martes, 17 de octubre de 2017

Santa Margarita María Alacoque, virgen: .Jesús manso y humilde de corazón, haz nuestro corazón semejante al tuyo.- Oremos juntos.

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16 Octubre


Santa Margarita María Alacoque, virgen

Digamos de vez en cuando las dos oraciones tan queridas para los devotos del
Sagrado Corazón:
*       Jesús manso y humilde de corazón, haz nuestro corazón semejante al
tuyo.
*       "Sagrado Corazón de Jesús. En voz confío".

 Margarita nace el 22 de julio de 1647 en el pequeño pueblo de Lautecour,
Borgoña, en Francia.
Su padre Claudio Alacoque, juez y notario. La mamá Filiberta Lamyn. Los
hijos son cinco. La menor es Margarita. El párroco, Antonio Alacoque, tío
suyo, la bautiza a los tres días de nacida. Ella dice en su autobiografía
que desde pequeña le concedió Dios que Jesucristo fuera el único dueño de su
corazón. Y le concedió otro gran favor: un gran horror al pecado, de manera
que aun la más pequeña falta le resultaba insoportable.

Dice que siendo todavía una niña, un día en la elevación de la Santa Hostia
en la Misa le hizo a Dios la promesa de mantenerse siempre pura y casta.

Aprendió a rezar el rosario y lo recitaba con especial fervor cada día y la
Virgen Santísima le correspondió librándola de muchos peligros.

La llevan al colegio de las Clarisas y a los nueve años hace La Primera
Comunión. Dice "Desde ese día el buen Dios me concedió tanta amargura en los
placeres mundanos, que aunque como jovencita inexperta que era a veces los
buscaba, me resultaban muy amargos y desagradables. En cambio encontraba un
gusto especial en la oración".

Vino una enfermedad que la tuvo paralizada por varios años. Pero al fin se
le ocurrió consagrarse a la Virgen Santísima y ofrecerle propagar su
devoción, y poco después Nuestra Señora le concedió la salud.

Era muy joven cuando quedó huérfana de padre, y entonces la mamá de Don
Claudio Alacoque y dos hermanas de él, se vinieron a la casa y se apoderaron
de todo y la mamá de Margarita y sus cinco niños se quedaron como
esclavizados. Todo estaba bajo llave y sin el permiso de las dos mandonas
mujeres no salía nadie de la casa. Así que a Margarita no le permitían ni
siquiera salir entre semana a la iglesia. Ella se retiraba a un rincón y
allí rezaba y lloraba. La regañaban continuamente.

En medio de tantas penas le pareció que Nuestro Señor le decía que deseaba
que ella imitara lo mejor posible en la vida de dolor al Divino Maestro que
tan grandes penas y dolores sufrió en su Pasión y muerte. En adelante a ella
no sólo no le disgusta que le lleguen penas y dolores sino que acepta todo
esto con el mayor gusto por asemejarse lo mejor posible a Cristo sufriente.

Lo que más la hacía sufrir era ver cuán mal y duramente trataban a su propia
madre. Pero le insistía en que ofrecieran todo esto por amor de Dios. Una
vez la mamá se enfermó tan gravemente de erisipela que el médico diagnosticó
que aquella enfermedad ya no tenía curación. Margarita se fue entonces a
asistir a una Santa Misa por la salud de la enferma y al volver encontró que
la mamá había empezado a curar de manera admirable e inexplicable.

Lo que más le atraía era el Sagrario donde está Jesús Sacramentado en la
Sagrada Hostia. Cuando iba al templo siempre se colocaba lo más cercana
posible al altar, porque sentía un amor inmenso hacia Jesús Eucaristía y
quería hablarle y escucharle.

A los 18 años por deseo de sus familiares empezó a arreglarse esmeradamente
y a frecuentar amistades y fiestas sociales con jóvenes. Pero estos
pasatiempos mundanales le dejaban en el alma una profunda tristeza. Su
corazón deseaba dedicarse a la oración y a la soledad. Pero la familia le
prohibía todo esto.

El demonio le traía la tentación de que si se iba de religiosa no sería
capaz de perseverar y tendría que volverse a su casa con vergüenza y
desprestigio. Rezó a la Virgen María y Ella le alejó este engaño y tentación
y la convenció de que siempre la ayudaría y defendería.

Un día después de comulgar sintió que Jesús le decía: "Soy lo mejor que en
esta vida puedes elegir. Si te decides a dedicarte a mi servicio tendrás paz
y alegría. Si te quedas en el mundo tendrás tristeza y amargura". Desde
entonces decidió hacerse religiosa, costara lo que costara.

En el año 1671 fue admitida en la comunidad de La Visitación, fundada por
San Francisco de Sales. Entró al convento de Paray-le=Monial. Una de sus
compañeras de noviciado dejó escrito: "Margarita dio muy buen ejemplo a las
hermanas por su caridad; jamás dijo una sola palabra que pudiera molestar a
alguna, y demostraba una gran paciencia al soportar las duras reprimendas y
humillaciones que recibía frecuentemente".

La pusieron de ayudante de una hermana que era muy fuerte de carácter y ésta
se desesperaba al ver que Margarita era tan tranquila y callada. La
superiora empleaba métodos duros y violentos que hacían sufrir fuertemente a
la joven religiosa, pero esta nunca daba la menor muestra de estar
disgustada. Con esto la estaba preparando Nuestro Señor para que se hiciera
digna de las revelaciones que iba a recibir.

