleva. Es bueno aludir con frecuencia a esa insuficiencia de la expresión
clásica, para hacer caer en la cuenta a los oyentes, y para liberar al
contenido (el Reino mismo, el significado), de las limitaciones del
significante (una palabra no completamente adecuada).
En vez de hablar del «Reino» de Dios, puede ser mejor hablar del
Proyecto, de la Utopía de Dios...: queremos «construir la Democracia de Dios,
cósmica, pluralista, inclusiva, y por eso, amorosa, encarnación viva del Dios
de los mil rostros, colores, géneros, culturas, etnias, sentidos...».
c) Connotación de género en la palabra "Reino".
Es útil saber que en el ámbito de la teología feminista angloparlante
se rechaza también la expresión (God's
Kingdom), a causa de su machismo larvado (kingdom alude directamente a king,
no a queen...). En español no tenemos
ese problema en esta expresión, pero el saber que existe en otras lenguas
invita a prevenirlo también en otros frentes.
Los grandes temas de la fiesta de hoy y de la
semana
Hay varios grandes temas que podrían servir para orientar la reflexión
de la homilía o la reflexión del círculo bíblico o la comunidad cristiana en
torno a los textos de este domingo. Habrá que elegir entre ellos. Aquí sólo los
apuntamos:
a) El Reino de Dios, como contenido del mensaje de Jesús. Jesús nunca
se proclamó Rey: nada más lejos de Él. Lo que Jesús hizo fue ponerse al
servicio total del Reino, de forma que éste fue el centro mismo de su
predicación y de su vida, la Causa por la que dio la vida. Importa pues hacer honor
a la identidad verdadera de Jesús: Él no fue rey, ni lo quiso ser nunca, por
mucho que algunos cristianos crean que llamándolo así lo honran... La intención
puede ser buena, pero el título que de hecho se le atribuye no podría ser de su
agrado.
Jesús habló del Reino, fue su servidor y su mensajero, pero sus
seguidores se olvidaron del Reino. y lo constituyeron a él como el Reino mismo,
como el Rey... El mensaje fue sustituido por el mensajero. Jesús nos indicaba
el Reino, como la Causa por la que estaba apasionado y por la que dio su vida,
y un buen grupo de seguidores se olvidaron de esa causa, y se enamoraron de
Jesús. Es preciso volver a Jesús, y su Causa...
Para hablar concretamente del Reino es bueno reparar en el texto del
prefacio de esta fiesta, que da una «descripción» muy plástica de su contenido.
Esa idea fue recogida en el conocido estribillo del Salmo 71 del compositor
Manzano, que dice: «Tu Reino es Vida, tu Reino es Verdad, tu Reino es
Justicia... es Paz... es Gracia... es amor, ¡venga a nosotros tu Reino, Señor».
Bien glosada, y debidamente justificada esa perspectiva teológica, puede ser un
buen guión para la homilía. Y no debería faltar ese canto en la celebración de
hoy.
b) La relación entre cristocentrismo y reinocentrismo. Una cierta
interpretación de esta fiesta –muy común por lo demás en el cristianismo en
general– propicia un cristocentrismo exagerado, absoluto, que no hace justicia
a la verdad de la revelación, al mensaje real de Jesús, a lo que Jesús
realmente dijo, no a lo que después dijeron que había dicho. Importa pues
pastoralmente discernir una «correcta jerarquía de valores», que la teología de
la liberación fue la primera que dio en llamar "reinocentrismo", con
tal fuerza de persuasión, que no hay teología ni espiritualidad honesta que se
puedan resistir.
c) El mesianismo de Jesús. La aclamación o la espera de Jesús como Rey
se dio en el contexto del mesianismo: se esperaba un liberador. Hoy la
postración es tal que ni siquiera se espera nada, pudiendo hacer de la aclamación
de Jesús como Rey algo bien alejado de lo que el mesías supuso realmente para
los que lo esperaron.
d) La dimensión escatológica: el final de los tiempos, nuestro
ineludible caminar en la historia, el "juicio final"... El final del
año litúrgico nos hace tematizar en nuestra reflexión el final mismo de la
historia, y el final también de nuestras vidas personales. Pero ya en un
contexto mental diferente, en el que sabemos que nuestra aventura humana no es
la razón del cosmos, que el mundo no acabará el día que Dios decida acabar el
ciclo de la humanidad y pasar a la vida eterna, y que no se trata de que
estemos aquí para una prueba que se verificará en el día del juicio final, tras
lo cual iríamos al cielo o al infierno...
El evangelio de hoy es dramatizado en el capítulo 100 de la serie «Un
tal Jesús», de los hermanos LÓPEZ VIGIL, titulado «El juicio de las naciones».
