Comentario del padre Cantalamessa a la liturgia del próximo domingo
ROMA, viernes 10 de octubre de 2008 (ZENIT.org).- Publicamos el comentario del padre Raniero Cantalamessa, OFM Cap. – predicador de la Casa Pontificia –, a la liturgia del domingo próximo, 12 de octubre.
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XXVIII Domingo del tiempo ordinario
Isaías 25, 6-10a; Filipenses 4, 12-14.19-20; Mateo 22, 1-14
Lo importante y lo urgente
Es instructivo observar cuáles son los motivos por los que los invitados de la parábola se negaron a venir al banquete. Mateo dice que ellos “no hicieron caso” de la invitación y “se fueron el uno a su campo, el otro a su negocio”. El evangelio de Lucas, en este punto, es más detallado y presenta así los motivos del rechazo: “He compardo un campo y tengo que ir a verlo... He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlas... Me he casado, y por eso no puedo ir” (Lc 14, 18-20).
Ante todo, precisamente, en el plano religioso. Abandonar lo importante por lo urgente, en el plano espiritual, significa retrasar continuamente el cumplimiento de los deberes religiosos, porque cada vez se presenta algo urgente que hacer. Es domingo y es hora de ir a misa, pero está pendiente esta visita, ese trabajillo en el jardín, la comida que preparar. La Misa puede esperar, la comida no; por tanto, se retrasa la misa y se arrima uno a los fuegos.
Lo mismo pasa con el cuidado de la propia salud, que también está entre las cosas importantes. El médico, o simplemente en físico, advierte que hay que cuidarse, tomar un periodo de descanso, evitar el estrés... Se contesta: sí, lo haré, por supuesto, apenas termine ese trabajo, cuando haya arreglado la casa, cuando haya pagado todas las deudas... Hasta que uno se da cuenta que es demasiado tarde. Ahí está el engaño: se pasa uno la vida persiguiendo mil pequeñas cosas que arreglar y nunca se encuentra tiempo para las cosas que verdaderamente inciden en las relaciones humanas y pueden dar verdadera alegría (y, abandonadas, la verdadera tristeza) en la vida. Así vemos como el Evangelio, indirectamente, es también escuela de vida; nos enseña a establecer prioridades, a tender a lo esencial. En una palabra, a no perder lo importante por lo urgente, como sucedió a los invitados de nuestra parábola.
[Traducción del italiano por Inma Álvarez]
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