El 27 de diciembre de 1673 se le apareció por primera vez el Sagrado Corazón
de Jesús. Ella había pedido permiso para ir los jueves de 9 a 12 de la noche
a rezar ante el Santísimo Sacramento del altar, en recuerdo de las tres
horas que Jesús pasó orando y sufriendo en el Huerto de Getsemaní.

De pronto se abrió el sagrario donde están las hostias consagradas y
apareció Jesucristo como lo vemos en algunos cuadros que ahora tenemos en
las casas. Sobre el manto su Sagrado Corazón, rodeado de llamas y con una
corona de espinas encima, y una herida. Jesús señalando su corazón con la
mano le dijo: "He aquí el corazón que tanto ha amado a la gente y en cambio
recibe ingratitud y olvido. Tú debes procurar desagraviarme". Nuestro Señor
le recomendó que se dedicara a propagar la devoción al Corazón de Jesús
porque el mundo es muy frío en amor hacia Dios y es necesario enfervorizar a
las personas por este amor.

Durante 18 meses el Corazón de Jesús se le fue apareciendo. Le pidió que se
celebrara la Fiesta del Sagrado Corazón cada año el Viernes de la semana
siguiente a la fiesta del Cuerpo y la Sangre de Cristo (Corpus).

El Corazón de Jesús le hizo a Santa Margarita unas promesas maravillosas
para los que practiquen esta hermosa devoción. Por ejemplo "Bendeciré las
casas donde sea expuesta y honrada la imagen de mi Sagrado Corazón. Daré paz
a las familias. A los pecadores los volveré buenos y a los que ya son buenos
los volveré santos. Asistiré en la hora de la muerte a los que me ofrezcan
la comunión de los primeros Viernes para pedirme perdón por tantos pecados
que se cometen", etc.

Margarita le decía al Sagrado Corazón: "¿Por qué no elige a otra que sea
santa, para que propague estos mensajes tan importantes? Yo soy demasiado
pecadora y muy fría para amar a mi Dios". Jesús le dijo: "Te he escogido a
ti que eres un abismo de miserias, para que aparezca más mi poder. Y en
cuanto a tu frialdad para amar a Dios, te regalo una chispita del amor de mi
Corazón". Y le envió una chispa de la llama que ardía sobre su Corazón, y
desde ese día la santa empezó a sentir un amor grandísimo hacia Dios y era
tal el calor que le producía su corazón que en pleno invierno, a varios
grados bajo cero, tenía que abrir la ventana de su habitación porque sentía
que se iba a quemar con tan grande llama de amor a Dios que sentía en su
corazón (¡Ojalá Dios nos diera a nosotros una chispita de esas!)

Nuestro Señor le decía: "No hagas nada sin permiso de las superioras. El
demonio no tiene poder contra las que son obedientes".

Margarita enfermó gravemente. La superiora le dijo: "Creeré que sí son
ciertas las apariciones de que habla, si el Corazón de Jesús le concede la
curación". Ella le pidió al Sagrado Corazón que la curara y sanó
inmediatamente. Desde ese día su superiora creyó que sí en verdad se le
aparecía Nuestro Señor.

Dios permitió que enviaran de capellán al convento de Margarita a San
Claudio de la Colombiere y este hombre de Dios que era jesuita, obtuvo que
en la Compañía de Jesús fuera aceptada la devoción al Corazón de Jesús.
Desde entonces los jesuitas la han propagado por todo el mundo.

Margarita fue nombrada Maestra de novicias. Enseñó a las novicias la
devoción al Sagrado Corazón (que consiste en imitar a Jesús en su bondad y
humildad y en confiar inmensamente en Él, en ofrecer oraciones y
sufrimientos y misas y comuniones para desagraviarlo, y en honrar su santa
imagen) y aquellas jóvenes progresaron rapidísimo en santidad. Luego enseñó
a su hermano (comerciante) esta devoción y el hombre hizo admirables
progresos en santidad. Los jesuitas empezaron a comprobar que en las casas
donde se practicaba la devoción al Corazón de Jesús las personas se volvían
mucho más fervorosas.

El Corazón de Jesús le dijo: "Si quieres agradarme confía en Mí. Si quieres
agradarme más, confía más. Si quieres agradarme inmensamente, confía
inmensamente en Mí".

Antes de morir obtuvo que en su comunidad se celebrara por primera vez la
fiesta del Sagrado Corazón de Jesús.

El 17 de octubre de 1690 murió llena de alegría porque podía ir a estar para
siempre en el cielo al lado de su amadísimo Señor Jesús, cuyo Corazón había
enseñado ella a amar tanto en este mundo.

Oremos
Infunde, Señor, en nosotros el espíritu de santidad con que enriqueciste tan
singularmente a Santa Margarita María, para que también nosotros, lleguemos
a conocer por experiencia el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento,
y seamos colmados de la total plenitud de Dios. Por nuestro Señor
Jesucristo, Tu Hijo que siendo Dios vive y reina contigo en la unidad del
Espíritu Santo, que es Dios. Por los siglos de los siglos. Amén.

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