El guión y su comentario pueden ser tomados de aquí: http://www.untaljesus.net/texesp.php?id=1500100
Puede ser escuchado
aquí: http://www.untaljesus.net/audios/cap100b.mp3
La serie «Otro Dios es posible», de los mismos autores, tiene un
capítulo (5 minutos de entrevista con Jesús que vuelve a la Tierra) titulado
«¿Fin del mundo?», relacionado con el escenario en el que transcurre la imagen
del evangelio de este domingo; puede ser recogido en: http://emisoraslatinas.net/entrevista.php?id=180089
Para la revisión de vida
-
El Reino de Dios fue el “leit
motiv”, el estribillo de la vida de Jesús, el centro de su predicación, el
motivo de sus milagros, la razón de ser de su fidelidad hasta la muerte, la
corona de su resurrección. ¿Qué es para mí el Reino de Dios? ¿Está también en
el centro de mi vida? ¿Es mi «Causa», como fue la de Jesús?
-
Tal vez yo soy de los muchos
a quienes la expresión «Reino de Dios» vela más que revela el valor supremo de
la vida de Jesús... ¿Me he preocupado por renovar mi comprensión de esa Utopía
de Jesús, y de re-formularla adecuadamente?
Para la reunión de grupo
-
Basándose en este texto del
evangelio, se dice en la teología latinoamericana que, al fin y al cabo, los
pobres (el amor efectivo hacia ellos, la opción por su causa) son el «único
sacramento universal e imprescindible para la salvación». Todos los demás sacramentos,
no son ni tan universales, ni tampoco imprescindibles. Comentar la frase y el
tema.
-
Si Jesús no fue rey
históricamente –bien lejos que estuvo de serlo–, ni se llamó rey, ni dejó que
le llamaran así, ni le hubiera gustado que le llamaran así, ¿tiene sentido que
nosotros le aclamemos con ese título? ¿Por qué? ¿Podría un cristiano o una
comunidad rechazar el dar ese título a Jesús, o ese título expresa un dogma?
¿Puede un cristiano ignorar o rechazar una advocación, una devoción, incluso
una devoción oficial? ¿Por qué?
-
La llamada “parábola del
juicio final” nos cuenta claramente cuál es el criterio con el que «se nos va a
examinar»: “tuve hambre y me diste de comer...”. ¿Me doy cuenta de que Dios no
nos está pidiendo que hagamos nada «religioso», sino, sencilla y llanamente,
que nos preocupemos del prójimo y lo ayudemos en todo lo que podamos?
-
Contemplemos una imagen
tradicional de “Cristo Rey”: corona, cetro, trono, ropaje... Hagamos un
análisis simbólico de la imagen: ¿Qué evoca cada uno de estos elementos
simbólicos en la mente o en la piedad de un cristiano/a sencillo/a? Hagamos a
continuación un análisis teológico de lo expresado en la pregunta anterior.
¿Cómo calificar esas evocaciones? ¿Cuáles son evangélicas y cuáles antievangélicas?
¿En qué y por qué?
-
Utilizar el episodio nº 100
de la serie radiofónica "Un tal Jesús" –citado más arriba– para una
reunión de trabajo en el grupo o la comunidad. Tanto el texto como el audio
–así como un sugerente comentario bíblico teológico– pueden ser tomados de http://radialistas.net/category/un-tal-jesus/
-
¿Qué
podemos sugerir al sacerdote para la homilía e esta fiesta?
Para la oración de los fieles
-
Por la Iglesia de Jesús, para que siga siempre los pasos de aquél no
vino a ser servido sino a servir, roguemos al Señor...
-
Por todos los que ejercen poder y autoridad en este mundo, para que,
como quería Jesús, acepten el poder como la herramienta que permite un servicio
más universal y más eficaz, roguemos al Señor...
-
Por las religiones que -como en otro tiempo el catolicismo- todavía
hoy pretenden estados confesionales, santas cruzadas o repúblicas religiosas,
en las que una religión impone a la sociedad la "realeza" de un Dios
intolerante y uniformizador: para que comprendan que Dios es amor y pluralidad,
y que está contra toda manipulación de su nombre, roguemos al Señor...
-
Para que Jesús, el que "pasó haciendo el bien" y "se
humilló pasando por uno de tantos" sea nuestro modelo, nuestro guía y -en
ese sentido, sí- nuestro rey y nuestra fuerza en la "militancia" por
el Reino de Dios, roguemos al Señor...
-
Para que los cristianos, y especialmente los teólogos, entremos cada
vez más en el nuevo paradigma del diálogo de las religiones, para que siempre
sospechemos desconfiadamente de todo planteamiento cristocéntrico que venga a
reducirse de hecho en un planteamiento eclesiocéntrico, roguemos al Señor...
Oración comunitaria
Oh Dios que quisiste fundar todas las cosas
en tu amor universal a todos los Pueblos, y en tu comunicación multiforme e
inefable con todos ellos. Haz que toda la Creación y la Humanidad, unidas por
el Cuidado mutuo y el Diálogo, logre la plenitud del Amor hacia el que siempre
le has estado atrayendo. Tú que vives y estás presente en todos los pueblos y
religiones desde siempre y para siempre. Amén.
O
bien:
Dios,
Padre nuestro, que quieres que en nuestra vida nos veamos libres de toda
esclavitud y que luchemos para liberar a los oprimidos, haciendo así presente
tu Reino entre nosotros, te pedimos que guíes nuestros pasos para que
construyamos un mundo en el que todos vivamos como hermanos, como auténticos
hijos tuyos, en paz, en justicia y en libertad. Por Jesucristo.
O
bien:
Dios
nuestro y de todos los Pueblos, Tú que, de un modo u otro, esperas a la
Humanidad revestido de todos los nombres, por los caminos de todas las
religiones; haznos comprender que Tú no quieres encomendarnos una
evangelización que someta a los pueblos, ni que arranque culturas y
religiosidades, sino un diálogo que promueva el Amor y la Justicia, la Verdad
generosa y la Vida para todos y todas. Tú que vives y estás presente en todos
los pueblos y religiones desde siempre y para siempre. Amén.
Lunes 27 de noviembre de 2017
Ntra. Sra. de la Medalla Milagrosa
Virgilio (784)
Dn 1,1-6.8-20: No se encontró a ninguno como ellos
Interleccional: Dn 3: Bendito seas, Señor, Dios de
nuestros padres
Lc 21,1-4: Esa viuda ha dado cuanto tenía para
vivir
El
evangelio de hoy lleva hasta las últimas consecuencias la solidaridad humana:
la viejecita da todo, literalmente –dice el texto griego– “toda la vida que
tenía”. Dar de lo que sobra es muy fácil. Pero dar o desprenderse de lo
esencial que sostiene la vida es lo realmente crucial, valioso y evangélico.
Vivir en una época de crisis económicas, de países embargados, de sociedades
saqueadas económica, política y religiosamente, nos puede ir insensibilizando
progresivamente hasta el punto de sucumbir a la mentalidad pasmosa del “todo da
igual”. Dicho de otro modo. El mero cumplimiento de las obligaciones, el seguir
las reglas al pie de la letra, no nos suele llevar a ninguna pasión profunda, a
ningún encuentro humano transformador, sino que nos instrumentaliza. Sin duda,
lo que se hace costumbre y normal, se banaliza y deja de ser impactante. El
mayor gesto de solidaridad humana tiene lugar cuando nos damos nosotros mismos,
desprendiéndonos de actitudes asistencialistas, competitivas y opresoras.
Martes 28 de noviembre de 2017
Catalina Labouré (1876)
Dn 2,31-45: Dios suscitará un reino indestructible
Interleccional: Dn 3: Ensálcenlo con himnos por
los siglos
Lc 21,5-11: No quedará piedra sobre piedra
El
evangelista Lucas, evocando una serie de dichos de Jesús, trasmite en lenguaje
apocalíptico, un mensaje de resistencia y esperanza actual, como lo fue para la
comunidad de su tiempo y lo es para la comunidad humana hoy. Joao Guimarães
Rosa, escritor brasileño en su novela prima El gran Sertón: Veredas, trasmite
un primer rasgo que se trasluce en los dichos de Jesús: hay que vivir la vida
con lucidez y sentido del peligro. No podemos dejarnos llevar por la demagogia
de “los políticos en acción” o de la opulencia religiosa. Corremos el riesgo de
dar culto al mesías político de turno, al bienestar económico, a la farándula o
“reality show” que defienden a toda costa la competencia por el dinero y el
prestigio. El segundo rasgo, tiene que ver con la capacidad de afrontar la vida
con esperanza y firmeza de fe a pesar de los obstáculos, rechazos que podamos
padecer. Son éstos los signos de que la causa de Jesús acontece en nuestra vida
personal y comunitariamente.
Miércoles 29 de noviembre de 2017
Saturnino de Tolosa, mártir (250)
Dn 5,1-6.13-14.16-17.23-28: Aparecieron sobre la
pared unos dedos
Interleccional: Dn 3: Ensálcenlo con himnos por
los siglos
Lc 21,12-19: Todos les odiarán a causa de mi
nombre
El
evangelista Lucas, al trasmitir esos sombríos presagios de Jesús sobre el
futuro de sus discípulos, habla de los sufrimientos que tendrá que atravesar la
comunidad cristiana inherentes a su acción evangelizadora. La vida es cristianamente
auténtica si se vive en tensión, a contrapelo del orden establecido de
violencia política y religiosa, en constante apasionamiento por Jesús y su
Reino, porque lo que se juega es su identidad que la edifica y le confiere
sentido. En la comunidad se necesitan creyentes creíbles que sean testimonio de
fe encarnada; que ayuden a generar esperanza contra toda esperanza, que
contagien de entusiasmo, alegría y valentía; que muestren que el evangelio se
hace historia y acontece en la memoria de las víctimas, en la lucha de hombres
y mujeres por la justicia y la paz de hoy, y en los proyectos de humanización
que emergerán de las generaciones futura. Gracias, Señor, por el testimonio de
todos aquellos que han hecho y hacen posible tu Reino en medio de nuestra
historia.
Jueves 30 de noviembre de 2017
Andrés, apóstol (s. I)
Rom 10,9-18: La fe nace del mensaje
Salmo 18: A toda la tierra alcanza su pregón
Mt 4,18-22: Dejaron las redes y le siguieron
El
evangelista Mateo sitúa el relato de vocación de los primeros discípulos antes
de que Jesús comience a predicar el Reino. De esta manera ellos pueden ser
testigos directos de ese anuncio, capacitándose para continuarlo después. ¿Qué
sentido tiene un relato vocacional en tiempos de adviento? Lo tiene. No sólo
porque la iglesia celebra la fiesta de Andrés, Apóstol, sino porque quiere que
asumamos, más que nunca en este tiempo presente, la vida como proyecto. La
vocación nace, al igual que la experiencia de los discípulos con Jesús, en la
cotidianidad de la vida, en la significación de lo que vivimos, en la medida
que nos planteamos, replanteamos, reevaluamos la vida misma. Decir “que se
tiene vocación” no es más que una constante apuesta y riesgo que exige
confianza y discernimiento; liberación de toda sensación de abandono,
aburrimiento y angustia; vivir en alegría, sin dejarnos oprimir por la duda y
las propias contradicciones; cayendo en cuenta de que la vida vale la pena
vivirla humanizándonos. ¿Somos pescadores de una nueva humanidad?
Viernes 1 de diciembre de 2017
Eloy (660)
Dn 7,2-14: Vi venir en las nubes como un hijo de
hombre
Interleccional: Dn 3: Ensálcenlo con himnos por
los siglos
Lc 21,29-33: Sepan que se acerca el reino de Dios
La parábola
de hoy está dentro del contexto del largo discurso de enseñanza de Jesús a sus
discípulos e interlocutores en el ámbito del Templo. Las palabras del Nazareno
a su auditorio judío no son demagogia religiosa ni oralidad política, sino
formas de interpretación de la realidad, acontecimiento creativo e invitación a
la trasformación desde la perspectiva del “Reino que ya está cerca”. Esta es la
clave de la parábola. Una relectura para hoy, exige leer las situaciones de
crisis (peligro/oportunidad), de fracaso, pérdida de sentido de la vida y de
pesimismo ante las expectativas humanas presentes y futuras con los “ojos de
Dios” y acciones concretas: a) manteniendo la cordura y sensatez (21,8); b)
actuando en consecuencia con las decisiones y acciones tomadas (21,13); c)
generando capacidad de brega y perseverancia (21,19); d) no dejándonos consumir
por las preocupaciones de la vida (21,34), y, e) manteniendo lucidez y arraigo
espiritual (21,36). ¿Cultivas y pones en práctica personal y comunitariamente
estas acciones?
Sábado 2
de diciembre de 2017
Bárbara, mártir (s. IV)
Dn 7,15-27: El poder y el dominio serán entregados
Interleccional: Dn 3: Ensálcenlo con himnos por
los siglos
Lc 21,34-36: Estén despiertos y oren
Hemos
llegado al final del año litúrgico y el evangelio de hoy continúa con el
discurso liberador de Jesús en el Templo y su mensaje, fundamentalmente
eclesial, no podía ser más pertinente y urgente: animar a los creyentes y a
todo ser humano a mantener la esperanza en medio de las crisis históricas que
permita captar las posibilidades y la novedad contenida en el hondón de la
historia. El Evangelio, la presencia viva y actuante de Jesús en nuestras
vidas. No podemos dejarnos llevar por el decurso y el suceder de la historia
sin más. Estamos llamados a interpretar y dar nuevo sentido a nuestro presente,
a trazar caminos que nos llevan a descubrir y hacer posible un futuro
sostenible, reorientando las expectativas, la espiritualidad y mística humanas.
Servicio Bíblico Latinoamericano
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